Durante el pasado proceso electoral federal 2014-2015, cuyos comicios se llevaron a cabo el 7 de junio, la ciudadanía tuvo la oportunidad de elegir de entre varias opciones; aunque a simple vista, gracias a la publicidad realizada tanto por el aparato oficial como por los medios de comunicación masiva, pareciera que se trata de contiendas equitativas, en realidad no lo son tanto, comenzando por las prerrogativas que son entregadas de manera diferencial dependiendo, en gran medida, de la votación que se haya obtenido en una pasada elección.
Aun con un sistema electoral diseñado para permitir la preponderancia de los más fuertes, con mucho vigor, creatividad, trabajo y usando medios alternos de comunicación, se puede llegar a obtener algunos triunfos, sobre todo cuando los candidatos son de excelente calidad.
Ha sido una agradable sorpresa al conocer los resultados de la elección de diputados federales, que llegarán a ocupar curules personas que se encuentran comprometidas con la democracia y el bienestar popular, como es el caso de los 26 diputados de Movimiento Ciudadano quienes han obtenido sus constancias, tanto de mayoría como de asignación (en el caso de ser electos por el principio de representación proporcional) y que estarán ofreciendo su mejor esfuerzo, como lo mencionó Clemente Castañeda, coordinador de la bancada: con una agenda legislativa que pretende diferenciar a este movimiento del resto de las demás fuerzas políticas, al buscar la renovación de la vida pública y la consolidación de herramientas que oxigenen la vida democrática de México bajo las directrices de la participación ciudadana, la rendición de cuentas, la transparencia y la equidad.
Habrán de proponerse la Ley General de Participación Ciudadana; reformas a la Ley Federal de Consulta Popular; revocación de mandato, presupuesto participativo y referendo constitucional. Los derechos humanos se tomarán muy en serio, legislando en materia de desaparición forzada y tortura. Debido a la desconfianza generalizada sobre la actuación de los cuerpos de seguridad, motivada por los hechos como los de Tlatlaya, Ayotzinapa y recientemente los de Ostula, se buscará crear comisiones de la verdad y que no queden los responsables impunes, como ya parece ser una tradición de los gobiernos emanados de los partidos políticos tradicionales.
Se retomará la discusión sobre los derechos de los indígenas, con la finalidad de fortalecer la autonomía y libre determinación de los pueblos originarios, asegurando el respeto y protección de sus sitios sagrados.
Se fortalecerá la transparencia y la rendición de cuentas y el Sistema Nacional Anticorrupción tendrá que dejar de ser solo una simulación.
Iniciaremos la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión con la seguridad de que la voz de los ciudadanos será escuchada en esa alta tribuna de la república.