Guerrero es uno de los 16 estados que tienen elecciones concurrentes para el proceso electoral de 2015. En lo personal me gustaría que la gubernatura la ganara Beatriz Mojica por tres razones; una, es mujer de izquierda, por lo tanto se esperaría mayor sensibilidad para afrontar los problemas sociales.
La segunda, es una mujer con formación académica, cuenta con un posgrado en economía en La Sorbona. Tiene trayectoria como activista social. Conoce y ha defendido desde hace tiempo causas indígenas. Y la tercera porque es mujer. Las responsabilidades que ha tenido en el partido y en la vida pública han sido por mérito propio, y no porque detrás esté un padrino que la promueva para las candidaturas plurinominales como a muchas mujeres del PRD y de otros partidos.
Aún con sus fortalezas y credenciales, me parece que la responsabilidad de gobernar un estado como Guerrero es en verdad inmensa. Los problemas tienen una larga historia de abusos a la población y saqueo a sus recursos naturales.
Hoy Guerrero es una de las entidades con mayores conflictos sociales, políticos y económicos que de no resolverlos van a ir en ascenso. Pueden pasar de un proceso de reclamos a transformarse en una especie de guerra civil regional que cuestione el papel que desempeñan las instituciones del Estado.
Para poder dimensionar la magnitud de la tarea, revisemos algunas cifras de la realidad social de Guerrero. Según el censo de 2010, la población total es de 3, 338, 768 habitantes. Casi la tercera parte, (26.9%) son hogares con jefatura femenina. El 20% de la población femenina son madres adolescentes menores a 20 años. Solo el 13.2% de las madres son económicamente activas, mientras el 86.8% no están incorporadas en actividades remuneradas.
La población económicamente activa se compone de 1,438,315 guerrerenses. El 15.1% habla idioma indígena. Hay una alta tasa de natalidad del 2.4% que representa el cuarto lugar nacional.
Guerrero ocupa el segundo lugar, después de Chiapas, en analfabetismo, el 16.7%. Solo hay un tercio de la población por encima de la línea de la pobreza. Nuevamente, Chiapas primero y después Guerrero, son los estados con mayor población en situación de pobreza y pobreza extrema.
En 2010 el 67.6% estaba en condiciones de pobreza, para 2012 avanzó al 68.7%. La población que se ubica en la franja de pobreza extrema es poco más de la tercera parte, el 31.7%.
Observemos que entre Chiapas y Guerrero se disputan los deshonrosos primero y segundo lugar en indicadores que reflejan la mayor injusticia social del país, aunque el comportamiento político difiere mucho entre uno y otro.
Guerrero tiene una larga tradición de guerrilla. Mucho más que Chiapas. La población oprimida no ve otra alternativa que dirimir los conflictos por la vía de las armas porque no confía ni en el gobierno ni en las instituciones que lo representan.
El despojo de tierras, de recursos hídricos, minerales y agropecuarios han sido una constante hacia los guerrerenses. Junto a esta historia de despojo y pobreza, se incorpora por si fuera poco, otras actividades ilegales, principalmente las que se refieren al narcotráfico.
Una parte importante en la producción de mariguana y amapola se produce en Guerrero. Los lugares donde se encuentran los plantíos son conocidos por los pobladores. La tierra caliente por sus condiciones territoriales y de clima, son ideales para la producción de estupefacientes.
Se dice que las autoridades municipales y el ejército saben perfectamente dónde están ubicados y no hacen nada por desmantelarlos. La riqueza se concentra en narcotraficantes, hacendados, algunos campesinos y empresarios locales, con el contubernio de autoridades y gobiernos corruptos.
Todos los indicadores de descomposición del tejido social están presentes, quien gobierne Guerrero va a tener una gran responsabilidad.
Twitter: @normaglezz