- No tengo conocimiento de sobreexplotación laboral con esas personas: Báez Leos
- Considera que la relación de los niños con personas del Campestre es buena, los domingos van a lavar sus coches
Tras el anuncio de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) de que se hará una intervención en Pocitos, como parte de una investigación del síndrome del trabajador quemado (burnout), Gustavo Báez Leos, delegado de Pocitos, aseguró que no ha identificado la presencia de este síndrome en la población, agregó que si bien varios de ellos trabajan en zonas residenciales como el Campestre, la relación entre ambos es buena.
La investigación a cargo de Irma Carrillo Flores, catedrática del departamento de Educación del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades, identificó la presencia de algunos síntomas del síndrome, el cual es básicamente el agotamiento extremo de las personas, “la comunidad de Pocitos se enfrentó a una importante transformación social, pues era una zona alejada de lo urbano, pero al extenderse el crecimiento y construirse fraccionamientos y zonas residenciales alrededor, los habitantes de un estrato socioeconómico medio-bajo se emplearon como secretarias domésticas, albañiles o trabajadores de servicio de dichas residencias”.
Al respecto, el delegado de Pocitos fue cuestionado sin embargo apuntó que no ha detectado ningún síntoma que se asocie al burnout, “En algún libro que encontramos en el archivo histórico se comentaba que hace mucho tiempo -el Club Campestre fue fundado en 1951-, como en 1930 o 1940 comenzaron la compra de esos terrenos porque era muy económico, no había desarrollo, no estaba urbanizado y se hablaba de un pequeño complejo de que después de ser las tierras de ellos, llegaron grandes fraccionamientos y estas personas de Pocitos tenían que emplearse con las nuevas personas que habían llegado supuestamente a invadir, no invadieron, simplemente fue el crecimiento de esa zona”.
Subrayó que ha estado trabajando constantemente con la comunidad de Pocitos y a su ver, los niños, por ejemplo, mantienen una buena relación con sus vecinos del Campestre, “por ejemplo los vemos los domingos lavando los carros a las personas, no todos los que viven en Pocitos trabajan en el Campestre, hay gente que trabaja en Nissan y otras empresas, no hemos visto lo del complejo por ahí, no lo hemos encontrado; sí ha crecido mucho la zona de Pocitos por los fraccionamientos y Cotos como otras comunidades”.
Dijo que luego de que se difundiera la información de la investigación de Carrillo Flores, trató de ponerse en contacto con ella, “pero no la pudimos encontrar, ellos son especialistas y saben exactamente en qué pueden influir, yo espero tener una reunión con ella y si podemos coparticipar en algo encantados”, en cuanto el tema de los niños que trabajan mencionó: “no me puedo meter, si ellos gustan obtener un recurso no me puedo meter, las personas que conocemos que trabajan ahí no trabajan más de las ocho horas diarias, son trabajos domésticos o de jardinería, yo no tengo conocimiento de una sobreexplotación laboral con esas personas”.
No se puede desestimar un trabajo académico con percepciones personales.
Hoy mismo tratare de buscar al delegado y para conocimiento de los lectores, nunca he recibido ni llamada telefónica ni visita en mi domicilio de esta persona.