Sinfonía coral / Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, por Rodolfo Popoca - LJA Aguascalientes
21/11/2024

El Op. 125 de Ludwig van Beethoven es una de esas obras que tienen un incuestionable poder de convocatoria, desde su estreno en el Karntner Theater en Viena el 7 de mayo de 1824, sin duda esta es una fecha memorable en la historia de la música, la “Coral” ha sido considerada como un verdadero monumento sonoro a la grandeza y dignidad humana, no sólo por su majestuoso coro en el cuarto movimiento, sino por toda la estructura de la sinfonía, es una obra que nos captura desde el primer compás hasta el último y el estreno de la novena ha sido uno de esos grandes acontecimientos de la historia de la música, posiblemente como lo fue también la Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky en París en 1913, pero con resultados completamente diferentes, el escándalo y la polémica con el ruso, y el éxito absoluto, la consagración total con el alemán.

El romanticismo, período al que pertenece la Sinfonía Coral de Beethoven, tiene, entre otras cosas, la particularidad de relacionarse íntimamente con la literatura, varias obras del romanticismo han hecho un guiño al mundo de las letras, no es el caso en este momento hacer un recuento de todo ese repertorio, lo menciono, justamente porque es el caso de la obra que ahora nos ocupa y que fue con la que la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes cerró su primera temporada de conciertos 2015. Beethoven tomó “La Oda a la Alegría” del poeta Friedrich von Schiller para incluirla en el cuarto movimiento de su novena.

Para la ejecución de este monumento sonoro en el concierto de clausura de la temporada, se contó con la participación, además de nuestra Orquesta Sinfónica, del Coro de Ópera del Instituto Cultural de Aguascalientes que actualmente es dirigido por el maestro Isidro Ortiz, y de acuerdo las exigencias de la partitura, cuatro cantantes solistas, la contralto Aída Alvarado, la soprano Ana Cecilia Ramírez, el bajo Arturo Mendoza y el tenor Jorge Jiménez. La dirección estuvo a cargo del maestro Román Revueltas, por cierto, si la memoria no me traiciona, esta es la primera ocasión que un director de los cuatro que han pasado por nuestra orquesta, dirige una temporada completa, y es la segunda ocasión que nuestra Sinfónica ejecuta completo el corpus sinfónico de Beethoven, la primera fue durante la gestión del maestro Barrios, la temporada se llamó “Absolutamente Beethoven” y se ejecutó, además de las nueve sinfonías, los siete conciertos que él compuso, los cinco de piano, el de violín y el triple para piano, violín y violoncello, y algunas de sus oberturas. Esto sucedió cuando eran tres temporadas al año y cada una de ellas se componía de nueve conciertos.

Esta partitura, evidentemente tiene un nivel de exigencia muy alto, son famosas las críticas hechas al compositor en sus tiempos, porque se decía que no sabía escribir para la voz, por las cosas que pedía y que se consideraban imposibles de ejecutar, particularmente en su sinfonía “Coral” y en la impresionante Missa Solemnis en Re mayor, Op. 123, pero la historia ya nos enseñó que Beethoven tenía razón, su música vocal no es imposible, pero es verdad que no cualquiera puede abordar estos repertorios.

Los cuatro solistas convocados para esta ocasión salieron bien librados del compromiso, yo tenía mis temores, sobre todo en el cuarteto vocal de una dificultad verdaderamente endemoniada, he escuchado a más de un buen cantante doblegarse en este pasaje pero ahora las cosas salieron bien, así, bien, sin mayores calificativos, en algunos momentos me pareció que el tenor Jorge Jiménez abusó de la inobjetable potencia de su voz, pero salvo este detalle, el trabajo de todos fue de buen nivel.

El Coro de Ópera también mostró buenas hechuras, creo a reserva de verificar la información, que este es el primer compromiso verdaderamente serio que enfrenta el coro con la dirección del maestro Ortiz. Lo que sí me parece una prioridad es aumentar el número de voces del coro, es un coro muy pequeño para fungir como ensamble coral, digamos, oficial de la OSA, se necesitan por lo menos unas 80 voces, sobre todo para abordar repertorios tan exigentes como éste, espero no estar pecando de ingenuo, pero a pesar de no ser un coro más grande, una obra como esta luce más con un centenar de voces, el coro se escuchó muy bien, y evidentemente creo justo reconocer el trabajo de la pianista Gabriela Martínez, ella es la persona que trabajó como maestra repasadora, es decir, es quien pone a punto al coro para que las cosas salgan bien y evidentemente debe trabajar codo a codo, como dijera el poeta uruguayo Mario Benedetti, con el maestro Isidro Ortiz, director del Coro de Ópera, así que honor a quien honor merece.

El maestro Román Revueltas, quien justamente está cumpliendo diez años como director de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el más longevo de los cuatro que la han dirigido, lejos de cumplir un ciclo y menos de cerrarlo, a mi entender, está alcanzando un nivel de calidad muy alto, creo que está viviendo su momento de mayor plenitud al frente de la OSA, esta temporada, por lo que significa y por el compromiso que representa abordar este inmenso repertorio, lo ha consagrado como un gran director. Por otro lado, la soprano Ana Cecilia Ramírez, que por cierto, es su primera Novena como solista, también ha dejado un dulce sabor de boca.

Hoy domingo se realiza la segunda función en punto de las 12:30 horas en el Teatro Aguascalientes, la casa de la Orquesta Sinfónica, y de esta manera se cierra la primera temporada 2015. La segunda, “Obras Colosales” inicia el viernes 15 de mayo. Por ahí nos veremos, si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.

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