El presente es el momento de la verdad, del misterio y de la trascendencia - LJA Aguascalientes
21/11/2024

  • Entrevista a Juan Trejo acerca de La Máquina del Porvenir
  • La novela discurre por todo el siglo XX a partir de la historia, filosofía, ciencia ficción y con un profundo bagaje legado de la cinematografía y de la cultura pop

 

La Máquina del Porvenir del escritor y periodista español Juan Trejo (Barcelona, 1970) se hizo acreedora en 2014 del X Premio Tusquets de Novela, una historia en la que se engarzan la vida de tres generaciones de una misma familia. El jurado, que estuvo presidido por Juan Marsé y que estuvo integrado por Almudena Grandes, Juan Gabriel Vázquez, Ginés Sánchez, valoraron principalmente “el formidable despliegue narrativo y la ambición fabuladora de esta historia.”

La novela centrada en Óscar, el tercer miembro de esta familia de desarraigados y visionarios, busca desentrañar sus antecedentes familiares, por lo que decide emprender un viaje para rastrearlos. De su abuelo, Ricardo Charme, apenas sabe que nació en Polonia y que tuvo que huir a los Estados Unidos para salvar la vida antes de la Segunda Guerra Mundial y que tiempo después recalaría en Argentina. De su padre, Jorge, sólo sabe que es un exitoso escritor de libros de autoayuda, en los que las nuevas ideas new age son preponderantes. Con esta poca información, Óscar iniciará su periplo personal en busca de su pasado para poder entonces comprender su futuro, todo con la extraña y misteriosa máquina del provenir como telón de fondo.

Foto: Iván Giménez
Foto: Iván Giménez

La novela de Trejo reconstruye a partir de la historia, filosofía, ciencia ficción y con un profundo bagaje legado de la cinematografía y de la cultura pop, un entramado que discurre por todo el siglo XX, que nos llevará de la mano para entender que el presente el momento esencial de nuestra vida.

Juan Trejo es licenciado en Filología, fue miembro del Consejo de redacción de la revista Lateral y es autor de la novela El fin de la guerra fría (2008) y platicamos con él recientemente:

“La idea surgió poco después de acabar mi primera novela, El fin de la Guerra Fría. Quería hablar del poder de la ficción para crear realidad, del poder de la palabra para crear un simulacro de vida que puede acabar siendo, como le pasa finalmente al personaje principal de esta segunda novela, vida en sí misma, en el más estricto sentido de la palabra. Me llevó un tiempo acabar de escribirla, algo más de cuatro años, porque mantener unidos todos los hilos de la trama que debían hablar de ese poder conllevó un serio trabajo de ingeniería narrativa.” Nos comentó el autor.

Javier Moro Hernández (JMH): Me parece muy interesante la forma en que toda una tradición literaria como la ciencia-ficción influye de manera muy importante en la construcción de la historia, sobre todo en el personaje de Óscar, quien encuentra en ella muchos referentes para entender y emprender su viaje de reconstrucción (como él le llama). Una tradición de la cual muchos nos hemos empapado y que a veces puede ser considerada menor dentro de ciertos ámbitos académicos y que sin embargo en tu novela adquiere una importancia y una relevancia mayúscula.

Juan Trejo (JT): En La máquina del porvenir la ciencia ficción juega un papel importante, es cierto, pero no en un sentido obvio. No se trata de una novela de ciencia ficción, sino de una novela que utiliza referentes de la ciencia ficción para hablar del punto de vista de los personajes, de su manera de entender el mundo, de enfrentarse a él. J.G. Ballard dijo que la ciencia ficción era el género más adecuado para hablar del presente, y yo comparto su opinión, porque es un género que pone a nuestro servicio recursos narrativos que permiten adentrarse en la psique humana de manera directa.

JMH: Otro elemento que quería tocar contigo, Juan, es la presencia de las tres generaciones: Rick, Jorge y Óscar. Cada uno representa una búsqueda personal distinta, cada uno busca algo diferente, aunque al final los tres se compaginan de cierta manera. Este relación entre padre-hijo-nieto, además me parece que logra sintetizar los cambios sufridos en el mundo durante el siglo XX ¿Era tu intención hacer una novela que abarcará toda la historia moderna, por decirlo así?


JT: Resultaría muy pretencioso por mi parte decir que esa era mi intención. Pero está claro que esos tres personajes, pertenecientes a tres generaciones, cubren una buena parte del desarrollo del siglo XX y del inicio del XXI. Y es cierto que cada uno de ellos materializa alguno de los aspectos que definen todo lo ocurrido durante ese periodo de tiempo. El abuelo, que es el que abarca un periodo mayor, vive en sus carnes las consecuencias de las dos guerras mundiales, tiene que emigrar a América para sobrevivir, acaba perdiendo sus referentes, sus raíces. El padre es el exponente de ciertos movimientos contraculturales propios de los años sesenta, con todos sus claroscuros, con sus buenas intenciones y sus fracasos más sonados. Y el hijo, el narrador y protagonista principal, es el representante de una generación que ha crecido sin referentes morales pero que igualmente ha tenido que construírselos con todo aquello de lo que ha podido echar mano. En el caso de Óscar son los referentes propios del mundo de la ficción: todo aquello que ha visto y leído en películas, cómics, novelas… Un material que, curiosamente, acaba resultándole muy útil a un nivel íntimo y personal.

JMH: Otro elemento presente en la novela es el uso que haces de referencias a obras cumbres de la literatura como Pedro Páramo en la parte en la que Rick llega a Sonora o las referencias que haces del libro de Las Enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda. Me parece muy interesante cómo utilizas la intertextualidad para moldear la construcción de los protagonistas de la novela.

JT: Como escritor, al igual que mi personaje principal, fui utilizando todos los elementos de mi bagaje cultural que me permitiesen contar esta historia. Una historia de ficción que utiliza a su vez la ficción, escrita y pensada por otros, para crear realidad; como decía en la primera respuesta. Esos referentes, que de algún modo cualquiera puede reconocer, sirven también para indicarle al lector hasta qué punto lo que está haciendo Óscar al contar su historia es crear una suerte de mecano, de combinación de historias heredadas, que finalmente tienen vida propia y hablan de lo que él necesita que hablen. Es decir, Pedro Páramo, Las enseñanzas de Don Juan, Watchmen, las novelas de Ballard o las películas de Spielberg que él cita le son tan últiles, o más incluso, como los escasos recuerdos o datos contrastables que tiene de su familia para contar la historia de su abuelo, de su padre, y también su propia historia.

JMH: Otra de las ideas que me quedaron al leer la novela es la importancia que le das al presente. Una importancia filosófica que reivindica la necesidad de pensar menos en lo que vendrá y darle más importancia a lo que estamos haciendo.

JT: Digamos que se le puede dar una doble lectura a eso que dices. Es cierto que los personajes, y sobre todo Óscar, acaban entendiendo que el único momento importante es el presente. Porque sólo en el presente podemos afirmar que estamos vivos, que es lo que anda buscando durante toda la novela el protagonista principal. El presente, por decirlo de otro modo, es el momento de la verdad, del misterio y de la trascendencia. Por otra parte, que en el título de la novela está la palabra “porvenir” era también una declaración de intenciones. Porque vivimos en un momento histórico en el que parece que ya todo acabó, que el apocalipsis está a la vuelta de la esquina, y que por lo tanto no tiene sentido alguno pensar en lo que vendrá. Pensar en el futuro es poco menos que ingenuo, porque parece que vivimos en el final de los tiempos. Pero lo que acaba descubriendo Óscar también es que soñar en lo que está por venir sigue valiendo la pena. Porque como la vida es aquello que contamos de ella, y él ha visto que puede contar la suya como le apetezca, tal vez el futuro pueda ser contado, cuando sea presente, de un modo distinto, más humano; mejor, en definitiva.

JMH: Filosofía, ciencia-ficción, literatura, cine. Son muchos los elementos artísticos y de ficción con los que se construyó La máquina del porvenir, por lo que quería preguntarte ¿Cómo hacer que todo encaje para lograr una estructura que no deja que el lector se pierda? ¿Cómo trabajaste para lograr esa estructura compleja?

JT: Fueron muchos meses de esfuerzos para que, al cruzarse, cada una de las líneas de la trama volcase algo de sentido sobre la que tenía al lado. Pero ha sido un trabajo gozoso. Porque yo creo que es en la estructura, en el andamiaje de una novela, donde hay que cifrar la categoría y los logros de dicha obra. La estructura, y también el trabajo con el lenguaje, es lo que hace que una novela traspase la línea del entretenimiento para convertirse en otra cosa; en arte, con un poco de suerte. No digo yo que mi novela sea otra cosa, que lo haya logrado por completo, pero al menos esa ha sido mi voluntad. Es decir, mi intención es que el lector no sólo pase un buen rato con todas esas historias, sino que también experimente en sí mismo lo que se cuenta en esas páginas, que él también viaje y viva a través de la ficción.

 


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