Si alguien va cuesta abajo por el camino equivocado, no necesita motivación para apresurarle. Lo que necesita es educación para darle la vuelta
Jim Rohn
Siempre he pensado que cuando la mayoría de los alumnos de un salón de clases salen mal en un examen, el que en realidad reprueba es el maestro. Algo así me ha parecido que ha ocurrido con el informe titulado Los docentes en México 2015, que la consejera presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), Sylvia Schmelkes, presentó ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados y que causó un gran revuelo por los resultados tan poco edificantes que se dieron a conocer sobre los maestros. Después de leerlo y analizarlo con detenimiento puedo concluir sin temor a equivocarme que con este informe los reprobados no son los maestros, sino el sistema educativo mexicano y sus autoridades.
Según cifras del informe hay casi un millón y medio de maestros entre los niveles de preescolar, primaria, secundaria y media superior. También precisa que en las instituciones formadoras de docentes, la mayoría son mujeres y más del 50% de los estudiantes provienen de familias cuyo ingreso se encuentra por debajo del bienestar mínimo. Esto último se considera como una de las razones de su bajo rendimiento. También nos dice que los exámenes que se aplican a la mitad y al final de la carrera tienen malos resultados, lo que demuestra que no salen bien preparados para ejercer como maestros.
Mencionan también que en el primer concurso de ingreso al Servicio Profesional Docente a nivel nacional, sólo el 40.4 % tuvo resultado idóneo para ejercer la docencia, y en educación media superior el porcentaje fue aún más bajo, sólo el 32.8%. Otro dato interesante es que los trabajadores de la educación representan una cuarta parte de los profesionistas y técnicos calificados del país.
Sin embargo, creo que el dato más significativo es que actualmente, y aunque parezca increíble, el número de vacantes en primaria y secundaria es superior al número de los que están egresando de las instituciones formadoras de docentes porque cada vez les resulta menos atractiva dicha profesión. Concretamente se habla de una reducción del 30% en la matrícula. La carrera de maestro ya no está resultando atractiva para los jóvenes por muchas razones, pero la principal de todas es la fiscalización en forma de evaluaciones a la que están siendo sometidos.
No hay que perder de vista que a raíz de la Reforma Educativa del 2012, los maestros se han visto inmersos en una serie de exámenes que parecen no tener fin. Si quieren tener plaza, deben participar en un concurso de oposición. Los que ya están dando clases, tienen que presentar evaluaciones permanentes para poder continuar en la docencia y lo mismo ocurre con los que aspiran a puestos directivos.
La evaluación se ha convertido en una constante que tiene estresados y molestos a los maestros por la incertidumbre que les provoca, ya que de los resultados que obtengan dependerá si continúan frente a grupo o son destinados a labores administrativas. Evaluar a los maestros con sus respectivas consecuencias parece haberse convertido en la actividad principal del sistema educativo, en vez de concentrar sus esfuerzos en una mejor selección y preparación inicial de sus maestros. Tantas evaluaciones sólo significan que no confían en la preparación que dan en sus propias instituciones formadoras de docentes, ni en sus propios docentes y eso es muy grave.
El INEE ha cumplido con un mandato constitucional al realizar este informe y darlo a conocer, pero no analiza demasiado ni deja en claro quiénes son los responsables de unos resultados tan preocupantes. Es cierto que no se queda en la denuncia y que termina con una serie de recomendaciones que vale la pena considerar, como son: investigar más datos sobre los maestros; fortalecer la gestión organizacional y la formación de maestros, tanto en Normales como en universidades; tener mejores esquemas de evaluación y mejorar también las instituciones; transformar las escuelas Normales y convertirlas en instituciones de Educación Superior, con profesores de buen nivel; que los salarios no sean iguales, sino que respondan al mérito por desempeño e incentivar a los que trabajen en escuelas de mayor marginación y pobreza y diseñar una buena planeación que asegure docentes para los próximos 15 años.
Hay algo en el informe que me parece importante resaltar y es que se destaque que la calidad de la educación depende de la formación de los maestros y que éstos son el elemento más importante en la calidad del aprendizaje de los alumnos, lo cual me da mucho gusto porque es un reconocimiento explícito de que no es tan fácil prescindir del factor humano en el tema educativo. También me ha gustado que incidan en la necesidad de una formación inicial y continua de altísima calidad para que estén orgullosos de pertenecer a una carrera digna y que les proporcione grandes satisfacciones, sin desigualdad ni discriminaciones.
No son los maestros quienes deben sentirse mal ante este demoledor informe, sino todo el sistema educativo en su conjunto, ya que no ha sabido enderezar el rumbo de una educación que evidenciaba su mala calidad año tras año en los exámenes nacionales e internacionales. Este informe ha exhibido un sistema educativo deficiente y los reprobados son sus autoridades.
@petrallamas