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26/11/2024

Nuevo Laredo, Tamaulipas, México. 16 de noviembre de 1945. Una salva de veintiún cañonazos disparados desde el Fuerte McIntosh -ubicado en Laredo, Texas- despide a los orgullosos pliegues tricolores de la bandera de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana (FAEM) cuando ésta cruza el puente internacional para internarse en suelo patrio.

Son las nueve de la mañana y el sol ilumina los rostros bronceados y amarillentos -fruto del clorhidrato de atebrina, un medicamento antipalúdico- de los miembros del Escuadrón Aéreo de Pelea 201, el único destacamento militar mexicano que ha combatido fuera del territorio nacional.

La escena arriba descrita sirve como introducción al presente artículo, el cual pretende narrar, con motivo del 70 aniversario de su regreso a México, las circunstancias que motivaron la participación del Escuadrón 201 en la Segunda Guerra Mundial.

El presidente de México, Lázaro Cárdenas del Río, había seguido una política exterior opuesta al expansionismo de los estados totalitarios encarnados en la Alemania nazi, la Italia fascista y la Rusia soviética. Su sucesor, Manuel Ávila Camacho, adoptó una postura de “no beligerancia”. Sin embargo, las simpatías del primer mandatario estaban del lado de las potencias aliadas.

La primera definición por parte de México ocurrió el 19 de abril de 1941, cuando el Gobierno de la República decretó la incautación de los buques mercantes, alemanes e italianos, surtos en el puerto de Tampico, los cuales fueron entregados a Petróleo Mexicanos. Posteriormente, al ocurrir el 7 de diciembre de ese mismo año el ataque japonés a Pearl Harbor, las ciudades estadounidenses ubicadas en la frontera con México realizaron los primeros apagones. Practicando la política del buen vecino, las poblaciones colindantes del lado mexicano cooperaron. Por último, Ciudad Madero y Tampico fueron las primeras urbes del interior de la República en llevar a cabo los simulacros de oscurecimiento.

Asimismo, Ávila Camacho creó dos zonas especiales de defensa: una en el Golfo de México, bajo el mando de Abelardo L. Rodríguez, y otra en el Pacífico, con sede en Ensenada, Baja California, a cargo de Lázaro Cárdenas del Río, quien enlazó al istmo con el resto del país a través de carreteras, teléfonos y telégrafos. Por último, Cárdenas “expulsó a los soldados estadounidenses que ya se hallaban apostados en la costa bajacaliforniana con el pretexto de colaborar con la defensa del área”. (Poblett, Lázaro Cárdenas, Planeta De Agostini, 2002, pp. 127).

Los nazis atacaron: el 13 de mayo de 1942 fue hundido, frente a la ciudad de Miami, Florida, el buque-tanque petrolero Potrero de Llano. El Gobierno de México envió una nota a los gobiernos de Alemania, Italia y Japón, exigiéndoles una respuesta. La contestación germana llegó con el hundimiento del buque, Faja de Oro, cerca de Key West, Florida.

El pueblo mexicano se indignó ante la agresión. Por lo tanto, Ávila Camacho se presentó ante el Congreso de la Unión para solicitar su apoyo. El día 30 de mayo de 1942, el Poder Legislativo aprobó la declaración de estado de guerra. Como respuesta, las potencias del Eje hundieron los navíos Tuxpan y Chiapas.

México se preparó para la contienda: Lázaro Cárdenas fue nombrado titular de la Secretaría de la Defensa Nacional; se aprobaron las Leyes del Servicio Militar Nacional y de Defensa Civil. Asimismo, se estableció la Comisión Mexicano-Americana de Defensa Conjunta, la cual tenía por objetivos: coordinar el entrenamiento de militares mexicanos en la Unión Americana, facilitar material bélico a México y coordinar la defensa conjunta del Pacífico y el Golfo de México.


Sin embargo, Brasil había enviado tropas de infantería y un destacamento aéreo a Italia, por lo que “se hacía cada vez más necesario para nosotros enviar efectivos militares a algunos de los frentes de guerra. Así lo exigía nuestro decoro, y también la posición internacional que habíamos adoptado”. (Urquizo, Tres de Diana, SDN, 1990, pp. 206).

Durante un ágape ofrecido el 8 de marzo de 1944 por los miembros de la Fuerza Aérea en el Campo Anáhuac al jefe del Ejecutivo federal, Ávila Camacho decidió que “ningún elemento será más apropiado para llevar la Bandera Nacional que la Fuerza Aérea Mexicana”. (Ibidem, pp. 211).

El 21 de julio de 1944, el presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, y el secretario de la Defensa, Lázaro Cárdenas del Río, pasaron revista a los trescientos hombres del Escuadrón Aéreo 201 en el Campo de Balbuena, quienes fueron capacitados, previo a su despliegue en el Pacífico, en instalaciones militares estadounidense ubicadas en Idaho y Texas.

El Escuadrón 201 fue dotado de aviones de caza Thunderbolt (rayo, en inglés), los cuales portaban la insignia principal de la Fuerza Aérea Mexicana y los emblemas oficiales de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos. La FAEM zarpó de San Francisco California el 27 de marzo de 1945 rumbo a las Filipinas, donde arribó en abril del mismo año. Como dato curioso, Miguel Moreno Arreola escogió al personaje de Disney, Pancho Pistolas, como emblema no oficial de la agrupación aérea.

El Escuadrón 201 recibió su bautizo de fuego en la batalla por Luzón. Ahí cayó la primera águila azteca: el subteniente piloto aviador Fausto Vega Santander. El 28 de junio de 1945 fue una jornada de intensos combates para la FAEM, pues participó en misiones de ametrallamiento y bombardeo. El 8 de agosto fue el último día de acción, con ataques a la isla de Formosa.

La FAEM y su unidad de pelea, el Escuadrón 201, lograron que el nombre de México ocupara un lugar decoroso en el concierto de las naciones que participaron en esa titánica lucha que fue la Segunda Guerra Mundial.

Aide-Mémoire.- Los secesionistas catalanes juegan con fuego; y la lucha entre Rusia y los Estados Unidos se traslada al ámbito deportivo.


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