Sale caro ser pobre / Ciudadanía económica - LJA Aguascalientes
23/11/2024

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) dio a conocer el pasado 16 de julio los resultados de su Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) 2014. Esta encuesta, desde el año de 1992 se realiza cada dos años entre los meses de agosto y noviembre de cada año de número par. De entre los resultados, el INEGI destaca en su boletín de prensa informativo que “el ingreso promedio trimestral de los hogares en el país en 2014 se ubicó en 39,742 pesos, lo que implicó una caída de 3.5% en términos reales respecto a los ingresos reportados en 2012.” Allí mismo remarca que “el nivel ingresos de los hogares en 2014 fue inferior al que se registró en 2008, año de crisis económica, cuando fue de 46,285 millones de pesos, es decir 14.2% menor en términos reales.”

Los resultados de la Enigh son reportados en forma total y dividiendo el número total de hogares existentes en el país, que para finales del año 2014 sumaban 31’671,002, en diez grupos, diez deciles, conforme a su nivel de ingresos. De esta manera, se seleccionaron los 3’167,000 hogares con menores ingresos de todo el país para integrar el decil I (o decil uno), posteriormente los 3’167,000 hogares con más ingresos para conformar el decil II (dos), y así progresivamente hasta llegar a los 3’167,002 hogares con los mayores ingresos, para conformar el decil X (diez). De esta manera se puede analizar la dinámica en el comportamiento económico que realizan los habitantes de los hogares dependiendo de su nivel de ingresos.

El INEGI reporta que el año pasado, el ingreso de la mayoría de los deciles presentó retrocesos respecto a 2012, indicando que el único grupo que mostró un aumento en sus ingresos fue el decil uno, los más pobres, cuyo ingreso real total creció 2.1%, y los más afectados se ubicaron en los estratos de ingresos medios y altos, donde los siete, ocho y nueve retrocedieron cerca del 6% cada uno de ellos. Sin embargo, cabe aclarar, que este aumento de los ingresos de los más pobres se debió a un importante incremento, de 20% de transferencias de recursos -remesas o subsidios gubernamentales que representan 43 pesos de cada 100 que reciben los hogares de este decil-, mientras que los ingresos recibidos por cuenta propia en realidad se redujeron 3.8%. De forma similar, los ingresos de los hogares del decil dos, se habrían reducido aún más de no haber registrado también un aumento en las transferencias.

En todo análisis numérico siempre se puede ver un vaso medio lleno o medio vacío, según se desee. El INEGI reporta que gracias a las transferencias, la encuesta mostró que la desigualdad en el ingreso en el país no presentó variación en 2014, respecto a 2012. Así, 30% de la población con mayores ingresos concentró 62.5% de los ingresos corrientes en 2014, nivel comparable al 62.7% que tuvo el mismo sector poblacional en 2012.

Pero a final de cuentas, a todos nos cuesta que no exista grave desigualdad en los ingresos de los mexicanos. Y esto es porque una parte de la población tiene que salir del país para proveer a sus familiares con remesas que les envía desde el extranjero y el gobierno subsidia a quienes más carencias tienen con los recursos obtenidos de quienes pagan impuestos. A todos nos sale caro tener pobres. Ante esto cabría preguntarnos si no sería mejor destinar los recursos que sirven para disfrazar la pobreza para fortalecer la capacidad de los que menos tienen de manera que puedan allegarse por sí mismos mayores ingresos.

El columnista de Excélsior, Paulo Cantillo, en su análisis del 16 de julio de 2015 destaca que el nivel de ingresos promedio de los hogares mexicanos resultó ser 14.2% menos al registrado en la Enigh del año 2008.

Con menores ingresos, los gastos necesariamente también son menores. Es preciso recordar que los ingresos que perciben los hogares provienen de lo que estos mismos gastan al adquirir lo que consumen. De esta manera, si el gasto ha ido reduciéndose en los últimos años, resulta importante saber qué tan productiva y racionalmente se está ejerciendo. Las empresas que ofrecen bienes y servicios, cuando son de origen nacional, regresan a nuestra economía casi todo el dinero que gastan las personas al adquirirlos, mientras que si son de origen extranjero, una parte importante sale del país, vía compra de insumos, pago de regalías, derechos y utilidades.

Entre los años 1993 (año inmediato posterior a la primera Enigh) y 2008, conforme al Indicador mensual del consumo privado en el mercado interior que publica el INEGI, el consumo de bienes y servicios de origen nacional de origen nacional se incrementó, en términos reales, 48.5%, mientras que el consumo de bienes y servicios de origen importado aumentó 420%. En ese mismo lapso de tiempo, los productos y servicios de origen nacional aumentaron también el contenido importado, gran parte de lo cual está representado por marcas y patentes extranjeras sobre las que se pagan regalías. Entre 2009 y 2014 la proporción de contenido importado del consumo de los hogares mexicanos se ha mantenido alto, permitiendo estimar que actualmente casi cuatro de cada diez pesos que gastan en consumo los hogares mexicanos en el mercado interno se destina al extranjero.

Mediante las propias decisiones de consumo se ha debilitado la capacidad de la economía mexicana para ofrecer mejores ingresos de los hogares. Ante el deterioro del poder adquisitivo todos, aunque con mayor intensidad los hogares de menores ingresos, optan por consumir productos importados de bajo precio, acentuando de esta manera el costo que la precariedad económica repercute en el bienestar general de las personas.


 

[email protected] @jlgutierrez

 


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