A partir de este año, la ciudad de Aguascalientes ha sido bautizada por sus habitantes como “la ciudad de los escombros”, calificativo que retrata de forma exacta el estado actual de sus calles y avenidas. El presidente municipal, Antonio Martín del Campo, y su secretario de Obras Públicas, Humberto Cruz, son los responsables de este nuevo perfil urbano, nada grato a la vista para las necesidades de transporte y comunicación de los ciudadanos. Se disculpan y piden paciencia, pero ésta tiene un límite.
Según el propio Cruz, se están llevando a cabo 41 obras viales simultáneas, que generan la molestia y hasta exasperación de automovilistas, choferes de autobuses urbanos y peatones por igual. Hay “obras” por todo la ciudad que afectan al mismo tiempo diferentes zonas. La pregunta lógica de los afectados, sin respuesta alguna por parte de las autoridades, es ¿por qué todas al mismo tiempo? ¿Por qué no se planeó adecuadamente? A la vista de todos, en muchas de estas es notoria la lentitud en su ejecución y, de plano, la frecuente ausencia de trabajadores en las mismas, por horas o días sucesivos. Esto es, comienzan una obra, tiran los escombros y, por arte de magia, de pronto se esfuman los trabajadores, dejando por detrás los hoyancos, las zanjas y los conjuntos de cascotes y desechos.
Pero no son sólo las obras referidas. También han aparecido, sorprendentemente, hoyos bastante profundos en innumerables esquinas, sin que sepa su razón de ser. Es difícil transitar por varias cuadras sin ver escombros tirados por doquier.
Resulta impresionante el número de calles y avenidas afectadas: avenida Siglo XXI; avenida Convención (con el cierre adicional del puente elevado en esta vialidad y Mariano Escobedo); Circunvalación Norte; avenida De los Maestros; cierre total a la circulación en Canal Interceptor en un amplio trayecto desde bulevar a Zacatecas a Héroe de Nacozari; las calles Norberto Gómez y Enrique Estrada en la colonia Gremial, Talamantes del fraccionamiento San Marcos, Pedro de Alba en el fraccionamiento Moderno, Alfredo Lewis, diversas partes del Centro Histórico, y muchas otras.
Los automovilistas están hartos por las dificultades para circular, los conflictos viales, el ruido de máquinas (cuando trabajan), polvo y contaminación, a lo largo de las calles principales y también secundarias de la ciudad. La situación empeora y se complica aún más, ante la falta total de acciones por parte de otra dependencia municipal, la Dirección de Tránsito y Vialidad. No se toman medidas para agilizar la circulación en los puntos de conflicto, ni se establecen adecuadas desviaciones con señalamientos oportunos ni operativos para evitar la confusión, no se anuncian rutas alternas, o al menos con la difusión suficiente, o bien las mismas son escasas. El resultado, como era de esperarse, es el caos vial.
Las obras han alterado las rutas de los camiones urbanos, afectando con ello a los usuarios del servicio. Diversas rutas han debido modificar su recorrido, provocando la confusión de los pasajeros con el cambio de las paradas o la imposibilidad de ingresar a algunos fraccionamientos, lo cual obliga a los usuarios a bajarse a muchas cuadras de distancia.
Con tantas obras del municipio capital, una vuelta a bordo de una unidad de taxi sale más cara, debido a que por los cierres viales los taxistas tienen que buscar sus “atajos,” que al final provocan que el taxímetro se acelere.
A mediados de enero, las obras de repavimentación en las inmediaciones de la Clínica 1 del Seguro Social impidieron que las ambulancias de dicho nosocomio pudieran entrar o salir con facilidad, sin que los encargados de las mismas pensaran en la necesidad urgente de circulación de dichos vehículos salvadores. Finalmente, las constantes quejas de vecinos y médicos del hospital lograron “sensibilizar” un tanto a los responsables de las obras, para que les hicieran una estrecha brecha y así poder circular al menos temporalmente.
La organización y la logística de las obras han sido prácticamente nulas. El caos vehicular que reina actualmente en la ciudad es prueba contundente de la falta de planeación con se echó a andar este proyecto de la Presidencia Municipal. Al respecto, la presidenta del Colegio de Urbanistas de Aguascalientes, María del Carmen Martínez Zacarías, ha señalado que las obras son sólo ‘acciones de remedio,” y que lo que se necesita es un plan integral y no hacer obras por separado. y añade lo siguiente:
“Traen un levantadero de pavimentos por donde quiera, se vienen a saturar ciertas arterias por donde se conflictúa más el tránsito, y creo que de alguna manera deberían de hacer alguna priorización sobre el criterio de la movilidad para no generar estos conflictos, porque hay una saturación, tú como usuario vas y te encuentras con una calle cerrada y luego otra.”
Así, la improvisación y la irresponsabilidad hacia la ciudadanía siguen siendo el signo distintivo de la administración de Antonio Martín del Campo.
Presidente del CDE del PRI en Aguascalientes