Por Paco Guel Saldívar
No cabe duda de que los medios de comunicación, en las últimas décadas, se han desarrollado a niveles desorbitantes, multiplicándose la eficacia y el alcance de los más tradicionales y creándose nuevas modalidades de acceso a la información, fundamentalmente por vía electrónica. Este desarrollo ha venido afectando a la sociedad y a los individuos en todas las dimensiones de su vida personal y ciudadana, no siendo una excepción el propio sistema democrático y los procesos electorales mediante los cuales la ciudadanía participa en su realización.
En efecto, los medios de comunicación se han posicionado como una herramienta imprescindible en el ejercicio del derecho al voto de manera libre y racional por parte del electorado, pues permite en menos tiempo proporcionar a más electores la información necesaria para una toma responsable de decisiones y por ende para la consolidación de una democracia madura y consecuente.
La importancia para la comunicación política de medios como la televisión es lo que ha llevado al conocido politólogo Giovanni Sartori a hablar de videopolítica o telecracia, afirmando que “actualmente, el pueblo soberano opina sobre todo en función de cómo la televisión le induce a opinar” y sosteniendo que “la televisión condiciona fuertemente el proceso electoral”.
Pero los medios de comunicación masivos no sólo son de enorme y creciente peso en las campañas políticas, desplazando a los modos tradicionales de acercamiento al electorado, sino que incluso esos medios tradicionales se llevan a cabo teniendo presente su repercusión en prensa escrita, radio, televisión e internet. Los mítines, cruceros, actividades de campo, visitas domiciliarias y todos los actos rutinarios de campaña se conciben hoy en día para ser publicados en redes sociales, comentados en notas de prensa o incluso televisados.
Gabriela Vargas Gómez, jefe de Unidad de Investigación y Análisis de la Coordinación de Comunicación Social del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, afirma en su estudio Partidos, campañas políticas y medios de comunicación: las nuevas modalidades de la Democracia que “en las democracias pluralistas contemporáneas una campaña electoral comprende dos aspectos básicos: por un lado, lo que en general se conoce como actividades de proselitismo político y, por otro, la campaña electoral a través de los medios de comunicación. Sin embargo, ha sido esta última modalidad la de mayor interés por parte de los partidos políticos, ya que la mayoría de los ciudadanos viven las campañas electorales a través de los medios”.
Sin embargo, la influencia decisiva de estos canales de comunicación es un arma de doble filo, pues si bien pueden coadyuvar a una mayor información que nos conduzca a una democracia más perfecta, de igual manera tiene el poder de manipular y adulterar positiva o negativamente las opiniones de los votantes, sirviendo a intereses a menudo no tan nobles ni mucho menos enfocados al bien común y al desarrollo de nuestro país, nuestro estado y nuestros municipios.
Así, para que las herramientas que la comunicación moderna nos proporciona sean vehículos de una mayor libertad y competencia en los procesos democráticos, es necesario que se garantice la igualdad de oportunidades de todos los partidos políticos que concurren a unas elecciones, que el contenido televisado, difundido o publicado en cualquier medio respete el pluralismo político mediante la neutralidad y la equidad en la concesión de espacios.
La regulación en esta materia se ha basado tradicionalmente más en la propaganda que en la confrontación política. Diversos medios decantan a su público hacia un partido o candidato, bien mediante manipulaciones del lenguaje que desatienden la obligación de imparcialidad que debe imponerse al comunicador, bien mediante la concesión del monopolio casi exclusivo a un partido o candidato para la exposición de su programa, en perjuicio del votante, que tiene el derecho a ser informado de manera completa y plural. Tales artimañas reducen las opciones de los ciudadanos y en consecuencia, su libertad y su soberanía.
Es por lo anterior que se hace apremiante la fórmula del debate entre los partidos y los candidatos y la comunicación objetiva por parte de los medios, en aras de que los ciudadanos conozcan sin sesgos las diferentes propuestas políticas y decidan mejor su voto.
A este respecto, el jurista Julio Brea Franco ha señalado tres condiciones que a su juicio deben garantizarse: a) Asegurar un régimen de libertades, en especial las políticas, es decir, libertad de expresión, información y reunión para todos los partidos, grupos y personalidades; b) Mantener la neutralidad e imparcialidad de los entes públicos que puedan influir en los resultados de las elecciones, y c) Dirigir la acción de los medios a disposición de los candidatos, esto es, promover la igualdad de oportunidades.
Sólo mediante un marco de estas características los medios de comunicación se erigirán como auxiliares de la democracia, ampliando las opciones que tiene el ciudadano para elegir a sus gobernantes mediante una información completa, eficaz, plural, equitativa y carente de juicios.
@pacoguel