Cultura de reciclaje afecta a los más de 9 mil pepenadores en el estado - LJA Aguascalientes
15/11/2024

  • Un pepenador adulto mayor puede llevarse de 30 a 50 pesos diarios, mientras que un joven hasta 500 pesos
  • Nadie está en los contenedores por gusto, sino por necesidad, asegura vocero de chatarreros y pepenadores

El cambio de perspectiva de la ciudadanía en torno a las actividades de recolección de material reciclable para su venta ha afectado a las familias de mayor índice de pobreza, al aumentar su competencia con personas con un trabajo formal que toman el reciclaje como un incremento extra de dinero; así lo dio a conocer César Montoya, vocero de la Asociación de Chatarreros y Pepenadores de Aguascalientes.

“Este fenómeno de recolectar el pet o cartón, por ejemplo, y venderlo para tener un ingreso extra en casa se hizo más fuerte desde el año pasado”, se dijo que los chatarreros han recibido más material de comerciantes, profesionistas y hasta empresarios: “ya no sólo vemos a personas muy pobres cambiando pet o cartón por algo de dinero, sino a señoras con sus hijos bien vestidos o hasta uno que otro profesionista”, ya el intercambio no sólo se da los fines de semana, sino que entre semana llegan a recibir gran número de kilos de material, lo que significa un cambio de uso de esta actividad, al no sólo usarla por ayudar al ambiente, sino como ingreso extra.

Desde la perspectiva de los chatarreros y pepenadores, esto fue generado por los bajos sueldos que hay en el estado y la difícil situación en la que se encuentran las familias de Aguascalientes: “dicen que sí hay empleo, y sí hay pero pagan una burla, no se alcanza con ese salario tan mediocre”.

Aunque es muy variable por la edad, un pepenador de entre 70 y 90 años puede llevarse de 30 a 50 pesos diarios mientras que un joven por su destreza en los contenedores puede conseguir hasta 500 pesos: “muchos de nuestros compañeros pepenadores son ya adultos mayores que no pueden moverse mucho, desgraciadamente son los más afectados porque son los que menos ingreso tienen”. En las últimas reuniones de la asociación se encontró que la población ha encontrado en lo que muchos llaman “basura” un gran negocio, dejando de lado a las miles de familias que sin tener otra opción de ingreso se desplazan por toda la ciudad para conseguir material en los basureros.

Hasta esta primer quincena de noviembre el kilogramo de pet llegó a comprarse de 1.20 a tres pesos según el lugar; el cartón en dos pesos; metal de 1.50 a dos pesos por kilogramos; vidrio en casi un peso; periódico en promedio 1.50 el kilogramos y el papel en 2.50 seco y sin moho. Se aclaró que los costos varían según el lugar y el tiempo, así como el estado en el que se encuentra el material, por lo que la actividad del pepenador no es algo sencillo como muchos lo creen.

“Para la gente de menos recursos esto de usar el reciclaje en las familias con empleo formal es un golpe muy fuerte”, a pesar de que con el programa del municipio capital Acción Amigable (antes Bono Verde) se diversificó la competencia, pues los usuarios de este modelo no pepenan en los basureros, sino reúnen el material en casa o con conocidos: “es muy difícil que un pepenador le entre a este programa de gobierno porque es muy burocrático, eso de la tarjeta y todo el procedimiento a seguir, ese generalmente lo usan las familias de más recursos”, ya que a pesar de cómo se ve ahora el reciclaje, la actividad del pepenador sigue viéndose como la última opción de aquel que se queda sin trabajo.

Una de las situaciones que organismos como el DIF estatal han investigado es la participación de niños en la pepena, César Montoya aclaró que ninguna familia obliga a los menores, sino que ellos lo ven como parte de su actividad por la ausencia de escuela: “sí, hay muchísimos niños acompañando a los papás en la búsqueda de material, no es lo ideal pero no hay de otra; hay que dejar en claro que nadie está en un contenedor por gusto, sino por necesidad”.

Aunque no existe un padrón oficial de pepenadores y chatarreros, esta asociación tiene registradas en promedio a nueve mil personas en la capital que durante toda su vida han trabajado en esta línea; el número se prevé que vaya en incremento por la situación económica y laboral, sin embargo, se subrayó que ante todo es una actividad legal que ayuda al medio ambiente, evita que se sature el relleno sanitario y además aporta en la disminución de la delincuencia, pues al tener un ingreso (por más mínimo que sea) se evita que la ociosidad se convierta en robos o asaltos.



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