No me diga que se perdió de “La gran carpa” del fin de semana pasado, si todo mundo estuvo al pendiente de tan importante acontecimiento deportivo; se imagina la derrama económica que se generó, claro que no le llega al Festival de las Calaveras que año con año llena nuestros bolsillos. Si, “La gran carpa”, esa que por 23 años los amantes de los motores esperaron con vehemencia, ¿no le suena? No me diga que fue otra cortina de humo como dicen de Patricia, no juegue con mis sentimientos, si hasta Pepe dijo que Aguascalientes iba a desaparecer de la faz de la tierra, seguro ahora pudo haber hecho un comentario atinado como siempre sobre el regreso de “La gran carpa” a la vieja Tenochtitlan, donde, por cierto, todo pasa.
Ya ve que no tenemos muchas figuras en el ambiente deportivo, bueno por lo menos las podemos contar los dedos de las manos, qué fortuna sería poder identificar figuras políticas de la misma manera, en fin, no nos hagamos bolas, le decía que son pocos los deportistas destacados a lo largo de la historia de esta joven República, como por ejemplo los hermanos Pedro y Ricardo Rodríguez, pilotos de Fórmula 1, ambos integrantes alguna vez de la escudería Ferrari y que ahora en su honor el autódromo de la Magdalena Mixhuca lleva su nombre. Qué me dice del famoso Fernando el Toro Valenzuela, de Raúl el Ratón Macías, de Felipe el Tibio Muñoz, de Hugo Sánchez, por nombrar algunos. Con esta refrescadita de datos, ya ubica “La gran carpa” del domingo pasado. Mientras mis amados Rams de San Luis vencían a los débiles 49s de San Francisco, Sergio Pérez acaparaba la atención y los reflectores deportivos durante el “Gran Premio de México de la Fórmula 1”, no ganó ni estaba en sus planes hacerlo, por lo menos no con esa escudería, pero sí llegar dentro de los diez primeros y lo logró, cruzó la meta en octavo lugar.
Ese tipo de espectáculos nos caen de maravilla, no es el aletargante futbol pero llama la atención, nos distrae de la realidad tal y como fue planeado, no es una cortina de humo claro que no, ni Patricia lo fue como muchos analistas insisten en señalar, simplemente lo primero es espectáculo distractor para ingenuos paisanos, lo segundo son caprichos de la naturaleza. Se siente bien de pronto estar rodeados de expertos en Fórmula 1, no cree, ¿a poco no le pasó? Bueno, según sea el evento que nos atañe nos rodeamos de eminencias en el tema, no me diga que no estuvo cerca de algún meteorólogo ahora que estuvimos a punto de desaparecer como nación, o qué me dice de la Serie Mundial, nada más porque los Rieleros no nos llegan al precio pero si no seríamos los managers del equipo. Caemos una y otra vez en el fenómeno de la enajenación mediática y la consumimos sin chistar y cuando reaccionamos… todo sigue igual o peor, insisto, los eventos que cito no los considero una cortina de humo, pues después de terminados no existe un panorama distinto al que veníamos padeciendo.
El Chapo sigue prófugo, el tema “Casa Blanca” no se ha concluido, los 43 siguen desaparecidos, las elecciones en Colima siguen anuladas, la línea 12 del metro capitalino sigue cerrada y el autobús del progreso sigue guardado.
Citando al maestro Chomsky, como hace mucho no lo hacía, refiriendo sus diez estrategias de manipulación mediática, la primera de ellas titulada la estrategia de la distracción, reza así “El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por la élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundaciones de continuas distracciones y de información insignificante. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.”
Pero entonces, según Chomsky, desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios que deciden las altas esferas del poder, es la manera de mantener a la sociedad en calma, dominada, aletargada, lista para continuar caminando sin preguntar más de lo debido.
La gran carpa fue para todos, Checo Pérez es ahora uno de los ídolos del deporte de esta brillante nación, coadyuvó con querer y sin querer a mantenernos lejos de los problemas que verdaderamente nos amenazan como sociedad y no hablo de aquellos que cite en párrafos anteriores, porque como le comenté, esos temas en la agenda nacional no se han resuelto ni se resolverán en un buen tiempo. Pero qué me dice del plan para manipular el precio de la gasolina a partir de 2016.
El martes 3 de noviembre se anunció que el precio de la gasolina y el diesel “operará en una banda de fluctuación con un precio máximo y uno mínimo y tendrán un IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios) fijo para que en 2018 el precio quede liberado”.
Es decir que el aumento para el próximo año parte del costo que registró el hidrocarburo en octubre de este año con un +/-3% de inflación quedando entonces de $13.16 a $13.97 en el caso de la “verde”. Aderezada esta información con números y fórmulas que requerimos de un economista para que nos las explique de manera sencilla, nos quedamos en las mismas y con la zozobra de que el gobierno no cumplió con dejar de aumentar el precio de la gasolina. A eso me refiero,estimado lector, información importante cubierta con una capa de espectáculo, explicada de una manera difícil de entender para la mayoría de nosotros, de tal forma que alguien de la misma cúpula nos explique las bondades del aumento.
A darle; nos toca preguntar, cuestionar, exigir, pero también proponer para mejorar este sistema que parece colapsado desde el principio de los tiempos, la única manera de sacarlo adelante es rompiendo el paradigma y plantear la estrategia correcta que ayude a una verdadera evolución social de la raza de bronce.
@ericazocar