Se fue. Ni adiós dijo. Tampoco hizo ruido. Contrario a la estridencia del general Rolando Eugenio Hidalgo Eddy, salió de puntitas, como si fuera el mejor alumno de la Compañía Nacional de Ballet. Simplemente agarró sus tiliches. Se llevó los secretos de los asuntos más espinosos de la procuración de justicia en Aguascalientes. Y partió al Distrito Federal, el ombligo del poder nacional.
A la feligresía le cayó de sorpresa el abandono de la parroquia. El contribuyente que le pagaba mensualmente su salario se sintió engañado al aventar el encargo por otro trabajo de mayor nivel. Faltó a su palabra: “Me iré cuando el gobernador me pida mi renuncia, no antes”.
Desde siempre se hizo creer que Felipe Muñoz Vázquez formaba parte del patrimonio local. “Yo creo que para el estado lo que más convendría es que siga en el cargo el procurador, es una garantía para Aguascalientes, para la sociedad”, declaró el gobernador Carlos Lozano de la Torre, hace diez meses, quien agregó que el fiscal “es una gente que está aquí con nosotros, que agradecemos mucho que esté aquí, es una gente que permanentemente recibe ofertas para irse a otros lugares y que por suerte sigue en Aguascalientes, el procurador es una garantía” (El Heraldo de Aguascalientes, 07/06/2014).
De aquella fecha al primer trimestre de 2015 algo ocurrió, porque la buena relación se desdibujó.
A las 22:06 horas del jueves 19 del mes pasado, Reforma coloca en su versión digital la nota envuelta en la hoja de la apreciada filtración, la que alimenta la exclusividad vanidosa, pero niega toda posibilidad de sumarle a la debatida transparencia: “La procuradora Arely Gómez González removió a Abraham Eslava Arvizu como encargado del despacho de la Seido y en su relevo se encuentra en forma provisional Martín Marín Colín, hasta hace unos días jefe de la Unidad Antidrogas de la Subprocuraduría.
“Se trata del cuarto responsable de la Subprocuraduría en menos de cinco meses, aunque según funcionarios federales, este último cambio es la antesala para la llegada de Felipe Muñoz Vázquez, procurador de Aguascalientes, a quien dan por sentado que la próxima semana se integrará al equipo de la procuradora”.
Horas antes del mismo jueves, día que renunció Muñoz Vázquez a la Procuraduría, el gobernador Lozano de la Torre y su esposa saludaban al papa Bergoglio en la audiencia semanal celebrada en la Plaza de San Pedro. Es probable que el jefe de la Iglesia católica haya enterado al jefe del Poder Ejecutivo terrenal de la ingrata novedad. A manera de consuelo, quizá, le recuerda el aforismo divino: “Dios te lo dio. Dios te lo quitó”.
En Aguascalientes, los encargados temporales de la parroquia, la alta jerarquía integrada por el jefe de Gabinete y el secretario de Gobierno, le suman al suspenso, muy al estilo de Alfred Hitchcock, al declarar un total desconocimiento del asunto; es más, juraron y perjuraron por el Osito Bimbo que nada sabían de la promoción de Muñoz Vázquez.
Hasta el lunes 23 se consuma el desaseo institucional con la validación oficial de la filtración informativa. Arely Gómez González, procuradora general de la República, toma protesta a ocho funcionarios que integran a partir de ese día su equipo de trabajo, entre los que destaca Felipe Muñoz Vázquez, nombrado subprocurador especializado en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), quien fungió además como subprocurador de Delitos Federales durante la gestión de Eduardo Medina Mora en la PGR (2006-2009).
Más tarde el gobierno de Aguascalientes emite el comunicado de prensa 3336 para informar, con evidente retraso, que se recibió “la renuncia del procurador del estado con fecha del 20 de marzo de 2015 para incorporarse a su nuevo encargo”; el boletín nada dice de la materialización de renuncia, si fue a través de algún documento depositado de la Oficialía de Partes, o por twitter, o por correo electrónico, o por whatsapp, o por teléfono, considerando que el gobernador Lozano de la Torre estaba en Europa. Tampoco ilustra de la vía utilizada para contestarle, como en el caso del general Hidalgo Eddy.
De quién huyó, de qué corrió o de qué se hartó Muñoz Vázquez para maniobrar su reingreso a la PGR, al lado de Arely Gómez González, su buena amiga y cercana compañera de andanzas en la Procuraduría de Eduardo Medina Mora. No lo sé.
Lo que sí me permite suponer el desarrollo de esta historia es que su todavía jefe, el gobernador, no estaba enterado del cabildeo -del rentable, por supuesto- de su cercano colaborador, al considerar éste que no es lo mismo 16 meses de chamba estatal que casi cuatro años de trabajo federal.
Los nombramientos de la procuradora Gómez González, de los subprocuradores Muñoz Vázquez y Gilberto Higuera Bernal, y del visitador general, Alejandro Chávez Flores, son un reconocimiento del presidente Peña Nieto al manejo de la procuración de justicia en el país durante las administraciones del Presichente Fox y del Felipresidente Calderón, porque los cuatro colaboraron con los procuradores Eduardo Medina Mora, o Rafael Macedo de la Concha, o Arturo Chávez Chávez, respectivamente.
La múltiple designación contradice la apreciación del entonces procurador Jesús Murillo Karam, al compartir que encontró “devastada” la procuraduría recibida por la administración priista (periodista Carlos Puig dixit).
O la dura declaración, en conferencia de prensa, del entonces coordinador priista de los senadores, Manlio Fabio Beltrones, a raíz de la renuncia de Arely Gómez González a la titularidad de la Fepade, a cuatro días de 14 comicios estatales de 2010, porque es parte de una estrategia que sólo busca ocultar el “doble discurso” del presidente Calderón, quien toma “decisiones electoreras” para tratar de influir en los resultados, según interpretó el sonorense (La Jornada, 01/07/2010).
Del suspenso de Hitchcock al surrealismo de Kafka.
Porque alguien tiene que escribirlo: Los candidatos deberán abstenerse mañana de la Visita a las Siete Casas, es pecado electoral.