Ni hablar, así son las fiestas, los festejos a veces no salen tan rimbombantes como lo habíamos planeado y hasta soñado. De pronto la realidad nos pone en el lugar donde verdaderamente estamos, pese a la egolatría y a creer que gobernamos el mundo la realidad llega y nos rompe esa paz de ficción donde se desarrolla la conveniencia en la que vivimos para hacernos ver lo pequeños que somos.
Pasó el quinto Informe de Gobierno del Estado, encabezado por Carlos Lozano de la Torre, los medios locales no se cansaron de señalar los magníficos avances de su administración, el repunte económico, la educación, el desarrollo empresarial, la salud, y desde luego la seguridad en que vive y reina el PRI. Una y otra nota con las declaraciones del gobernador, quien aseguró que estaría entregando cuentas de un Aguascalientes completamente diferente al de la administración pasada, al recibido hace cinco años. Destacaron los resultados de las empresas japonesas, del atractivo para instalarse en tierras hidrocálidas, realmente si yo no viviera en este estado pensaría que todo marcha sobre ruedas, que realidad tan paupérrima, que hermoso paisaje el que mira el gobernador desde la ventana de su oficina en el palacio de Gobierno del Estado.
Luego de la dosis administrada por los medios locales, vienen los medios nacionales y entonces salta de inmediato la pregunta ¿y Aguascalientes? ¿Y ese precioso modelo de resultados positivos de políticas públicas triunfadoras y de economía de vanguardia, dónde quedan, por qué nadie habla de nuestro estado ni en medios oficiales ni en críticos o alternativos? No, ni el Gobierno Federal rescata la experiencia triunfadora que tanto se presumió la semana pasada en el quinto Informe de Gobierno del Estado. Primera realidad rota. Ni los del mismo PRI lo reconocen.
Por otro lado tenemos al Congreso del Estado, aparentemente en un lugar distinto pero en realidad es más de lo mismo, en el fondo es la misma ineptitud de todos los partidos políticos la que domina, un congreso que bien pudo haber sido un barco a la deriva y nada cambiaría para Aguascalientes, un Congreso complaciente, muy pero muy mal negociador y bueno ni qué decir del desastroso papel que ha tenido para legislar y generar cambios sociales, políticos, económicos y culturales, definitivamente esta LXII legislatura es de lo peor que ha llegado al congreso, quizá sea la improvisación del oficio o que estamos en un tiempo sin identidad política y lo mismo da hacer alianza entre el PRD con el PAN que Nueva Alianza con el PRI y este con el verde, en fin, lo único que la ciudadanía tenemos por cierto es que los partidos políticos buscan sus beneficios personales, incluso por encima del mismo partido, y por ahí en el fondo queda la población que representan, aunque después como pasa por estos días anden tocando puertas para mendigar el voto del que muy pronto se olvidarán para entonces sí, enfilarse a roer los beneficios personales del negocio partidista que este sistema quebrantado protege tan bien.
Un congreso veleta, que evade las grandes discusiones y disertaciones, y mejor se monta en la ola, la que sea, la que esté de moda, pero a la hora de tomar decisiones entonces nadie actúa, todos se callan, nadie se atreve y todos muestra su temor al llamado costo político, el congreso es un barco a la deriva que nunca tiene llegada a tierra principalmente porque no va a ningún lado. Un foro para debatir sobre el uso médico y recreativo de la mariguana, otro foro para transporte público, otro más para los derechos humanos, pero cierto, muy cierto, respecto a los matrimonios igualitarios, a la adopción por parejas del mismo sexo y la ley de identidad sexo genérica nada, silencio, nadie habla, pese a la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como antes dije, es la peor legislatura que ha llegado al congreso, cuando hace falta que el barco toque tierra, que al fin tire anclas mejor se regresa a la mar a seguir naufragando.
Nada importa que se trate de los derechos humanos, la presidenta de esa comisión Anayeli Muñoz emanada del Partido Verde prefiere estar mirando y suspirando por la presidencia municipal antes que hacer la sencilla tarea de cumplir la ley, pero no, mejor busca darle la vuelta a estos temas, uy, qué escándalo la sexualidad, la libertad de las personas, que escozor eso de las parejas del mismo sexo, alguien debería decirle que ha quedado atrás la época bizantina que justo su trabajo es no discriminar y hacer propuestas en pro de los derechos humanos de todas las personas. ¿Y así piensan salir a pedir el voto?
Y en medio de este desastre hay otro, no menor, por el contrario, bastante serio, que viene a cambiar todo ese precioso panorama que se cuentan así mismos estos políticos alucinantes, los 168 millones de pesos que tiene que resarcir el gobierno municipal y que el mismo Antonio Martín del Campo se escuda diciendo que es solo un golpeteo político debido a que según sus encuestas lo marcan favorito para la gubernatura. Que conveniente verdad, sería mucho más interesante e inteligente que nos diga a la ciudadanía dónde están esos 168 millones de pesos y que cabalmente hubiera transparencia del gasto público, sería mejor tener la certeza de que ese dinero no se está usando para privilegios personales incluyendo los de su futura campaña para gobernador.
Esta, pues, es la otra realidad que se vive más allá de los cómodos escritorios y sillones de quienes gobiernan y tanto pregonan la perfección de su mal llamada administración pública. Aguascalientes es un estado geográficamente pequeño, lamentablemente los actos y el quehacer político hacen que esa pequeñez se perciba políticamente en el entorno nacional, la serie interminable de errores que el Gobierno del Estado, el congreso y el gobierno municipal han cometido son reflejo del mal oficio político, pero también de una miopía donde la realidad lo único que muestra es lo pequeños y lo malos que son para estar al frente de un gobierno y de un congreso que sin duda exige mucho más que la palabrería con la que nos quieren engañar.
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