- El peligro no es inmediato pero si no se atienden las patologías el monumento experimentará problemas serios en el mediano plazo
- Se requiere la construcción de un puente alterno en la zona, considera especialista
Con más de 200 años de antigüedad, el puente del antiguo camino a San Ignacio no se encuentra diseñado para soportar la carga vehicular a la que está sometido en la actualidad.
Aunque su última rehabilitación data de hace 40 años, por el momento la obra se encuentra en buenas condiciones, pero si el tránsito sigue creciendo y no se atienden a tiempo las patologías que presenta en su estructura, es probable que en un futuro enfrente al riesgo de colapsar, señaló el ingeniero civil Miguel Ángel Soto Zamora: “no podemos decir cuánto va a tardar en fallar porque va a depender de qué hagamos ahorita para prevenir precisamente que eso suceda”.
El investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) explicó que depende del crecimiento en su uso y de las acciones preventivas que se apliquen.
De acuerdo a estudios de aforo vial, arriba de mil 200 vehículos, muchos de los cuales son camiones de hasta más de 20 toneladas, circulan por el puente durante dos horas pico; en ese mismo periodo transitan alrededor de 200 peatones expuestos a un accidente por falta de espacio para andar a pie.
El crecimiento urbano que se gesta en el lado poniente de la capital elevará en cuestión de años la afluencia de automóviles sobre esta obra arquitectónica, que representa la única conexión entre los fraccionamientos del rumbo: “en mi apreciación debemos construir otro puente para uso vehicular aunque no por eso se debe seguir usando el puente de San Ignacio, pues en el momento que se deje de usar perderá su valor; necesita un uso intensivo pero adecuado”.
De lo contrario el catedrático advirtió que los materiales se irán fatigando y puede ser que en el mediano plazo presente problemas más difíciles de remediar: “Es una estructura que data del año 1743 en su primer etapa constructiva y no ha recibido mayor tratamiento. Ha funcionado de manera ininterrumpida, los primeros vehículos de motor que hubo en Aguascalientes circularon por el puente y ha seguido funcionando desde entonces”.
Se debe respetar el valor histórico, pero también el valor social de la infraestructura. Por encontrarse catalogada como monumento histórico por el Instituto Nacional de Arquitectura e Historia (INAH) debe recibir un tratamiento especial para poder conservar la declaratoria, sin embargo es necesario que la autoridad acceda a obrar con pragmatismo, pues el puente continúa en uso: “es uno de los más importantes de México, pertenece a un camino secundario del Camino Real de Tierra Adentro que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2010 y posiblemente fue ruta de la independencia y tuvo relación histórica con la expulsión de los jesuitas del reino de España”.
El puente del antiguo camino a San Ignacio tiene 80 metros de longitud y fue edificado a lo largo de cuatro etapas que comprendieron de 1743 a 1758. Fue hecho de piedra extraída de la Hacienda Jesuita y a su término fue inaugurado por Colón de Larreategui, el obispo de Guadalajara y otras personalidades de la época. Unos años después colapsó por una crecida del río y tuvo que ser reconstruido en 1760, esta vez con cantera rosa de Jesús María.
El único arreglo sobresaliente se practicó para finales del siglo XVIII, cuando se le colocó el pavimento que existe en la actualidad, siendo Refugio Reyes el encargado de la primer restauración. En los años 70 se le introdujeron concreto y varillas, elementos que actualmente están fallando. Después de esto, únicamente se han realizado acciones periódicas de bacheo.