México-Brasil: encuentros y desencuentros / Taktika - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Davos, Suiza. 26 de enero de 2007. El rijoso presidente de México, Felipe Calderón, descarga su artillería verbal contra las “dictaduras personales vitalicias” y la negativa de Sudamérica de integrarse al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas). Con un tono suave pero firme, el mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defiende la actuación de Evo Morales de Bolivia y de la bête noire de los Estados Unidos en la región, Hugo Chávez de Venezuela.

Mostrando su desacuerdo con el mexicano, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, dice: “La negativa al libre comercio no es asunto de prejuicios”.

La escena arriba descrita sirve como introducción al presente artículo, el cual hace un recuento de las relaciones entre aztecas y cariocas en el comienzo del tercer milenio.

Con la elección de Vicente Fox Quesada como presidente de México, se inauguró una nueva etapa en la vida democrática del país. La tan cacareada “alternancia en el poder” y el famoso “bono democrático” del nuevo gobierno emanado de la derecha presagiaron un cambio de timón en el ámbito de la política exterior del águila azteca.

La reunión cumbre de los “vaqueros Marlboro”, George W. Bush y Vicente Fox, en ejido San Cristóbal, Guanajuato, anunció el acatamiento de la diplomacia mexicana a los dictados imperiales emanados de Washington. La “enchilada completa”, el vergonzoso “comes y te vas”, el Aspan (Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte) y la defensa a ultranza del ALCA fueron la divisa de los tiempos.

Después del controversial resultado de la elección presidencial de 2006, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa fue ungido como mandatario (“Haiga sido como haiga sido”) y lanzó una ofensiva contra el crimen organizado. En el escenario internacional, la diplomacia azteca hubo de supeditarse a la lucha contra los cárteles de la droga.

Por el contrario, el exsindicalista Luiz Inácio Lula da Silva fue elegido mandatario del Brasil. Inmediatamente, implementó programas sociales como Fome Zero  (Hambre Cero) y Bolsa Familia  (Estipendio Familia) con los que abatió los niveles de desigualdad social. Asimismo, se fortaleció el papel de la compañía petrolera estatal, Petrobras (tristemente involucrada en actos de  corrupción). Finalmente, cabe mencionar que también Brasil tiene problemas con los cárteles de la droga, prueba de ello es que de vez en cuando el ejército y la policía militarizada realizan operativos en las favelas.

En el plano exterior, Lula decidió revitalizar la industria bélica carioca y signó sendos acuerdos con Francia, Reino Unido y Rusia. Además, se unió al grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), una fuerza emergente en los asuntos globales.

Ante la preocupación de los sectores empresarial y político mexicanos por el surgimiento de Brasil, Felipe Calderón visitó el país amazónico en agosto de 2009. Aquella gira sirvió para “poner al día las relaciones existentes y de evaluar la conveniencia de profundizar rivalidades o buscar alianzas”. (Proceso 23/08/2009).


Asimismo, durante la Cumbre de América Latina y el Caribe, celebrada en la Riviera maya en febrero de 2010, limadas las asperezas pasadas, da Silva y Calderón anunciaron un “proceso formal para explorar la conveniencia de suscribir un acuerdo estratégico de integración económica”. Sin embargo, esta declaración sólo quedó en buenas intenciones.

Con la vuelta de los gobiernos emanados de la Revolución y con Dilma Rousseff en el poder, México y Brasil buscan escribir una nueva página en su relación bilateral. Muestra de ello es la visita de Estado que realizará la líder carioca a nuestro país (la primera en lo que va de sus dos mandatos).

De esta manera, los dos países que representan en conjunto el 62 por ciento del Producto Interno Bruto de América Latina y el 55 por ciento de su territorio y población respectivamente signarán acuerdos en temas tales como agricultura, agronomía, aeronáutica, energías renovables, comunidades rurales, recursos hídricos, etc.

Por todo lo anterior, “México y Brasil: dos naciones imprescindibles en el mundo” (Beatriz Paredes Rangel dixit) tienen la oportunidad de fumar la pipa de la paz, dejar atrás los recelos, y explotar el potencial mutuo.

Aide-Mémoire.- La advertencia del millonario George Soros sobre una eventual guerra entre China y los Estados Unidos y la nueva estrategia militar anunciada hoy por Beijing poco abonan a la tranquilidad del globo terráqueo.


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