Big Brother. La relación de la clase política local con los medios de comunicación nunca se ha distinguido por su inteligencia; desde la prensa asustamos con el petate del muerto a quienes viven de la función pública, al grado que los políticos confunden la venta de espacios publicitarios con la compra de conciencias. Y aquí sí es culpa de los servidores públicos, por más intentos que se hagan desde la prensa, al final, siempre nos verán como el rollo de periódico con que se golpea al perro. Permítanos un breve paréntesis: una de las razones principales por las que el programa de televisión Big Brother ha fracasado es porque al rehacer la propuesta no se tomó en cuenta la existencia, uso y abuso de las redes sociales, hace 12 años, cuando a México llegó ese formato (ya tarde) no había Twitter, Facebook, Periscope, Tumblr, etcétera; que Adela Micha salga a cuadro a revelarnos las intrascendentes vidas de unos personajes encerrados en una casa, no se compara en absoluto con las posibilidades casi infinitas de dar seguimiento al mundo a través de sus mensajes en esas redes, a pesar de la virtualidad, el montaje de cientos de cámaras, no se acerca ni poquito a la sensación de irrupción de la intimidad que se logra leyendo status o mensajes en las redes mencionadas; el uso de tecnología de vanguardia sin un análisis del entorno sirve para nada, como demuestra el rating de ese programa. Lo mismo ocurre con nuestra clase política, no aprende para qué sirven los medios, sólo quieren utilizarnos y, de pronto, se encuentran con la tecnología al alcance de su mano, entonces creen que como saben mandar un emoticón o instalar una app, pueden establecer una relación directa con la audiencia.
Audiencia, público, ciudadanos. Pero la audiencia de las redes sociales a veces ni siquiera es un público al cual se pueda dirigir un mensaje, la mayoría de las veces, no se comporta como ciudadano y el anonimato le permite deshacerse del ejercicio de sus obligaciones y derechos, todo sea por el entretenimiento; ¿o hay otra explicación para que un banal meme le gane por mucho (en cuanto a alcance) a una frase explicativa, a un discurso ordenado? Así las cosas, arrastrando la tradición de “no te pago para que me pegues” que puso de moda José López Portillo, en Aguascalientes, nuestros suspirantes nunca aprendieron a leer los medios como una vía de interlocución con los ciudadanos, y confían en su capacidad para leer entre líneas lo que otros políticos dicen de ellos o que pueden descifrar los mensajes ocultos de un grupo a otro. Si una columna como la que elabora la redacción de este diario hace una pregunta, difícilmente obtendrá respuesta, porque todo cuestionamiento se considera un ataque. Comenzamos la semana señalando el despropósito de los espectaculares promocionales de los informes legislativos de algunos diputados, y ya obtuvimos respuesta, no a nosotros, quién sabe a quién, ayer la diputada del PAN, Sylvia Garfias Cedillo, dijo no temer al linchamiento mediático por separarse de la LXII legislatura y confirmó su participación en el proceso interno de su partido para obtener la candidatura por la presidencia municipal de Aguascalientes. Sí, como si contestara lo que aquí preguntamos, con la misma actitud de echada para adelante que en otros textos hemos alabado; pero, cuando se le preguntó sobre los costos de difusión de su informe de actividades legislativas, Garfias Cedillo, exactamente igual que cualquier rancio priista. Al igual que su compañero de bancada, Mario Álvarez Michaus, evitó la precisión de los montos destinados a la pinta de bardas y emisión de publicidad impresa: “la difusión ha sido permanente desde que entré a la legislatura pues creo que la información ha sido permanente gracias a ustedes los medios de comunicación (…). En el tema de las bardas, se ha financiado con apoyo de algunos compañeros del partido que están convencidos de la transparencia y rendición de cuentas, no todo lo financia una sola persona”. Y no, la verdad es que no.
Presumen de lo que carecen. La panista convocó a conferencia de prensa, este lunes, para informar que el próximo viernes 23 de octubre presentará su tercer informe de actividades legislativas, lo que se supone que ya sabe la ciudadanía porque para eso ha montado en toda la ciudad sus espectaculares, como sabe que el mensaje es confuso (¿anuncio de shampoo o mensaje político?) requirió destacar que “Acción Nacional ha sido el grupo parlamentario con mayor productividad en la LXII Legislatura a pesar de representar un 25 por ciento de los integrantes del Congreso local, hemos alcanzado una productividad mayor al 50 por ciento, mayor al de otras fuerzas políticas, no sólo al número de iniciativas sino a la productividad de las mismas”… Ajá, entonces, ¿toda la bancada o sólo Sylvia Garfias?, y si la respuesta es que es un trabajo de conjunto, pues entonces son innecesarios los informes personalizados, ¿no? Y retomamos lo que señalamos ayer, no es contra una legisladora, igual para Mario Álvarez Michaus, más aún, para el resto de los diputados que no quieren, saben o pueden hacer campañas porque se sienten relegados de los procesos internos de sus partidos; sí, Adolfo Suárez hace su luchita con humildes pancartas en Jesús María, ¿y los demás?, de nuevo, ¿no tienen nada que informar Leonardo Montañez, Israel Sandoval, Ulises Ruiz Esparza, Martha Márquez?
Relegados. Ya no preguntamos por los diputados de Nueva Alianza, porque es más lo que tienen que esconder Juana María Espinosa de los Monteros y Salvador Dávila Montoya; y con los del PRD mejor ni le movemos porque son llamados en el desierto para Cuauhtémoc Escobedo Tejada y Marco Arturo Delgado Martín del Campo, representantes de un partido en franco naufragio, autista e incapaz de responder a los cuestionamientos de sus raquíticas bases y en eterno conflicto con su Comité Ejecutivo Nacional, al que responden con berrinches por no ser tomados en cuenta. Y como muestra basta el botón de la falta de respuesta institucional a los justos reclamos que ha realizado Gilberto Carlos Ornelas, o la pifia constante de no saber para quién trabajan, pues ayer salieron a indicar que todavía no saben cómo y en qué condiciones apoyarán al Partido del Trabajo, sí que saben que tienen que hacerlo, pero no cómo, ni qué ganan, ni… naufragio total.
Peones o segundones… parece ser que los integrantes del partido de Andrés Manuel López Obrador ya sufren del mismo mal que el tabasqueño, y es que además de creer que son la salvación política del país, se consideran diferentes -y hasta superiores- a las demás fuerzas políticas, y con apenas unos días de la salida de la dirigencia de Nora Ruvalcaba Gámez, ya se le extraña, pues su recién nombrado dirigente estatal, Aldo Ruíz, salió según él a explicar por qué Morena no irá en alianza y sólo logró escupir al cielo, denostando al sistema de partidos, del cual forma parte; el muchacho ha de creer que dirigir un partido es como reventar las asambleas estudiantiles (como hizo con el #YoSoy132), su discurso incendiario sufre de ganas imberbes y tiene el mismo tono con que trata de ligar en redes sociales presumiendo que es guapo, alto y comunista… Ni modo, Morena, el que con niños se acuesta, orinado amanece.
La del estribo. El candidato a diputado federal por el Distrito I, Gregorio Zamarripa Delgado, aseguró no tener que temer a la alianza conformada por el Partido Acción Nacional y el Panal. Según el priista, ni juntos ni por separado son contrapeso para el Partido Revolucionario Institucional, que aseguró haberles ganado en las elecciones de 2007 por la presidencia municipal de Jesús María en 2007 y de 2010 por diputaciones locales. Pues sí, ¿qué otra cosa podría decir?
@PurisimaGrilla