Hoy voy a platicar algo sobre mí, soy funcionario electoral, trabajo desde hace unos meses en el Instituto Electoral de Jalisco, soy un tipo demócrata, que cree en la democracia por el origen de la palabra más que por las reglas que los legisladores han impuesto: el poder del pueblo.
Hoy 7 de junio es un día histórico en el país, como todos los días de elecciones, pero este cobra un mayor sentido, lo confieso, estoy joven para sentirme decepcionado de mis instituciones y de mis políticos, en algunas y algunos aún tengo un poco de esperanza, solo he votado una vez, hoy lo haré por segunda.
Mi padre es un tipo inteligente, clavado con la suya, así revolucionario como el Ché y un rebelde que piensa que el Santo es el único héroe que nos ha dado patria, la verdad pienso lo mismo que él. Él es un tipo decepcionado de los políticos, de las elecciones, de las instituciones, de las campañas, de las promesas, de los fraudes, de la crisis económica, tiene 62 años, ha votado muchas más veces que yo. Es un tipo crítico, muchos ciudadanos deberían tener su nivel de crítica, estaríamos mejor.
He pensado y reflexionado mucho sobre el voto nulo, sin duda es mejor que abstenerse. El voto nulo es un número, un mensaje que se manda a los políticos. Un número que aparecerá en las actas, pero en México no sirve de nada, no importa que haya millones de votos nulos, habrá un ganador y si bien nos va una Reforma Electoral que vincule el número de votos nulos y que quizá con un porcentaje, obligue repetir las elecciones, hoy eso no pasa, aunque suene fuerte anular su voto es tirarlo a la basura.
No quiero parecer un tipo dramático, un tipo institucional, que solo porque trabajo en las instituciones electorales defiendo el voto. Quiero dejar una reflexión que me he convencido en estos últimos días. Yo al igual que todos o la mayoría de los ciudadanos no estoy contento con los políticos, no estoy contento con su manera tan lejana de gobernar o de legislar, de ser y de hacer. Con su manera tan hipócrita de pedir votos y luego entregarse a las cúpulas partidistas y cuidar los intereses de los partidos y no de los ciudadanos, yo también estoy harto de que las campañas políticas sean absurdas, agobiantes, inequitativas, de ataque, que exista la guerra sucia y la poca creatividad.
Por eso mismo escribo una columna semanal, porque desde las letras, como decía una imagen que subí a mis redes sociales: todavía hay algunos que creemos en el poder de las letras. En México, en Aguascalientes y en Jalisco todos los políticos se han sentado con mafiosos del poder a negociar algo, algunos puestos a cambio de dinero para la campaña, apoyo institucional a cambio de contratos gubernamentales, han tenido reuniones no dignas de ser públicas con los políticos más cochinos del estado o del país, la mayoría de ellos así son: dicen que la política es el arte de tragar mierda y hacer buena cara.
¿Entonces para qué votar? Porque no votar es de cobardes.
Votar es enfrentar a esos políticos, votar es elegir al candidato que crees que puede cambiar esta situación con los mecanismos legales, constitucionales y pacíficos que una diputación, una presidencia municipal o una gubernatura dotan. En realidad votar nulo es no hacer nada, ni una cosa ni otra. Elegir entre el mal candidato y el buen candidato es no elegir un mal gobierno de 6 o 3 años y elegir un mejor gobierno para todos.
No se trata de un discurso político, y la verdad es que hasta hace unas horas no había decidido mi voto, pero estoy decidido en votar. Tampoco se trata de elegir entre voto de castigo o voto útil, se trata de ejercer un derecho, a final de cuentas en la urna es de los únicos momentos en la política que somos nosotros solos sin que nadie nos juzgue.
Votar es el comienzo. Elegir entre uno y otro gobernante es apenas el inicio, votar es por tener vergüenza y derecho de exigir en los próximos meses. Votar es la llave y la credencial que tenemos para que nuestros gobernantes hagan la voluntad del pueblo, si votamos podemos exigir a nuestro diputado o nuestro alcalde con el derecho de decir: yo voté por ti y no me has cumplido. Yo voté por ti y quiero hablar contigo. Yo voté por ti y necesitamos una nueva red de alcantarillado o alguna otra petición.
De eso se trata votar, de dar el primer paso hacia una ciudadanía madura, una ciudadanía que exija. El voto no va a cambiar, pero no votar va empeorar las cosas, dará gobernantes con menos legitimidad, dará gobiernos obstruidos, gobiernos incapaces e ineficaces de construir alianzas plurales con la ciudadanía por el beneficio de todos. Eso produciría no votar.
A final de cuentas votar es un derecho, todo derecho conlleva una obligación. Votemos porque queremos, porque estamos conscientes de que necesitamos ser escuchados, desgraciadamente en México, la única manera de hacernos escuchar es votando. Es una invitación a hacer valer nuestros derechos, de los pocos que nos quedan.
@pochaquito