El gran triunfo del capital es disfrazar su ideología y presentarlo como si fuera lo el orden natural de las cosas - LJA Aguascalientes
22/11/2024

  • Entrevista a Nir Baram, acerca de La Sombra del mundo

 

 

Observar el capitalismo de cerca, sus formas de funcionamiento, la manera en la que nos seduce, las formas en las que el sistema económico global nos hace parte de él, nos convence de que no hay otra forma de gobierno y de vida más que los dictados por el capital y los sistemas políticos que lo acompañan y lo protegen es el tema de la más reciente novela del escritor israelí Nir Baram (Jerusalén, 1976), La Sombra del mundo, publicada en español por la Editorial Alfaguara.

Una novela poderosa, que atrapa al lector y que nos lleva lo mismo a conocer los entresijos, por ejemplo, de la poderosa multinacional MSV encargada de dirigir las campañas presidenciales en varios países del orbe, siempre a través del cuidado de los intereses de sus socios norteamericanos (senadores, representantes en la cámara, gobernadores, empresas) a través de los correos electrónicos de varios de sus ejecutivos que a adentrarnos en el “Cuerpo”, un grupo antisistémico que surge con una propuesta en las redes sociales: “Huelga mundial, un billón de huelguistas”, que a pesar de su falta de propuesta organizativa, propia de juventudes nihilistas contemporáneas, logra conjuntar el profundo malestar social que recorre el planeta en los últimos años, en donde pareciera que las opciones políticas se reducen a cuidar los intereses del capital, de las grandes corporaciones, y nada más.

Nir Baram es uno de los autores jóvenes más importantes de la floreciente literatura israelí, autor a los 22 años de la novela Purple Love Story, que escribió a los pocos meses de terminar su servicio militar obligatorio. En 2010 se hizo acreedor al Premio Minister’s Award con la novela Las buenas personas, la primera novela israelí sobre la Segunda Guerra Mundial:

“La novela realmente empezó con los protagonistas, con los personajes, quería crear un mapa humano de la gente de mi generación y mostrar las diferentes fuerzas con la que nos alineamos, desde la gente que apoya al capitalismo pasado por los que se oponen de manera radical al capitalismo, gente que está en medio, crear toda ese panorama, pero también tuve que crear el mundo al que iban a salir, porque el encuentro importante en esta novela es el encuentro, el choque entre el individuo y las diferentes fuerzas significativas que habitan el mundo, porque cada uno de nosotros se encuentra y se mezcla con cada una de estas fuerzas en diferentes momentos de su vida, entonces tuve que investigar y leer bastante sobre el capitalismo, sobre sus mecanismos, sus formas de actuar, quería entender su ideología pura, no quería escribir algo simplista, algo infantil que se quedara sólo en la denuncia del capitalismo, quería que este libro hablará sobre el desencuentro de las ideas, por eso hay muchos personajes en el libro, tenemos joven que trabajan en una agencia de publicidad transnacional, que son jóvenes, buenas personas que creen que se pueden hacer cosas desde las empresas, por eso el vehículo que ellos consideran para cambiar el mundo es el capitalismo. También tenemos el otro lado, gente que no está a favor del sistema mundial económico y buscan destruirlo o enfrentarse a él, por lo menos.” Nos cuenta el autor en entrevista.

Javier Moro Hernández (JMH): La construcción de los personajes nos da cuenta justo de esta diferencia que mencionas porque podemos encontrar a los que están en contra del capitalismo y trabajando por su destrucción y los que están del otro lado, pero además podemos encontrar a Gabriel Mantsur, el chico ambicioso de clase media que termina entrando a trabajar una megacorporación sin saber muy bien las cosas que estos hacen para ganar más dinero. Son personajes complejos, personajes que a pesar de trabajar en una gran empresa no están convencidos de hacer lo correcto, con ideales contrapuestos.

Nir Baram (NB): Es la historia de nuestra generación porque puedes ver a muchas personas que trabajan durante el día en oficinas de empresas multinacionales pero que en sus status de Facebook o en Twitter apoyan a los movimientos contra sistemas que se extendieron por el mundo en los años recientes, hay una división en nuestra vida, entre lo que hace uno y lo que cree uno, esto es algo muy interesante en el capitalismo y es lo que lo hace diferente entre el comunismo y el capitalismo, porque el comunismo exigía no sólo tus talentos sino también tu lealtad, al capitalismo no le importa en lo que creas, sólo quiere tu talento, no le importa en lo que crees, entonces te da libertad “política” si le das todos tus talentos, entonces lo que ha creado es una generación que sale a la calle a protestar contra sí misma en realidad, porque nadie quiere cambiar el sistema económico pero todos queremos más libertad, y Gabriel Mantsur es exactamente esta síntesis, él juega brillantemente, él sabe exactamente cómo jugar el juego, cómo ascender socialmente, pero después él necesita redención por lo que él hizo, y varios más de los personajes saben que necesitan esa redención, como Daniel Kay pero en el libro no quería que esta redención, este perdón les llegará sólo por pedir disculpas, necesitan tomar acciones, tienen que actuar, tomar riesgos para poder encontrar su propia redención.

JMH: El tema generacional es muy importante en la novela, vemos acciones y protestas muy parecidas a las que hemos vivido en los últimos años alrededor del mundo como “Occupy Wall Street” en Estados Unidos o el “11M” en España, pero en el ejemplo de “Cuerpo” que son los chicos que viven en Londres y que encabezarán el movimiento de la Huelga mundial, su situación económica y social es el resultado de las políticas económicas tomadas en los años ochenta por Margaret Thatcher en Inglaterra o por Reagan en Estados Unidos, ellos protestan pero tienen pocas opciones de hacerlo, eso delimita y corta las posibilidades políticas.


NB: Pienso que lo importante de estas personas es que conocemos las protestas de la clase media, de la gente que cree en el voto, que cree en la participación, en el cambio, gente que va manifestaciones, gente que participa en partidos políticos, pero estos jóvenes de Londres no tenían nada de los elementos políticos del capitalismo, por esa situación económica que mencionas, entonces ellos no creen que las elecciones sean un motor de cambio, nunca han votado, nunca han participado políticamente, de hecho pensaban que alguien que hace todo eso es que porque no entiende el mundo real, y si ves lo que pasado en el mundo en los últimos cincuenta años, hay buenas razones para creer que de hecho tienen razón, porque por ejemplo la brecha entre ricos y pobres se ha mantenido exactamente igual en los último 20 o 30 años a pesar de las elecciones, a pesar de quién las gane, entonces su idea sobre la destrucción del capitalismo implica la idea de que hay que buscar un lugar desde afuera del capitalismo para poder hacer algo, pero la pregunta sería ¿existe un lugar así? Es una pregunta muy importante en el libro, porque están usando las mismas estrategias que utiliza el sistema para intentar contrarrestarlo, tal vez está bien, pero también están haciendo una pregunta, que por lo menos en Israel causó mucha tensión con respecto al libro, que es el tema de la violencia. Porque pareciera que hay cierto acuerdo en el sentido de que las protestas antisistemas tienen que ser pacíficas, que las violencia las deslegitima y entonces estos personajes se preguntan ¿por qué no deben ser violentas?, ¿por qué no pueden ser violentas? Es una pregunta importante, y tú puedes ver la decisión al final, no tienes que estar de acuerdo necesariamente, pero ellos al final deciden usar la violencia para que su movimiento de protesta crezca. Pero también hay otras razones, pues la mayoría de la gente que protesta en contra del sistema tiene algo que perder, igual se mantienen en este mundo, van a poder sobrevivir, así que cuando los antisistemas proponen un cambio el sistema los denuncia y se les acusa de querer generar el caos, y eso genera miedo entre la gente. La gente prefiere sobrevivir a llegar al caos, pero ellos no tienen nada que perder en realidad y esa es una diferencia importante.

JMH: Tu libro también retoma como contexto las protestas mundiales que se llevaron a cabo en el 2011, protestas que hablaban sobre la necesidad de ampliar la libertad política, pero que no tomaban como eje la transformación del sistema capitalista, es importante esta diferencia entre política y cambio de sistema.

NB: No estoy hablando de las prácticas políticas más estrechas o más simples, como el votar en una elección, porque todos somos entes políticos aunque no lo reconozcamos, pero el gran triunfo del capital es disfrazar su ideología y presentarlo como si fuera el orden natural de las cosas, como los leones cazando a las cebras, como el sol saliendo por el este, ese es su gran triunfo, nadie lo ve como una ideología y una de las ideas del llamado grupo de Londres es quitarle el disfraz al capitalismo, para que podamos ver lo que realmente es: una ideología. Y si no estás haciendo eso estás en el campo del capitalismo, pero esa es una de las preguntas centrales del libro, ¿podemos encontrar un espacio fuera del sistema? ¿Nosotros podemos encontrar un lugar fuera del capitalismo?

JMH: Una de las cuestiones del libro es la voz de la empresa, la voz de los jóvenes que trabajan en la mega corporación, porque le permite al lector que no está dentro de las grandes corporaciones, conocer su cara oculta que son las personas que trabajan en ellos.

NB: Esa es mi parte favorita del libro, pero batallé muchísimo para darle una voz a la empresa, darle un rostro porque pensaba, ¿cómo se presenta una corporación, una empresa? Por supuesto he leído mucho literatura norteamericana que presenta a las empresas sólo como una fuerza maligna, como algo que le chupa la sangre a los niños, porque si hacía eso no estaba retando al lector realmente, y yo sólo creo que en la literatura que desafía al lector, por lo que decidí que la descripción de la corporación sería la correspondencia escrita entre los empleados, especialmente es la relación entre Alistair y Pasternak, que son dos jóvenes ejecutivos de la empresa que dirigen la campaña del candidato presidencial en Bolivia, y se levantan por las mañanas para manejar eso, pero por las noches pueden ponerse a ver películas de basura en la televisión, y ellos piensan que todo es una chiste, un juego, pero al mismo tiempo que están haciendo cosas buenas para el mundo. Casi ninguno de los personajes es totalmente cínico, porque no me interesa escribir así o conocer personajes así, pero pensé que en este intercambio realmente se veía esa energía diabólica, casi dionisíaca de las corporaciones, porque ellos dirigen una campaña política que tendrá repercusiones económicas para las personas de ese país, pero ellos no aceptan esa responsabilidad. Esa parte me gustó mucho hacerla porque me permitió mostrar la parte encantadora, seductora del capitalismo, es una sección con mucha energía y porque representa una tentación para la gente.

JMH: ¿Cómo decidiste darle voz a las empresas a los tres diferentes grupos que confluyen en la novela, darle voz a Gabriel, que es el chico de clase media que de repente ya está tomando decisiones para un grupo de empresarios muy importantes, la voz de la corporación y la voz del “Cuerpo”, que sería la voz de las personas que no tienen espacio en este sistema capitalista?

NB: Después de mi libro anterior, Las buenas personas, que es una novela hasta cierto punto con una estructura muy tradicional, decidí que podría ser más amplio en cuanto a los temas, a los formatos literarios, pero necesitaba encontrar un tono narrativo completamente distinto a las otras historias que había publicado anteriormente, el libro empezó con la correspondencia entre los chicos de la empresa, y me divertí tanto que llené cientos de páginas de correspondencia que están en mi computadora ahora, después vino la voz del grupo, que siempre habla de nosotros y por eso siempre hay acción y nada de sicología o reflexión, después me llegó la voz de Gabriel, que es una voz más tradicional, un personaje de una novela de las novelas de Balzac porque intenta avanzar y subir en la pirámide social, por lo que para todos estas voces tenía que usar una máscara distinta y usar herramientas distintas y no la escribí, la novela, de la manera en la que esta, parte por parte, voz por voz, lo que me permitió avanzar de una manera aventurera, porque yo no sabía cómo iba a terminar la novela, siempre estás al borde.


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