Universitarios en bicicleta de montaña - LJA Aguascalientes
17/04/2025

Por Jaime Sainz

Coordinador Académico del CIDE Región Centro

 

Hace dos años exactos que llegué a vivir en Aguascalientes. Entre un volumen respetable de momentos felices, una de mis experiencias más queridas ha sido viajar con mis colegas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) a recorrer los cerros de los alrededores de la ciudad en bicicleta de montaña. La actividad es una metáfora que ilustra a qué se enfrenta quien escoge empresas difíciles.

El viaje en montaña es una experiencia singular. Se vive la camaradería común de los viajes compartidos con gente querida. Se observan las montañas, los matorrales y algunas cactáceas, el Cerro del Muerto y la ciudad -aún con fisonomía apacible- a la distancia. El esfuerzo físico produce energía y bienestar en el cuerpo. Es un viaje de placer, sin duda.

Pero que no se confunda lo placentero con lo confortable. Sobre todo para un principiante, ir cuesta arriba entre rocas y tierra es extenuante; ir cuesta abajo puede ser peligroso. El azar puede proveer lluvia, sol intenso, con seguridad habrá polvo, sudor y para los faltos de práctica algún dolor muscular o un calambre paralizante.

El balance a favor de semejante viaje lo hacen las recompensas de llegar a una cima y observar el valle desde otra perspectiva, además de la satisfacción de haber concluido una ruta difícil y larga. Como sabe también un corredor de fondo, nada más satisfactorio que un vaso de agua al finalizar una carrera.

En un viaje igual de retador, los estudiantes de licenciatura en Políticas Públicas del CIDE estudian una de las carreras centradas en asuntos públicos con mayor contenido en  matemáticas, estadística y economía de todo México, comparado con otros programas de ciencia política, administración pública o gobierno. Por el sello cuantitativo y por la dificultad de los cursos, el programa es comparable quizá sólo a sus programas hermanos de la sede Santa Fe del CIDE en la Ciudad de México o, también en la capital del país, al programa en Ciencia Política de una universidad privada del barrio de San Ángel.

Ugo Pipitone, uno de los profesores más prominentes del CIDE, arengó así a los estudiantes de primer ingreso durante el primer día de clases en Aguascalientes: “Vienen a entender México. Vienen a conocerse a sí mismos. Para lograrlo hay que sudar”.


Además de la dificultad y las satisfacciones, hay otras coincidencias entre el ciclismo de montaña amateur y los programas académicos de alto rendimiento. En ambos hay grandes diferencias de habilidad y formación entre el integrante más destacado y el que tiene menos habilidades. En el ciclismo de montaña entre amigos suelen haber inexpertos que nunca habían tomado las veredas y apenas habían montado en bicicleta. El éxito de una salida depende de que los integrantes asuman el liderazgo en distintos momentos del viaje. Un liderazgo rotatorio y solidario, por así decirlo.

En mi equipo ciclista un profesor portugués había recibido su primera bicicleta prácticamente al nacer, ya sin rueditas en la parte trasera; de joven había rodado por gusto algunos tramos de la Tour de France. Mientras pedaleábamos trabajosamente él cambiaba llantas ponchadas, indicaba el camino, esperaba a la retaguardia e indicaba a los menos duchos cómo se cambian las velocidades, nos invitaba a ir por unas millas más, repartía gel deportivo y finalmente nos animaba a levantarnos nuevamente antes de las 8 am los domingos.

En la primera salida al Cerro del Muerto, un profesor potosino guió a un compañero que se rompió la mano, instantes después de que nos dimos cuenta de que estábamos perdidos. Un profesor jalisciense cargó con la bicicleta del fracturado y la propia por algunas horas por el camino agreste, en lo que el azar nos descubría el camino de regreso. El objetivo no es acumular millas o hacerlo con la mayor velocidad, sino explorar el camino, lograr que el grupo viva la experiencia con intensidad, y llegar seguro a casa.

En contraste con un ambiente solidario por naturaleza, el ambiente del CIDE es competitivo. Los profesores que no cubren las expectativas no ven un contrato renovado. Los estudiantes que reprueban o bajan de cierto promedio no reciben un formato de reinscripción. Es sencillo que un estudiante, sobre todo los más destacados, busquen dejar atrás a los demás. Los menos avezados pueden ser también los más intimidados, lo que limita su participación, sus preguntas y opiniones.

Pero aún en esa atmósfera competitiva, hay también quienes deciden ser líderes solidarios. Ayudan a sus compañeros a resolver un ejercicio, elaborar un argumento, y se abstienen de degradar la opinión del otro. Entienden la competencia, pero de un modo más complejo y satisfactorio. Pienso, sin prueba alguna, que los dos tipos de estudiantes conseguirán sus objetivos, pero el que se la juega por un equipo tendrá una vida más satisfactoria y brindará a los demás momentos más gratos.

Otros persistirán en llegar solos a la cima. A ellos les recomiendo hacer un viaje en bicicleta, por la montaña.  

 


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1 thought on “Universitarios en bicicleta de montaña

  1. r. Pirsig. Zen and the art of motorcycle maintenance. Muy recomendable. Saludos desde Cide DF

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