Estimado lector, esta semana nos encontramos con incidentes económicos que nos han puesto a temblar, reflexionar, y buscar oportunidades a todos. Sin previo aviso, parece que la segunda economía más grande del mundo, la China, está en franca desaceleración y no sólo eso, sino que está en problemas para poder buscar una solución a las problemáticas que en estos momentos están atravesando.
¿Por qué no se pudo prever el impacto de la desaceleración China, si es que se estuvieron viendo los indicadores que llevarían a esto?
El principal problema con China que tenemos todos los que nos dedicamos a observar y analizar el entorno mundial es su gobierno. Ni el gobierno mexicano en los tiempos en los que maquillaban sin cesar sus cifras era tan opaco como el gobierno chino. No existen datos totalmente fidedignos sobre la economía china, su inflación, su tipo de cambio y de ningún tipo.
Sin más, el tipo de cambio del yuan no está determinado por las fuerzas del mercado, como todos los países del mundo, sino que está sujeto a la voluntad del gobierno en turno y la política que ha mantenido. La devaluación del yuan ya era necesaria desde hace varios años, pero nunca se intentó por parte del gobierno chino atenuar esto, pensaron que si la maquinaria china daba para crecer a tasas del 10% otros diez años, no habría necesidad de eso.
Lo que nunca previeron es que la industria norteamericana se reconvirtiera y estuviera pujante con nuevas tecnologías en estos momentos, y tampoco fortalecieron su mercado interno para que pudiera entonces pensarse en que esto pudiera paliar los efectos de la baja de exportaciones. China ya no crece al 10%, está previéndose para este año que por mucho crecerá al 6%. México sueña con esos crecimientos, pero para China, es demasiado poco. La cantidad de personas que llegarán a niveles de pobreza derivado de esto será impresionante, el retroceso se verá de forma importante y las ciudades fantasma chinas crecerán.
La pujante clase media china, que estaba impulsando la inversión y el ahorro, ha visto mermada su riqueza, ya que al igual que en México en la década de los ochenta, se le vendió la idea de que lo mejor para invertir era la bolsa y sobre todo las empresas chinas que estaban creciendo de forma importante. La bolsa de Shanghai ha tenido tumbos y bajado desde principios de año, cerca de un 40%, llevando a la quiebra a muchas empresas que ya no pueden buscar financiamiento por los precios tan bajos de las acciones, y por otro lado, ha llevado a situaciones complicadas a muchos de sus inversionistas, la mayoría de los cuales son chinos.
Como un dominó tal como ocurrió en el pasado, tanto en 1994 con la crisis mexicana y el ya famoso efecto tequila, como en 1997 con el efecto dragón y en el 1999 con el efecto tango, un terremoto económico que se da en un país lejano afecta totalmente a otros países y a la economía global en su conjunto.
¿Quiénes serán los principales perjudicados en este temblor magnitud 8.0? Pues primero que nada los países sudamericanos que cambiaron su apuesta hacia China y no sólo eso, sino que pidieron prestado a ese país y su banco central a tasas relativamente bajas pero que estaban indizadas al tipo de cambio y al crecimiento de ese país, por tanto, las tasas han subido en esos préstamos. Países como Bolivia y Brasil, que hicieron lazos profundos con China, serán perjudicados.
Europa será perjudicada también, porque había puesto sus esperanzas en la economía china que había promovido el cambio de las reservas de dólares a euro y a oro. Ambos están devaluados actualmente, lo que ha debilitados por el fortalecimiento del dólar y también ha sido una condicionante para el fracaso del experimento chino en convertirse en la potencia mundial que desbancaría a Estados Unidos.
No sé, pero tengo el presentimiento que todo esto que estamos viendo con ojos de azoro, era un plan bien orquestado por Estados Unidos para hacer creer que estaban por dejar de ser la potencia mundial y, al igual que en los años 80 del siglo pasado, hacernos creer que Japón en su momento o China ahora sería la potencia mundial para hacerlos caer. Japón lleva más de diez años de deflación y situaciones económicas que como país no lo deja ser una potencia, y China va a seguir sus pasos.
¿Quién será el siguiente? Al tiempo.