- La música como escaparate ante sus vivencias en un reclusorio preventivo mexicano
- Segregados es una banda que nació en los baños del Reclusorio Varonil Oriente del Distrito Federal
Comúnmente se dice que la música es un camino para ganar dinero, hacerte famoso y viajar por todo el mundo, sin embargo, para un grupo de defeños el concepto de música va más allá de lo material, se convierte en un escaparate emocional para sobrevivir a situaciones de vulnerabilidad, como el estar dentro de un reclusorio preventivo varonil. La historia de los Segregados es así, libre de dinero y cargada de obstáculos judiciales.
En el año de 2008, un par de internos del Reclusorio Varonil Oriente del Distrito Federal se conocieron por su interés en la música rockera y al compartir sus problemas con la justicia iniciaron un pequeño grupo musical en los baños del auditorio.
Semanas después de analizar la idea le solicitaron a las autoridades internas que les permitieran un espacio para ensayar y hacer las tocadas, al ser aprobado reunieron poco a poco a más interesados, en un inicio sólo sacaban covers de Led Zeppelin, Creep, Rolling Stones, entre otros. Primero eran tres, pero luego llegó Sergio Corona (que sigue interno en el Reclusorio Sur) él tocaba con Julio Preciado y le incluyó a la banda el trombón y un estilo más versátil.
Con los meses trabajaron covers de Panteón Rococó, Inspector y La Maldita Vecindad, cuando entra un nuevo guitarrista (Luis) y un mariachi, decidieron convertir el grupo en compositor original, dejar de tocar canciones de otros y preparar las propias con un estilo propio.
En ocasiones se corrió la idea de que el nombre de Segregados había nacido por estar integrado por varios músicos que fueron destituidos de otros, sin embargo, uno de los fundadores de la banda, Jonathan Álvarez, aclaró que el fondo está en el origen de ellos, “todos estábamos apartados de la sociedad, literalmente, desagregados de todo”.
Se creó una fusión de diversos estilos y gustos en las personas de un guitarrista de reggae (Jonathan Álvarez), un baterista de rock (Antonio Garza), un panke (Luis Morales Yáñez), un bajista de metal (Fabián Monzón), un músico de banda sinaloense (Sergio Corona) y un norteño (Carlos Albarrán).
Del 2009 al 2010 se dedicaron a componer, y en noviembre de ese último año se grabó el primer disco mezclado por Antonio Garza (un ingeniero en audio que se encuentra interno en las Islas Marías) quien, señalan, es el pilar de la banda, pues es quien envía e inyecta siempre la energía positiva a todos a pesar de su situación complicada, “él sigue resistiendo desde allá, y le mandamos toda la vibra positiva”, los integrantes indican que siempre que les pasaban cosas raras como un traslado, castigos o limitantes para tocar, nunca dejó que el ánimo decayera.
“Acá afuera puedes planear irte de fiesta, viajar o visitar a tu familia, pero uno nunca planea una ida a la cárcel, eso te cambia la vida”, esta es la razón por la cual la música les inyectó de un estilo de adrenalina y fortaleza para sobrellevar su tiempo de sentencia y salir al mundo a continuar con su vida.
Para 2011, la agrupación La Maldita Vecindad los apoyó con la presentación de su disco a los que mencionaron como “sobrevivientes a un reclusorio”, fueron entrevistados e invitados a tocar en Francia, España e Inglaterra, al creer que el grupo seguiría con el boom musical; sin embargo, tuvieron varios “bajones” con los cambios de administración federal y penitencial, “de ser los consentidos de ciertas autoridades pasamos a ser los más perseguidos”.
Algunos fueron trasladados a Santa Martha Acatitla, otros a las Islas Marías, al Reclusorio Sur y Jonathan, al hoyo, (celda de castigo en el Reclusorio Oriente). Esto en respuesta a la temática de sus canciones puesto que detallaban parte de la injusticia que se vive en el sistema penitenciario mexicano, los malos tratos, el repudio hacia un espacio como ese, el dolor de ser inocente y tratado como culpable, y demás puntos de reproche hacia la autoridad.
“Éramos conscientes de la responsabilidad que teníamos, porque hasta podríamos causar que se armara un mitin entre nosotros los reclusos, pero la verdad es que nuestra intención nunca fue esa, sólo queríamos sacar la frustración, el dolor, el coraje que sentíamos adentro a través de la música”.
Durante los festivales que se permiten hacer al interior de algunos centros de reinserción social, se organizaban toquines con otros internos que cantaban rap o cumbia, todo con bocinas reparadas, instrumentos creados con material reciclado o algunos donados por familiares externos. “Fuimos la manera en como más de mil carnales con un chingo de broncas se desestresaban con el primer guitarrazo de Segregados”.
Para estos once hombres adultos, la música es una manera de liberación y de cruzarlo con un mensaje que es “siempre vibrar positivo”, pues desde su perspectiva, de no haber encontrado en ella un escaparate ninguno hubiera podido salir del reclusorio vivo y con ánimos de seguir su vida.
Sus planes
Por ahora se encuentran en proceso de grabación de un nuevo material discográfico, por lo que solicitaron a las autoridades de las Islas Marías que les permitan entrar a grabar unas canciones con Toño y hacer la mezcla ahí, pues aunque hay más personas que pueden hacer el trabajo afuera consideran necesario la intervención de su amigo, pues es quien ha mantenido desde la raíz a Segregados.
“Queremos que sea él porque es parte del equipo, porque demostrará que es una persona que puede salir al mundo, es productor musical, ingeniero en audio y además tiene un programa de tele interno, creemos que no debería estar ahí, es una personas muy positiva y propositiva”, lamentan que aún le falten dos años más para cumplir su sentencia, a pesar de que ya tenga ocho años encerrado; la mayoría del grupo tuvieron un promedio de cinco años de sentencia.
Por eso se reitera que la música fue un escaparate, pues algunos iban entrando cuando inició el proyecto, otros iban a la mitad de su encierro; pusieron el ejemplo de El Norteño que llegó al reclusorio por un homicidio que no cometió, lo sentenciaron a 27 años pero dos años después lo absolvieron por demostrar que no era culpable, “yo estaba en el hoyo cuando lo sacaron, pero ahí vamos, estamos esperando a más carnales que pronto saldrán de ese terrible lugar”.
Ellos mismos se definen con sonidos de funk, reggae, ska, norteño y hasta “cumbiancheros”, son el resultado de una mezcolanza de ritmos curiosos, su peculiaridad es que lograron fusionar de manera natural ritmos de rock, metal, banda, norteña, mariachi y música tropical, géneros que a simple vista parecieran totalmente distintos, incluso algunos opuestos entre sí.