19 mil 482 personas necesitan un trasplante

• En el 2014, 80 mil receptores no pudieron mejorar su calidad de vida por no conseguir el órgano o tejido
• Ley General de Salud  especifican dos tipos de donadores: el tácito y el expreso

Aspectos médicos, sociales, sicológicos, tanatológicos, legales y de creencias religiosas son parte fundamental en el tema de la donación de órganos, el cual continúa en proceso de adaptación cultural en México, pues debido a la falta de información y creación de mitos en torno a la transferencia de órganos ha causado que el sector salud y organizaciones civiles sigan en la batalla de conseguir órganos para salvar a otra vida.

Según la Cruz Roja Mexicana, en el 2014 se registraron alrededor de 80 mil potenciales receptores que no pudieron mejorar su calidad de vida por no conseguir el órgano o tejido requerido, “es difícil porque cuando estás sano y en vida, nunca crees que sea necesario o también tiene mucho que ver la parte religiosa, las creencias que se tienen”.

Desde la década de los 40, en México se realizan trasplantes de córnea y de piel, la primera intervención con un donador vivo se efectuó en 1963, con un trasplante de riñón, a pesar de que a esas fechas todavía no se contaba con alguna norma de tipo legal que regulara o permitiera el acto; fue hasta 1973 cuando se agregó al Código Sanitario Mexicano, un capítulo especializado en la regulación y manejo de órganos-tejidos con fines terapéuticos, a partir de ahí se esperaba un mejoramiento en la calidad de vida de muchas personas con ayuda de otras (vivas o muertas).

Para 1984 dicho Código se transformó en la Ley General de Salud, la cual contempla un capítulo completo acerca de la donación de órganos y tejidos, además de la aparición del Registro Nacional de Trasplantes que le pertenecía a la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia. Ya en 1999 se creó el Centro Nacional de Trasplante (Cenatra), el cual retoma programas de registro y difusión en todo el país mediante un plan único nacional donde participan más de 180 hospitales autorizados para la realización de trasplantes, más de 300 médicos especializados y casi dos mil profesionistas como trabajadores sociales, psicólogos, anestesiólogos y médicos internistas.

Oficialmente, en cada estado de la República y en el Distrito Federal está vigente un Consejo Estatal de Trasplantes; mediante una lista rigurosa de posibles receptores, éste se encarga de coordinar todas las acciones para la intervención médica bajo un absoluto control sanitario.

En Aguascalientes la cultura de la donación de órganos ha ido tomando fuerza gracias a los trabajos informativos y de capacitación que tanto los gobiernos municipales y estatal como las organizaciones civiles han emprendido en beneficio de la población vulnerable; con apoyo del Cenatra se ha difundido los aspectos jurídicos, sociales, éticos y religiosos que se requieren, pues éstos son los que en la mayoría de las ocasiones dificultan el trasplante de un paciente.

Según la Red Nacional de Trasplantes, hasta el día de ayer existían 19 mil 482 personas que requerían de un trasplante, distribuidos de la siguiente manera:

En lo que va del 2015 se han reportado en el Sistema Informático del Registro Nacional de Trasplantes:

Cenatra destaca la importancia de considerar la posibilidad de brindar órganos o tejidos en buen estado a quien pueda requerir de ellos, ya que nunca se sabe cuándo se pueda necesitar de alguno (ya sea la persona o algún familiar o amigo cercano). Para más información puede consultar  www.cenatra.salud.gob.mx

En la Ley General de Salud, en su título décimo cuarto se especifican dos tipos de donadores: el tácito y el expreso. Todos los ciudadanos mexicanos son donadores de órganos (donador tácito), pero también se puede manifestarse de manera verbal o por escrito, la voluntad de ser donadora (donación expresa).

Para considerarse donador expreso se puede contar con la Tarjeta de Donador Voluntario, un medio idóneo para informar el deseo de ser donador de órganos y tejidos con fines de trasplante; ésta se puede solicitar en el portal digital de organismo federal (http://goo.gl/aSAhh) o en organizaciones civiles incorporadas al Centro.

Otra alternativa es a través del documento oficial de la donación el cual radica en manifestar el consentimiento expreso de todas aquellas personas cuya voluntad, después de la vida, sea donar sus órganos y tejidos para que sean utilizados con fines terapéuticos. Este proceso debe ser expedido por una autoridad federal facultada, el ciudadano debe acudir de manera personal con identificación oficial al Cenatra.

Ambas alternativas se consideran como una decisión no revocable por terceros, es decir, si la personas lo decidió en vida, ningún familiar tiene la facultad de negar la voluntad final y evitar la extracción del órgano o tejido.

Tipos de donación 

Como no todas las personas que fallecen pueden ser donadoras de órganos, se necesita de la realización de evaluaciones médicas especializadas; el Cenatra especifica que en los casos donde la persona haya fallecido debido a un paro cardio-respiratorio pero con alguna enfermedad que cause el cese de las funciones del corazón, sólo se puede donar tejidos como las córneas.

En el caso de las personas que fallecen por muerte encefálica se pueden donar casi todos sus órganos que médicamente se consideren en buen estado, como el corazón, los riñones, el hígado, los pulmones, el páncreas, entre otros; así como sus tejidos.

En un breve sondeo realizado en esta ciudad por La Jornada Aguascalientes, destacan las siguientes respuestas a las preguntas de: ¿eres donador? ¿por qué?

Carlos Campos Magallanes, 35 años: Sí lo soy, porque mi madre tiene cáncer y continuamente ocupa sangre, así que comprendimos que si ella lo ocupa alguien más lo necesitará y si puedo ayudar así como nos han ayudado, entonces ¿por qué no hacerlo?

Rosalba Montes, 28 años: “No lo soy oficialmente, de vez en cuando voy y dono sangre al IMSS pero así oficial, no; no se me ha ocurrido ir, además, no sé, como que me da miedo que si todavía no estoy muerta me quieran quitar algún órgano”.

Laura Martínez, 54 años: “Con orgullo digo sí, soy donadora desde mis 18 años cuando ya se me permitió serlo. Desde muy niña vi cuando mis padres se negaron a que mi hermano, cuando murió, donaran sus órganos y eso que se podían casi todos porque murió de accidente, no de enfermedad, eso me puso a pensar y dije ¿por qué no dar una oportunidad de vida a alguien más si yo ya no puedo más? Yo creo que todos deberíamos serlo, no perdemos nada, total los órganos y todo se quedan en la tierra, mejor dárselos a alguien vivo”.

Leobardo Torres, 45 años: “No lo soy, no les tengo confianza a los sistemas de salud, he visto tanto de eso del tráfico de órganos, qué tal si nomás lo usan para ganarse dinero y afectar a otras personas. Ni a mi hijo lo dejé donar sangre porque luego después se enferman y ya les cuesta mucho recuperarse”.

Ana Valdés, 19 años: “Sí, qué chistoso que pregunten, porque justo recogí mi tarjeta en el Banco de Ojos hace dos semanas. Mi idea salió a partir de lo que vi en muchas noticias de cuánta gente necesitaba de un trasplante, estoy joven y por eso pienso que era tiempo perfecto para decidirme, quién sabe si el día de mañana me pase algo y mis órganos le puedan dar mejor vida o salvarle incluso la vida a alguien más”.