Jefatura de Gabinete, un paso inconcluso
Por Gilberto Carlos Ornelas
La figura de jefe de gabinete del Gobierno del Estado de Aguascalientes, aprobada a fines del 2010, significó una importante innovación en el funcionamiento del Poder Ejecutivo y una aportación al debate de la reforma de los gobiernos en México. Ha resultado polémica y vista con reserva incluso dentro del partido que la promovió. Ha sido criticada por quienes prefieren la sencillez del esquema de un gobernador con secretarios del Despacho y por otros que aluden en concreto al funcionario que ha inaugurado esa institución. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos y un seguimiento del debate de ese tema me lleva a confirmar la idea que ya esbozaba desde la aprobación de la reforma constitucional que dio origen a ese cargo: la instauración de la Jefatura de Gabinete en Aguascalientes, única en el país, está inconclusa pero no sería deseable que desapareciera, sino que se complemente con las precisiones derivadas del análisis de la experiencia para que mejore sensiblemente la gobernabilidad democrática del estado y en el futuro ofrecer al país una experiencia aceptable.
Hay que recordar que fue la circunstancia de los gobiernos divididos en la transición democrática mexicana lo que obligó a pensar no solamente en la forma de elegir los gobiernos, sino también en la manera de ejercer el discutido y desprestigiado presidencialismo y especialmente su relación con el Poder Legislativo. Desde Zedillo y luego con Fox y Calderón, los viejos cánones no resultaban eficientes para la nueva gobernabilidad y la construcción de acuerdos. Así comenzó a surgir la idea de una nueva figura que, siendo subordinada del titular del Ejecutivo, pudiera coordinar posibles gobiernos de coalición o alianzas parlamentarias, mejorar la operatividad de las dependencias del Poder Ejecutivo y sobre todo fortalecer la comunicación y negociación con el Poder Legislativo y sus fuerzas parlamentarias. Alguien sugirió, se dice que fue el entonces poderoso líder del Senado, instituir la figura de jefe de gabinete que en algunos países de Sudamérica se había creado para matizar el “hiperpresidencialismo” y que venía siendo un discreto paso hacia un modelo semiparlamentario.
En 2010 en Aguascalientes no se eligió un gobierno dividido, aun así el entonces recién electo gobernador Lozano propuso con audacia la creación de esa figura política y logró la aprobación de todas las fuerzas políticas sobre todo porque, de entrada, significaba elevar el peso de las bancadas parlamentarias en el ejercicio diario del gobierno, pues la primera característica de la Jefatura de Gabinete es que requiere de la aprobación con mayoría calificada del Congreso de manera tal que el coordinador del gobierno tendría comunicación y gran cercanía con la representación popular. Se le dotó de las facultades para que el gobernador llevara por su conducto la relación con los poderes Legislativo y Judicial y con los Ayuntamientos del estado, y se otorgaron atribuciones para coordinar a las dependencias del Ejecutivo.
Seguramente, la parte final del sexenio y la renovación de poderes locales marcarán la coyuntura para revisar si la norma legal fue eficiente para producir una articulación ágil y fluida entre la Jefatura de Gabinete y las dependencias del Ejecutivo para la toma de decisiones administrativas y el desarrollo de las políticas públicas, si se mejoró la coordinación con los gobiernos municipales y el entendimiento con el Poder Judicial. De manera especial tendría que analizarse si el marco legal propició mejores condiciones para la construcción de acuerdos con el Congreso del Estado y hasta qué grado la Jefatura de Gabinete cumple con su doble papel de coordinador del gobierno y expresión de acuerdo de la pluralidad de las fuerzas políticas.
De entrada hay que decir que si la Jefatura de Gabinete debe expresar un acuerdo con los grupos de la representación popular, la aprobación de ese nombramiento no sólo debería darse al inicio del gobierno, sino ratificarse también al renovarse la legislatura pues de esa manera se reflejarían los cambios en la representación política.
También sería positivo revisar nuestra breve práctica de cuatro años, a la luz de la norma y experiencia de esa figura en otras latitudes cercanas a nuestra realidad. Por ejemplo, en los gobiernos argentinos, de la nación y sus provincias, resolvieron la relación jefe de gabinete-Congreso, precisando normas y obligaciones más estrictas como es la comparecencia mensual del JG para informar detalladamente al parlamento acerca de la administración pública, la posibilidad del voto de censura y hasta la facultad de remoción con la aprobación de la mayoría simple de la legislatura. Debido a esa normatividad, varios analistas han coincidido en que una de las funciones políticas del jefe de gabinete es como “fusible”, pues en un hipotético rompimiento de la mayoría parlamentaria o un desencuentro entre poderes se resolvería removiendo la coordinación del gobierno con daños mínimos a la autoridad del titular del Ejecutivo.
Muchos ciudadanos compartimos la idea de que se debe elaborar una nueva Constitución para refundar el Estado mexicano y corregir las deformaciones históricas entre las que destaca el “presidencialismo”. La institución de la Jefatura de Gabinete, como mecanismo de articulación directa de la representación popular en el ejercicio del gobierno, es una propuesta que no debemos desechar. La experiencia de Aguascalientes hay que revisarla, profundizarla y precisarla. Incluso sería muy saludable que las diferentes fuerzas políticas que van a competir para renovar poderes locales y ayuntamientos el próximo 2016, expongan con toda claridad, sin tapujos y sin ambigüedades, cuál es su propuesta respecto a esa figura: mantenerla como está, limitarla con el control parlamentario o de plano desaparecerla para regresar al modelo tradicional.
Como toda instancia de gobierno, la Jefatura de Gabinete está expuesta a la crítica, desde la que algunas voces han expresado por lo bajo acerca de la constitucionalidad de la figura misma y otras derivadas del papel de contraloría política que ejerce dentro de la administración estatal. Las que se refieren a la persona del jefe de gabinete son realmente subjetivas pues el equipo político que triunfó en las elecciones de 2010 colocó en esa posición a su personalidad política de mayor experiencia, conocimientos y capacidad para coordinar un gabinete que conjunta al priismo de la vieja guardia y el priismo que había resistido quince años como oposición. Tampoco se debe analizar una nueva institución política a partir de criterios generacionales pues la función pública no depende de modas, sino de capacidades y aplicación de la ley.
Es cierto que nuestra administración pública todavía es determinada por los estilos personales de hacer política y eso es una evidencia más de que la norma legal debe ajustarse para que cada área del gobierno cumpla el papel que le corresponde. Si el Estado de Aguascalientes ya creó la Jefatura de Gabinete, lo más conveniente ahora es perfeccionarla.
@gilbertocarloso
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Jefe de gabinete, ¿coordina o gobierna?
Por Fernando Aguilera Lesprón
En medio de la controversia, hacia el año 2010 se instituyó en el organigrama del Poder Ejecutivo la figura de jefe de gabinete. Las justificaciones del cargo fueron bastantes y no siempre bien fundamentadas.
Entre la percepción de una parte de la ciudadanía quedó la idea de que se trató de una fallida prueba piloto en la pretensión de establecer en México la Vicepresidencia de México, que pudiera soportar el trabajo de Enrique Peña Nieto y en ese lugar se pensó en Manlio Fabio Beltrones, contrincante derrotado por en la contienda interna del PRI para elegir al candidato a la Presidencia de la República.
Un cargo como el de Jefatura de Gabinete existe en burocracias de países como Argentina, Chile y Estados Unidos. El titular tiene la responsabilidad de coordinar las funciones de los secretarios de Estado y es el que construye una relación permanente del Ejecutivo con los poderes legislativo y judicial.
En Aguascalientes, si bien las condiciones de la administración gubernamental distan con la que se tiene en aquellos lugares, quien actualmente funge como jefe de gabinete cuenta con la encomienda de coordinar la administración pública estatal, refrendar decretos y reglamentos expedidos por el gobernador, conocer las iniciativas de ley o de reforma propuestas por el Ejecutivo estatal y presentarlas ante el Congreso local.
Con las modificaciones hechas a la Constitución Política del Estado al jefe de gabinete se le deberá considerar como encargado de despacho en la ausencia temporal o absoluta del mandatario; es el interlocutor con los otros poderes e incluso asiste a la apertura y clausura de los periodos de sesiones de la Cámara de Diputados local en suplencia del titular del Ejecutivo.
En coordinación con el secretario de Gobierno nombra a los titulares de las áreas jurídicas del Gobierno del Estado y de forma similar nombra en acuerdo con el Secretario de Fiscalización a los contralores internos de las dependencias estatales.
De acuerdo a la ley, quien pretenda ser jefe de gabinete debe ser nativo de Aguascalientes o bien tener residencia efectiva por más de 5 años continuos y ser mayor de 30 años. El nombramiento es propuesta del gobernador y debe ser ratificado por la mayoría simple de los legisladores locales. Su remoción es por decisión exclusiva del Ejecutivo estatal.
Desde 2011, Javier Antonio Aguilera García ha ejercido la función de jefe de gabinete, incluso previo a la formalidad legal. En aquel tiempo la creación de la figura era aceptada, tan es así que la mayoría de los diputados no vieron problema en reformar la Constitución local y la Ley Orgánica de la Administración Pública de Aguascalientes y ratificar en el cargo a quien de forma práctica ya lo venía desempeñando.
En ese tiempo en un foro en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, señalé que efectivamente la promesa de campaña del actual gobernador sobre que su equipo de trabajo estaría compuesto por jóvenes se cumplió, lo que nunca les dijo fue que todas las decisiones que tomaran en su dependencias debían ser consensuadas con el experimentado coordinador de gabinete.
Previo al nombramiento causó debate la pertinencia de que la figura de jefe de gabinete contará con la protección del fuero constitucional, mismo que se buscaba eliminar en otros encargos como los consejeros electorales locales o los comisionados de transparencia.
Gregorio Zamarripa Delgado, en abril de 2011 en entrevista con quien escribe publicada en este medio, siendo diputado de la LXI Legislatura, comentó que si se criticaba la propuesta de reforma era por “la antipatía política que ha tenido para con los actores políticos la figura en la que se encarna el jefe de gabinete, pero si se pusiera en esa figura a otra persona se diría que es correcta”; sin embargo, la defensa de Zamarripa Delgado para brindar la protección constitucional fue que debía darse a merced de suplir al gobernador, mientras el argumento para quitarlo a los comisionados y consejeros fue que no eran elegidos popularmente.
La designación también pareció ensombrecer las labores del secretario general de Gobierno, que en ese mismo año recayó en la persona de Miguel Romo Medina, quien después fue candidato a senador en la primera fórmula por Aguascalientes, llegando a la cámara alta por la vía plurinominal.
Al tiempo se ha visto a un Javier Aguilera opacado y con mucha menor presencia en los medios, mientras aparecen otros rostros como el de Alejandro Díaz Lozano, encargado de despacho desde el inicio de la administración lozanista de la acéfala Secretaría de Finanzas y el presidente del Patronato de la Feria de San Marcos, Alejandro Alba Felguérez.
Sin duda que la figura creada para coordinar la función pública es idónea en un estado en el que el mandatario centra la atención en la búsqueda de inversiones que detonen el desarrollo económico. Sin embargo, quedan al aire las preguntas ¿Quién encabeza realmente la administración pública? ¿En un sistema político como el mexicano es benéfico usar la figura cuando su naturaleza es más de rasgos de sistemas parlamentarios de corte europeo? ¿La jefatura de gabinete fue un traje a la medida para Aguilera García? ¿Se habría modernizado la administración pública de haber designado a una persona más joven para dirigir y coordinar a la burocracia?
Seguramente esas respuestas las tendremos a plenitud una vez que la prueba piloto de la Jefatura sea ratificada o finiquitada en la siguiente administración gubernamental.
@aguileralespron
Es más que obvio; Señor Ornelas; que el actual Jefe de Gabinete es quién realmente; Gobierna y todo Aguascalientes lo sabemos..¿Porque? Asi lo decidió el actual Gobernador Lozano, al crearle a su brazo derecho y ex asesor dentro del Senado y es el Licenciado Javier Aguilera ese puesto y se modifico la Constitución, y fue muy buena decisión; dado y el Jefe de Gabinete ya había sido Secretario de Gobierno hace ya 40 años y trae la ( experiencia de Gobernar) recordemos y Gobernó 2 años en tiempos del Gobernador; Esparza Reyes dado y se ausento por estar enfermo….
Y además; el Gobernador jamás está en Aguascalientes y el Secretario de Gobierno? pues de nada sirve, al contrario..( estorba) fue un grave error poner al concuño del Gobernador en ese puesto, hay muchas quejas sobre este personaje.
Bien por el trabajo que ha realizado el Jefe de Gabinete y aunque no salga tanto en los Periódicos….eso no importa….Es el quien Coordina y quien realmente a Gobernado!!!