La noche del 11 de septiembre del 2001, el presidente de los Estados Unidos de América (EUA) George W. Bush, dirigió un mensaje a los habitantes de aquella nación. En su intervención, hizo un llamado a las naciones y líderes mundiales aliados de los Estados Unidos para juntos combatir el gran mal personificado en Osama Bin Laden e identificado en un incorpóreo enemigo llamado terrorismo, causante del ataque a Nueva York y Washington DC, registrado horas antes. Ahora sabemos que así justificaron las acciones bélicas que someten desde entonces a los países del Medio Oriente y el dictado de leyes que restringen las libertades civiles en aquel país http://goo.gl/EtRkl9
Hace unos meses escribí en esta columna que entre septiembre y octubre de este año la economía de aquel país, y con ello la economía mundial, colapsaría con la caída del dólar. Hoy el colapso del dólar no se percibe porque se ha apuntalado con la guerra en Siria y la adopción de una agenda global contra el cambio climático, CC. La lógica del sistema monetario global dominado por el dólar, se sostiene mientras haya guerra, caos y pánico. El mundo financiero-bancario funciona para asegurar las ganancias de quienes controlan la venta de armas, alimentos, químico-farmacéuticos, servicios de transportación de todos éstos, energéticos y noticias -confeccionadas por ellos mismos-, así como el propio sistema monetario-bancario global.
Atrayendo los reflectores y atención de todo el mundo, entre el 23 y el 25 de septiembre pasado anunciaron desde Washington DC y Nueva York, que durante los próximos 15 años el mundo acatará sus planes y programas: la Agenda 2030.
Así como el terrorismo reportó enormes ganancias a este pequeño grupo de quienes mandan en el mundo, el CC será para ellos igualmente redituable. Y es tanto más redituable, cuanto más seres humanos -simplemente consumidores- consideren que es una gran amenaza a su vida.
Resulta un suculento asunto de dinero. La firma financiera Goldman Sachs y uno de los principales bancos norteamericanos, Morgan Stanley, se han metido de lleno en el comercio mundial de esa nueva mercancía llamada CO2 (bióxido de carbono), que antes no tenía precio y que de repente lo tiene a través de los “Bonos de CO2”. Todo ello basado en tratados particulares entre diversos estados para combatir el CC mediante la reducción de emisiones de CO2.
La estrategia insistir en que el CO2 producido por las actividades humanas es causante del CC, se ha desarrollado para combatir y aniquilar como fuente de energía global a la más barata, mejor repartida, menos monopolizada y más abundante: el carbón. Todo para dejar libre de competencia al mercado de los hidrocarburos, controlado por las siete grandes compañías propiedad de las mismas personas que poseen los bancos, los monopolios industriales y de los medios de comunicación e información global.
Varios especialistas, entre ellos Antón Uriarte, geógrafo y experto en climatología y paleoclimatología, se declaran escépticos con los desastres actuales y futuros que se achacan al calentamiento global. A través de su blog http://antonuriarte.blogspot.com, responde contundentemente con datos en la mano a la insidia respecto al CC. Afirma que este fenómeno ni es causado por el ser humano, ni genera los efectos desastrosos que la élite bancario-financiera-industrial que monopoliza el tema se esmera en hacernos creer. Afirma en su blog personal que la Tierra registra ciclos de calentamiento y enfriamiento de manera natural. Ahora estamos en un período de calentamiento que durará varios siglos y ese hecho no es de ninguna manera nefasto ni creado por el CO2 que emitimos los humanos.
Para Naomi Oreskes, activista ambientalista estadounidense la investigación científica que avala la teoría de que el CC es causado por el ser humano, es todo un montaje sin fundamento. Asegura que la historia muestra que tal vez la mayor parte de la ciencia persigue objetivos políticos, económicos o sociales. En el caso del CC, no le cabe duda que la mayor las investigaciones científicas respecto al medio ambiente tienden a generar una cultura de combatir la generación humana de CO2, permitiendo de esta manera a las petroleras y a los bancos lucrar enormemente con ello http://goo.gl/ptQ9Bq
Quienes mueven los hilos y jalan la correa de los líderes políticos, son también quienes han creado un nuevo orden basado en el terror que provoca la amenaza climática, la cual se esmeran que toda la humanidad adopte como real. Ellos tienen armas que operan desde el espacio para poner a raya a quienes no acaten su voluntad. Recordemos las explosiones en China hace tres meses, sobre las que hablé en mi artículo anterior, cuando ese país devaluó su moneda, http://goo.gl/kmER1D Tienen aviones con los que rocían a diario productos químicos que nos envenenan y enferman (chemtrials) y cuentan con el sistema “HAARP” con el que crean tormentas http://goo.gl/0QZpL
El huracán Patricia calificado como “el más peligroso de la historia” por los medios de comunicación dominantes en todo el mundo, movilizó a nuestro gobierno y atemorizó a toda la población. Infundir temor es una forma de manipulación (ver Noam Chomsky para detalles) y con ello provocar progresivamente una población dócil y apagada. Genera también distracción. Coincidentemente, mientras toda la población mexicana se angustiaba tras el anuncio de la entrada a tierra del huracán, en el Congreso se acordó aumentar el impuesto a las gasolinas para 2016.
Si bien las enfermedades, guerras y tormentas que crean son reales, debemos estar conscientes de que seguirán provocándolas mientras sigamos consumiendo lo que ellos producen y ganando dinero a costa nuestra. Al dejar se seguir su perverso juego, lo único importante será sabernos seres con infinitas posibilidades de desarrollo trascendente y enorme capacidad de organizarnos con equidad y fraternidad. Todo lo demás es ficción.
@jlgutierrez
