Hemos estado comentando que la inseguridad en el país, sobre todo en Guerrero, Tamaulipas, Oaxaca, Sinaloa, Michoacán, Estado de México y Zacatecas, ha costado al país ya el 1.5% del PIB (Producto Interno Bruto), esto habla de más de mil millones de pesos, lo cual está lastimando la vida social y económica de nuestra patria. El contubernio de los delincuentes con autoridades venales ha dado como resultado el fortalecimiento de las bandas criminales que ahora con los asaltos en las carreteras, en las que ya asaltan los transportes “sobre pedido”, causan estragos a las empresas y fortalecen la economía informal, pues venden en esa área lo que se roban y al mismo tiempo provocan una competencia a las empresas con sus mismos productos, pues al ser robados los dan abajo del costo y esto desestabiliza el mercado. Por otro lado las empresas comienzan un calvario para que les reciban las denuncias y poder aplicar las pérdidas a sus resultados, y el SAT seguramente los auditará por querer deducir lo que les robaron.
Así las cosas, los seguros contra robo han tenido un incremento a causa de las reincidencias y además el desánimo de aquellos que han sido afectados de manera recurrente, y en algunos casos son amenazados de muerte si denuncian o llegan a saber dónde están sus mercancías. Algunos de ellos han comentado que cuando dan datos para que detengan a los criminales, de inmediato les llaman para amedrentarlos. Esto deja la duda de cómo es que se informan de estas actuaciones los delincuentes.
Indudablemente que esto debe terminar. Creo que el impacto de las acciones de los delincuentes en la industria y el comercio ya ha llegado a niveles intolerables y pone en peligro la estabilidad de muchas actividades. Y qué decir del incremento de los robos domiciliarios, los cuales son el pan de cada día de los ciudadanos. Y éstos se dan ya en todos los fraccionamientos y las colonias, así como en todas las poblaciones del país, en algunos casos con una violencia que ha provocado la pérdida de vidas de ciudadanos, padres de familia o hijos ejemplares, trabajadores y gente productiva para el país. Vemos que cuando detienen a un asaltante de un jovencito, por robarle el celular lo asesina sin ningún remordimiento, y que el delincuente tiene decenas de ingresos a la cárcel, y las autoridades, con fianzas irrisorias, los dejan en libertad hasta que asesinan a alguien y de suerte son detenidos.
Desafortunadamente así están las cosas en materia de seguridad. Recordemos que en las fosas clandestinas encontradas a través de todo el país son miles las víctimas no identificadas. Ya haremos un recuento de esta situación. Pero ahora estamos llegando a una situación muy diferente en lo que se refiere a seguridad, pues el pasado viernes primero de mayo en Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato y Nayarit se dieron una serie de hechos, de bloqueos e incendios de vehículos, así como en todas las entradas de la ciudad de Guadalajara, en Lagos de Moreno -cerca de Encarnación de Díaz de Jalisco-, Ciudad Guzmán; un enfrentamiento en Casimiro Castillo, Jalisco, en el cual fue derribado un helicóptero y murieron tres militares en cumplimiento del deber. El gobernador informó que hasta ese momento se habían dado 26 bloqueos, y tres que fueron fallidos, incluyendo a los seis municipios conurbados con Guadalajara; once bancos incendiados, una caja de ahorro y tres gasolineras. Y mencionó que había siete fallecidos y quince heridos. Así las cosas, lo reportado en Nayarit y Colima de bloqueos y enfrentamientos nos habla de que ya no es inseguridad de lo que se está hablando, sino de terrorismo y de grupos de desestabilización, lo cual se tendrá que atacar y perseguir con toda la fuerza del Estado y que los que han tolerado el actuar de los delincuentes se den cuenta del daño que le han hecho a la sociedad mexicana, los cuales si son detectados deberán ser castigados como terroristas y no como delincuentes del fuero común. En fin, creo que estamos ante hechos inéditos de cárteles que decidieron enfrentar al gobierno mexicano creyendo que tienen la fuerza para salir adelante, en una clara medición de fuerzas. Esperamos que la autoridad se imponga actuando sin complacencias para restablecer el Estado de Derecho y la paz social. En México somos más los que queremos trabajar y vivir en paz que los criminales.