- A pesar de que el gasto destinado para este rubro no sea mayor al 1% del PIB, cuenta con investigadores de gran nivel
- A pesar de ser un distractor, el internet también ha sido una importante herramienta para los investigadores
A diferencia de lo que muchos mexicanos creen de su país, México es uno de los países de Latinoamérica con mayor número de referentes en la investigación científica, según lo indicó el vicerrector de investigación y posgrado de la Universidad de los Andes (Chile), José Ignacio Martínez Estay; ello a pesar de que el gasto destinado para este rubro no sea mayor al 1% del PIB.
En los últimos 20 años, Latinoamérica en general ha tenido una época de revolución en la investigación científica, siendo México uno de los países más importante con referentes internacionales mexicanos, sobre todo investigadores universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma Metropolitana e instituciones académicas privadas como el Tecnológico de Monterrey y la Panamericana.
Sus contribuciones se comprueban a partir de las publicaciones o proyectos de investigación de alto impacto en revistas científicas de todo el mundo; muchos provienen de Latinoamérica, especialmente de México.
“Parte de lo que ocurre en Latinoamérica es que estamos todavía a años luz de lo que implica la investigación científica en países de primer mundo”, en los países que forman parte de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE, agrupación de 34 países para promover políticas que mejoren el bienestar económico y social del mundo), el promedio de inversión pública en investigación científica, desarrollo e innovación es más o menos del 5% del PIB; en Chile se ejerce alrededor del 0.04% y México no supera el 1%, por lo tanto el investigador considera haber un desafío enorme a comparación de los países desarrollados.
“Claro que ha habido muchos avances importantes, el punto es que también es un tema de realidades”, es difícil que en un continente donde la pobreza es una realidad se le destinen recursos a algo que pueda resultar superfluo -como la investigación científica-, cuando lo que hay que hacer es que la población tenga trabajo, salud y educación.
Para el 2014 Suecia era la nación de la OCDE que más recursos asignó para dicho rubro con un 3.8% del PIB; comparativamente con México se señala que por su dimensión territorial y población es la decimotercera economía del mundo, pero en cuanto a la inversión en investigación y desarrollo es uno de los más más rezagados.
En el 2009 se invirtió lo equivalente al 0.4% del Producto Interno Bruto en investigación y desarrollo, porcentaje que lo ubicaba en el último peldaño de las naciones miembros de la OCDE; para el 2014 el gobierno aprobó 81 mil millones de pesos mexicanos, lo que implicó un aumento de 12 por ciento respecto de 2013; con dicho recurso el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología logró incrementar los proyectos enfocados en la solución de problemas de alimentación, salud, cambio climático, medio ambiente y energías renovables: “Yo creo que todo estos cambios también fortalecen el interés de jóvenes para seguir en el mundo de la investigación y además que se queden en su país”, ya que al no contar con apoyos gubernamentales buscan oportunidades fuera del él.
Papel del investigador universitario
“Antes que nada, uno como profesor investigador necesita pensar y analizar el rol social que debe cumplir, porque no sólo es para satisfacer su espacio intelectual buscando la verdad científica, sino también un beneficio social”, ello se traduce internamente en las aulas con los alumnos, donde el profesor universitario debe cultivar el interés por la investigación mediante su pasión y metodología de trabajo.
Para Martínez Estay, un verdadero profesor investigador no es egoísta, tiene la cualidad de difundir y transmitir sus conocimientos, la manera en como lo hace es la primer parte de su reto, pues la otra va en relación con el nivel de conexión que tiene el alumno con el catedrático: “A diferencia de lo que nos tocó vivir a nosotros, ahora están mucho más ocupados de sí mismo que de lo que ocurre fuera de él”, con el uso de las redes sociales han perdido su estrategia de interacción y contacto físico con los demás, ahora se les hace más difícil relacionarse, comprender la lectura, hablar y escribir.
La tecnología digital y la investigación
A pesar de ser un fuerte distractor, el internet también ha sido una importante herramienta para los investigadores, por ejemplo para Martínez Estay, quien se especializa en el área del derecho, le ha facilitado sus investigaciones al tener un sistema de búsqueda electrónico de jurisprudencias: “Me ahorra tiempo y esfuerzo al no tener que buscar en libros enormes y decenas de tomos”.
La tecnología es un medio en la medida que uno la sepa usar bien, desde su perspectiva es magnífica para contribuir al fin último de la investigación que es generar nuevos conocimientos y aproximarlos a la búsqueda de la verdad.
“De hecho las nuevas tecnologías son neutras, todo depende de lo bien que la sepamos usar y también prescindir de ella cuando corresponda”, ese es el desafío entre los jóvenes y los investigadores de trayectoria, puesto que el alumno puede contar con un excelente profesor investigador pero si no está conectado y está pegado a su dispositivo móvil será difícil permear en los conocimientos.