- El cine mexicano es reconocido en el mundo pero no por sus mexicanos
- México produce en promedio 120 películas al año pero no más de cinco logran éxito taquillero en el país
Lo que requiere el cine mexicano no es más inversión en las producciones, sino en la promoción y difusión de los trabajos, pues el cine mexicano está más que posicionado en el mundo pero los mexicanos no lo conocen. Este fue el principal punto a tratar en una charla en la Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID) sede Aguascalientes por el cineasta Gustavo Moheno, director de Hasta el Viento Tiene Miedo y Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero.
Durante poco más de una hora el mexicano charló con alumnos y público en general sobre el quehacer cinematográfico, el panorama de lo que se hace en el país en materia de cine, el proceso de cómo se levantan las película, el tiempo que se lleva hacerlas y lo difícil que es comercializarlas: “Todos quieren ser un Cuarón o Guillermo del Toro, creen que es fácil pero no, esto está cabrón”.
Minutos antes de comenzar el diálogo, Moheno reconoció a la prensa local que el cine es un campo difícil y el que universidades estén tomando cartas sobre el asunto al crear las carreras de cinematografía, si bien no lo es todo, ayuda en cierta parte a que los jóvenes interesados en esta disciplina artística se preparen y comprendan que ésta, como cualquier otra profesión, requiere de vigor, responsabilidad y mucha paciencia. “Me parece sensacional que Aguascalientes tenga una carrera de cine y más en una Universidad Autónoma, sería increíble que hubiera más universidades con ella”.
En la actualidad México produce alrededor de 120 películas al año, existen múltiples incentivos fiscales y apoyos gubernamentales para las producciones, el truco está en no cerrarse a una sola disciplina, “luego todos quieren ser directores como Cuarón o Del Toro pero no todo está ahí, hay que expandir las ideas”, el que diga que no hay trabajo en el cine sólo es porque se cierran en la dirección, olvidándose de las otras áreas que conforman al cine, desde productor hasta editor, fotógrafo, sonidista, guionista.
Aunque reconoció que la situación en todas las profesiones es complicada, pues el país enfrenta conflictos de diversas índole, todas las actividades audiovisuales (cine, televisión, publicidad) están en un proceso de expansión, “de que hay campo para desarrollarte lo hay, pero como en todo, tiene que saber meterse y buscarle, porque fácil no es”, dejó en claro que no por estudiar la carrera significa que tendrás éxito en el área sin esforzarte.
La industria del cine mexicano
Con más de 20 años en el mundo cinematográfico mexicano, Gustavo Moheno considera que México ha recuperado su nivel de producción, para 1980 no se hacían más de cinco películas al año, lo que dejaba como una locura el entrar al estudio cinematográfico, ahora son en promedio 120 títulos anuales: “Hoy lo veo como un gran avance, un panorama totalmente distinto al que conocí cuando era estudiante”, es por ello que insistió en que se vive un momento interesante, pero aún persiste el problema de que falta un enamoramiento del mexicano hacia el cine mexicano.
De esas 120 películas anuales sólo cuatro o cinco llegan a ser vistas por un público masivo, muchas producciones de calidad se quedan sin estar en cartelera comercial por falta de público, es ahí donde este director de cine subraya que a los cineastas mexicanos les ha faltado punch. “Fuera de eso es interesante lo que pasa con las películas mexicanas, cuándo habíamos visto que una mexicana metiera 15 millones de espectadores, eso fue lo que metió Minions o Spiderman, y ahora lo vimos con Nosotros los Nobles o No se aceptan devoluciones, si bien son historias más comerciales lo relevante es que mexicanos compran boletos para ver lo nacional”.
Además de los espectadores, puntualizó que es un cine que está ganando premios internacionales de alta importancia, “el cine mexicano está en la mente del mundo, estamos realmente con una presencia internacional”, lo triste desde su perspectiva es que las películas se venden en todo el mundo, ganan premios y reconocimientos, pero en su propio país no lo consumen, no se conoce el cine mexicano, “lo que yo creo que le hace falta es la promoción”, porque básicamente la producción audiovisual es de alta calidad pero es urgente invertir más dinero y esfuerzos en publicidad, en que los mexicanos sepan que hay títulos en cartelera producidos y creados por mexicanos.
Esto fue lo que en parte la pasó con su última producción, Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero, se estrenó bien en varias salas comerciales y académicas pero realmente las personas no estaban enteradas de que existía y eso demeritó su trayecto y éxito en la taquilla. De ahí el que insistiera en que un bombardeo publicitario vendría a solventar parte de los problemas del cine mexicano.
Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero costó 20 millones de pesos, un precio estándar en las películas mexicanas, costo que puede sonar elevado pero en muchos de los casos son subsidiadas por el Estado, el resto se ha manejado con apoyos privados que, por cierto, destacó ser interesante el cómo a pesar de los riesgos que se corren al invertir en una película, cada vez más empresarios se aventuran a participar.
“La realidad que todos los que hemos hecho algún trabajo audiovisual sabemos que se necesita lana, todo cuesta hasta darles de comer al equipo o transporte, todo”, incluso hasta el cortometraje más sencillo requiere de dinero, aunque éste ha sido por décadas un limitante para muchos jóvenes cineastas, Moheno aclara que no puede ser una limitante para comenzar a hacer sus creaciones porque ahora ya existen más caminos por donde encontrar recursos de toda naturaleza, “las herramientas están ahí, el dinero no puede ser limitante si sabes buscarle y dedicas el tiempo que se necesita”.
“Es difícil porque como en cualquier otra profesión todo es muy cambiante, pero primero sería el que entren con la visión no de ser ricos ni de ligarse chicas o de andar de parranda; la pasión pero también la habilidad son básicas en este mundo; por eso muchos se van quedando en el camino, yo digo que quien llega es por pasión, un objetivo específico pero también porque ya trae el chip adentro.”
Agregó que quien trae bajo el brazo un solo guión por 20 años está destinado al fracaso, pues un verdadero cineasta necesita trabajar de cuatro a seis o más proyectos al mismo tiempo, nunca dejar de trabajar muchos pues nunca sabes cuál es el que va a pegar entre el público. “Por ejemplo yo antes de Hasta el viento tiene miedo yo andaba con una película que se llama Edgar el niño con Videocine pero se cayó y surgió la otra, luego la retomé y volvió a caer para nacer Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero, ahorita la volveré a atender pero también tengo otros tres proyectos”.