Cierre de bares, ¿capricho o ineficiencia? / Piel curtida - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Durante la semana pasada se reactivó el tema sobre la regulación de bares y antros en el centro de la ciudad de Aguascalientes, después de que un joven fue lesionado en la mezcalería Las Palomas. Mientras que las declaraciones del presidente municipal, Juan Antonio Martín del Campo, radican en su deseo de lugares más tranquilitos (http://goo.gl/a7olRL); las del secretario del Ayuntamiento, Manuel Cortina, estriban en que la violencia se ha desatado en dicha zona, (http://goo.gl/jc44mh); en lo que ambos concuerdan es que la solución es regular, en específico el limitar el horario de cierre a las dos de la madrugada, lo cual han repetido ene veces. ¿Reducir el tiempo de apertura de los centros nocturnos eliminará, o al menos reducirá la violencia que se dice haber brotado? No abordaré el tema de las diferencias de las relaciones sociales y políticas de los empresarios de night clubs del norte de la ciudad en comparación con los del centro, pero sí diseccionaré los mismos argumentos del Ayuntamiento de la capital que se han hecho públicos y sus contradicciones.

Los funcionarios municipales han manifestado en múltiples ocasiones que se han recibido quejas por el sonido alto de los bares, por lo que se ha ido a verificar los decibeles y que se cumpla con el horario permitido y/o tramitado por ampliación; lo cual debe de reconocerse como algo acertado. Sin embargo, el Ayuntamiento ha dejado claro su interés en reducir los centros nocturnos, sin eufemismos: cerrar varios de ellos. El argumento para dar razón al interés siempre ha sido la paz y tranquilidad. Sí, a la administración actual del PAN no le gusta el bullicio, pero parece que en el norte de la ciudad los habitantes no padecen de sueño ligero o todos los antros están construidos a manera de cámaras insonoras. En varias ocasiones se ha dicho que esta cacería se debe a que la reactivación de Madero fue implementada por la expresidenta municipal del PRI, Lorena Martínez, por lo que la actual administración quiere enterrar rastros de ella; especulación que ratifican los propios funcionarios panistas cada vez que proclaman que las licencias para antros y bares en Carranza fueron otorgadas por la anterior administración; el 90% de ellas dijo recientemente Cortina Reynoso (http://goo.gl/WaugxI).

El grupo de trabajo de Juan Antonio Martín del Campo debe de preocuparse por regular los centros de entretenimiento, como tanto pregona, más allá de quejarse por quién existen. Se ha enarbolado la bandera de la vigilancia e inspección ¿sin implementarla? Si los permisos fueron entregados de forma negligente, entonces se deben de realizar las medidas pertinentes para cumplir con las medidas de seguridad y con el código de Reglamentos, y de ahí lo que derive. Si no se han logrado identificar fallas para cerrar establecimientos, entonces el Ayuntamiento sólo está encaprichado con cerrar los bares o no ha hecho su trabajo. Retomando el caso de Las Palomas, si el municipio declara que no se contaba con los requerimientos adecuados de seguridad o se ejerció con negligencia, entonces ¿por qué no identificaron tal riesgo al realizar el trabajo de supervisión que dicen emprender casi cada fin de semana? Por otra parte, si esto fue algo que se le salió de las manos a la mezcalería, por la actuación de los usuarios, ¿cómo es posible argumentar que entonces la solución será el cerrar a las dos de la madrugada? Aún más incongruente, si se asegura que Carranza es una zona descontrolada, ¿quién no ha realizado sus labores de control? En síntesis, los argumentos del presidente y el secretario del Ayuntamiento no son congruentes; tal vez porque no se ha analizado de manera pertinente el fenómeno o porque el interés real de minimizar los establecimientos no obedece primigeniamente a ofrecer armonía.

Los propietarios deben de cumplir a cabalidad con los reglamentos y procesos pertinentes para ejercer su labor de manera legal, justa, y ofrecer seguridad a los usuarios. Por su parte, las autoridades regulatorias deben de vigilar que estas acciones se cumplan, de lo contrario realizar las medidas cautelares o correctivas; lo cual debemos de aceptar, no sólo le compete a Reglamentos, sino que también a entidades de Protección Civil, quienes idealmente deberían dar parte si identifican que un establecimiento no cuenta con la seguridad que exige su giro, si no se cuenta con los medios de comunicación, infraestructura y equipamiento para actuar y preservar la integridad de los usuarios y empleados ante una eventualidad o situación de riesgo.

Asimismo, se debe aceptar que existen otros elementos que no pueden ni adivinarse, ni controlarse en su totalidad, por ejemplo: los estados de ánimo de los usuarios que llegan a consumir alcohol, el identificar si una persona considera la violencia como una solución a conflictos o simplemente para manifestar que una cierta mirada le molestó. Sí, también debemos ser conscientes que los fenómenos de violencia se presentan, actuar de manera cabal ante ellos, pero tampoco responsabilizar al alcohol en un modelo causa-efecto o que las tres de la madrugada es la hora del diablo. En todo caso, estos fenómenos le competirían a otros ámbitos la psicología, educación para la paz, programas de prevención de la violencia, estudios culturales sobre el consumo de alcohol, e incluso de implementación de perspectiva de género, por mencionar algunos ejemplos.

Tampoco quiero que se lean estas líneas como una invitación a construir una ciudad tipo Las Vegas, ni creo que se pueda llegar a acumular los más de 8 mil millones de dólares que obtiene la ciudad norteamericana gracias a sus casinos y centros nocturnos; pero es necesario reconocer que este giro empresarial es una de las opciones más socorridas por los jóvenes que aspiran a la independencia económica, que genera empleos en su mayoría para estudiantes universitarios, y aunque sí deben de ser regulados para prevalecer la integridad de las personas, no es válido que a través de premisas contradictorias se desee simplemente imponen una visión particular del entretenimiento, un tema que consideran las políticas públicas de tercera generación, no sólo como parte del desarrollo integral de las personas, sino que también como una actividad económica opcional para ciudades con poco crecimiento.

@m_acevez

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