De fracasos y éxitos… / Enredos financieros - LJA Aguascalientes
24/11/2024

Estimado lector, el triunfador, el exitoso, siempre será reconocido, envidiado, idolatrado y no sólo eso, sino que será consciente o inconscientemente hecho un héroe. Cuántas historias de ficción hemos escuchado sobre las grandes personas exitosas, y digo de ficción porque termina siendo una historia llena de fábulas, historias no comprobadas ni reales y pareciera que son sacadas de uno de los cuentos que los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen tuvieron a bien recopilar y perfeccionar en el siglo XIX.

De hecho, el halo del triunfador está lleno de misticismo, de un aura que pareciera que no todos podemos lograr, o bien, cuando se habla del famoso “hay que fracasar para triunfar”, más que una reflexión sobre el mismo fracaso parecen elegías al fracaso y que se debe buscar el fracaso por sobre todas las cosas. La realidad no es tan polarizada y me gustaría tratar en este editorial de dar un poco de luz al respecto.

El exitoso, el emprendedor, el pudiente o rico, que se ha hecho a través de “un golpe de suerte” siempre tendrá a su alrededor una historia que se aderezará con situaciones en las que pareciera que el fracaso es “amigo” del exitoso emprendedor y que más que ocurrir como un resultado de un proceso o situación negativa, el mismo exitoso lo buscó.

Nada más lejos de la realidad. Primero que nada, para ser exitoso, o lograr lo que te propones, estimado lector, debes empezar por salir de tu zona de confort, de eso que te parece que es lo más fácil, o cómodo. Y deberás esforzarte, y no poco. El esfuerzo parece algo del pasado, se busca actualmente sobre todo la facilidad, el éxito inmediato, a través de otras estrategias que si bien pueden dar efímeramente éxito no se podrá soportar a través del tiempo. No será fácil.

Fracasarás, no una, ni dos, es más, no podrás contar las ocasiones que fracasarás, y es aquí donde radica el punto fino del éxito. Tienes varias alternativas ante el fracaso, y quisiera que quedaran claras.

Está el que se enamora del fracaso, lo busca, y no sólo eso, sino que vuelve a repetir la circunstancia negativa que le ocurrió. Es como escuche atinadamente, aquel que no sólo se tropieza con la misma piedra, sino que se enamora de esa piedra, la recoge y se la lleva a casa. A toda costa debe evitarse esto, no te enamores del fracaso, ni de la circunstancia que te hace fracasar.

Está también aquel que se etiqueta como fracasado. Todo le ocurre, todo le pasa, empieza las cosas y sabe de antemano que fracasará, que no tendrá éxito y por tanto, a la primera dificultad se derrota y no continúa en su proceso.

También puede ser que comienza el proceso del éxito una persona, y siempre está esperando el fracaso,y lo espera con tanto temor, miedo y ansia que termina fracasando por la inmovilidad del mismo fracaso.

Hay otros que empiezan a tener éxito en su empresa y fracasan porque en el camino muchos te criticarán y te dirán cosas que no quisieras escuchar, y por el “qué dirán” te quedarás a medio camino.


Entonces ¿qué hacer ante el fracaso?

Pues lo que verdaderamente hacen los exitosos. Aprender de lo que ocurrió donde estuvo el error, por qué, y seguir adelante con el conocimiento aprendido de lo ocurrido.

El fracaso debe utilizarse como un escalón más que una piedra. La piedra te hace caer y tienes que levantarte de un lugar más bajo de donde estabas. Si lo ves como un escalón, estarás en una posición más cercana a tu meta, no debajo de donde te encontrabas.

Además, el fracaso es menos traumático si tienes con quien platicarlo, compartirlo y reírte de él. Debes aprender a reírse del fracaso, si no te amargarás y te comportarás como un perfeccionista que busca tener todo en el momento correcto, algo que como hemos platicado anteriormente, es una utopía la perfección.

A nadie nos gusta presumir nuestros fracasos, pero tampoco es sano que los escondamos y no los aceptemos. Si vamos por la vida diciendo que nunca hemos fracasado y ocultando nuestros yerros evidentes, pues entonces no podremos subir del escalón.

Y por último, no dejes de aprender, y una vez alcanzada la meta, poner otra más alta, después de haberte relajado y disfrutado tu éxito por un momento.

 

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