Fonoteca Nacional rinde homenaje al compositor Tomás Méndez - LJA Aguascalientes
16/11/2024

  • Ocupa un lugar privilegiado porque fue un poeta; sus metáforas son únicas, son directas, aparentemente sencillas, pero es que están vividas desde lo más hondo de un hombre de la tierra más árida, rocosa y con vetas de oro y plata que es Zacatecas

 

 

Distintos temas fueron sustanciales en las composiciones del músico Tomás Méndez (Fresnillo, Zacatecas, 25 de julio, 1926 – 19 de junio, 1995): la naturaleza, el despecho, el desamor, el hombre que llora, los animales, que se encuentran exaltados en composiciones como Huapango torero, Paloma negra, Cucurrucucú, Las rejas no matan, Que me toquen las golondrinas, entre muchas otras.

Pável Granados, coordinador del catálogo Música Popular Mexicana de la Fonoteca Nacional, recibió y compartió en la Sala Murray Schafer algunas anécdotas que acercaron al público con la vida y obra del compositor la noche del lunes 15 de junio en el recinto del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes que conserva y difunde la memoria sonora del país.

Cucurrucucú ha sido la canción emblemática del autor que ha alcanzado fama internacional, pues ha sido traducida a varios idiomas y se escucha desde los países más cercanos de México hasta los más alejados, como Rusia, Japón, Argentina, España, Israel. Esta canción ha sido interpretada por Caetano Veloso en la película Hable con ella, dirigida por Pedro Almodóvar. Lo que es indicativo que el repertorio de Tomás Méndez continúa vigente.

En la música mexicana, Tomás Méndez Sosa ocupa un lugar privilegiado porque fue un poeta, sus metáforas son únicas, son directas, aparentemente sencillas, pero es que están vividas desde lo más hondo de un hombre de la tierra más árida, rocosa y con vetas de oro y plata que es Zacatecas. Pieza clave en la música popular mexicana del siglo XX.

Originario de Fresnillo, Zacatecas, el músico que nació el 25 de julio de 1926 y murió el 19 de junio de 1995 provenía de una familia humilde, fue el antepenúltimo hijo de 13 hermanos. “Nace con talento y desde muy pequeño trabajó repartiendo comida para los mineros, en sus descansos se acostaba en el campo y él me contaba que la primera música que hizo en su cabeza fue al recrear el sonido de los árboles con el viento; se fijaba mucho en las aves, en su cantar”, comentó Eduardo Méndez, hijo del compositor.

Durante la sesión Cucurrucucú… cantaba. 20 años sin Tomás Méndez, también se proyectaron diferentes videos en los que se observaron y escucharon algunas de la canciones del artista, como Paloma negra, A los cuatro vientos, Bala perdida, El aguacero, con Lola Beltrán; Cucurrucucú, con Caetano Veloso; Al cabo y qué, con Manolín y Shilinsky, título que deja ver la faceta de Tomás Méndez como compositor humorístico.

Sus hijos Mirna, Gabriela y Eduardo recordaron que su padre tenía un especial sentido del humor, un humor negro y una forma característica de hablar, incluso compartieron que Los Polivoces lo llegaron a parodiar. Aunque también se refirieron a él como un hombre estricto, reservado, observador y sensible.


Tomás Méndez y Lola Beltrán formaron la mancuerna de oro, pues las creaciones del músico y el mariachi, en la voz de la cantante, cautivaron al público de aquella época, así como a las nuevas generaciones. En particular Cucurrucucú, melodía que elevó a ambos artistas y los posicionó en un lugar privilegiado.

Los ahí presentes se congratularon al contar con la presencia de María Elena Leal, hija de Lola Beltrán, quien conoció al compositor y recordó la forma como Tomás Méndez señalaba los puntos de inflexión de las composiciones a la cantante, así como la forma en que tenía que mover las manos.

Al reflexionar sobre las canciones del músico, sus familiares revelaron la explicación que el mismo artífice hiciera de Cucurrucucú, la cual trata de un hombre que se enamora y al no ser correspondido muere de desamor en la locura, cantando, llorando, bebiendo y se va al cielo. Desde allá le sigue llorando a esa mujer y le pide a Dios que le dé la oportunidad de reencarnar en una paloma para buscarla. Y es el mismo Dios que le dice, ya no le llores, las piedras no saben de amores.

Tomás Méndez fue descubierto por Mariano Rivera Conde, quien también descubrió el mambo, los tríos, los boleros, la música sinaloense, señaló Pavel Granados, ya que entre el público se contó con la presencia del hijo del impulsor de talentos, quien lleva el mismo nombre, y relató que efectivamente su padre detuvo a Tomás Méndez para que no se regresara derrotado a su natal Fresnillo. Con sólo escuchar tres de sus canciones consiguió que en la RCA Víctor se interesara por él.

Hacia el final del homenaje, el auditorio, el cual se encontraba repleto, disfrutó de las interpretaciones de María Elena Leal, quien cantó Paloma negra, Cucurrucucú y Huapango torero, las cuales fueron cantadas y aplaudidas por el público; asimismo, se escucharon las interpretaciones de Laguna de pesares, en la voz del hijo del compositor, Eduardo Méndez, y Las rejas no matan, entonada por Armando Moreno, amigo de la familia del músico, todos ellos acompañados por el Mariachi de Lalo Tovar.

La Fonoteca Nacional se ubica en calle Francisco Sosa 383, colonia Barrio de Santa Catarina, Coyoacán. Informes al teléfono 41-55-09-50, en la página www.fonotecanacional.gob.mx o al correo [email protected].

 

Con información de Conaculta

 


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