Guerra híbrida / Taktika - LJA Aguascalientes
24/11/2024

Simferópol, Crimea, Ucrania. 27 de febrero de 2014. Como por arte de magia, decenas de militares -con el rostro cubierto, sin portar insignias, armados hasta los dientes y manejando vehículos castrenses sin placas o número de serie- toman instalaciones clave en la ciudad. Pronto los citadinos denominan a estos misteriosos guerreros como los “hombrecitos verdes”.

“Los hombrecitos verdes” revelan, poco a poco, su origen: La bandera rusa, con el águila bicéfala en el centro, es izada en los edificios capturados. La población, en su mayoría de origen ruso, los vitorea y los denomina “liberadores”.

La escena arriba descrita sirve como introducción al presente artículo, el cual pretende explicar qué es la guerra híbrida, cuáles son sus características y el uso de la guerra híbrida por parte de los Estados Unidos y la Federación Rusa en su disputa por Ucrania.

El filósofo Heráclito de Éfeso, conocido por sus contemporáneos como el  Oscuro, decía que la guerra (pólemos) era “la madre de todas las cosas”, pues representaba un acomodo de fuerzas confrontadas.

Con motivo de la anexión de Crimea por la Federación Rusa -evento ratificado por un referéndum- y el inicio de la guerra en el este de Ucrania, diversos estudiosos de los asuntos estratégicos han sacado a colación el término “guerra híbrida”.

Antes de definirla, hay que aclarar que elementos de la guerra híbrida ya habían sido utilizados anteriormente: los “reconocimientos activos” ordenados por el dictador soviético Josef Stalin; el despliegue de la Legión Cóndor, por parte de la Alemania nazi, durante la Guerra Civil Española; el entrenamiento de las fuerzas anticastristas por la CIA previo a la incursión de Bahía de Cochinos; el financiamiento, por los Estados Unidos, de extremistas islámicos durante la invasión soviética de Afganistán.

Para el investigador del instituto de la Unión Europea para Estudios de Seguridad, Nicu Popescu, la guerra híbrida es “un conjunto de acciones hostiles donde, en vez de una invasión a gran escala, la potencia atacante busca socavar a su oponente a través de una variedad de actos, los cuales incluyen: operaciones subversivas, sabotaje, piratería informática, y el uso de grupos insurgentes apoderados”.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) delimita la guerra híbrida como “los esfuerzos a diferentes niveles con el objeto de desestabilizar un Estado funcional y provocar una polarización de su sociedad”.

Por su parte, la investigadora Florence Gaub define a la guerra híbrida como “el uso combinado de capacidades de fuerza convencional e irregular de una manera coordinada e integrada, e incluye elementos que van desde las formaciones y tácticas regulares hasta las actividades criminales y ataques terroristas”.


Dentro de este contexto, la guerra híbrida utiliza, en palabra de Gaub, “todos los trucos disponibles en el libro y mezcla las tácticas y la tecnología de modos nuevos e inesperados”.

La principal característica de la guerra híbrida es el uso de las armas de la globalización: “Dinero, oleoductos, diásporas, y los medios de comunicación” (Khanna, The Second World, Random House, 2008, pp.16).

Es precisamente en el contexto globalizador donde la lucha por Ucrania, entre Rusia y los Estados Unidos, resalta. Para el precitado académico Popescu, lo impresionante de la anexión de Crimea por la Federación Rusa  es su capacidad de “ensamblar y desplegar los varios elementos en una coordinación casi perfecta”.

En lo que respecta a los medios de comunicación, en abril del 2014, el secretario de Estado de la Unión Americana, John Kerry, se quejó de que RT -canal de televisión por cable financiado por el Estado ruso- era “un megáfono de propaganda”.

De esta manera, Kerry reconocía que en la lucha por “ganar los corazones y las mentes” de nuestro mundo globalizado, Rusia le estaba ganando la partida a los Estados Unidos.

Asimismo, varios países de la Unión Europea -Grecia y Hungría- tienen fuertes simpatías, por cuestiones religiosas e históricas, por la postura de Moscú respecto a la crisis en Ucrania. Más todavía, los megacontratos signados por Rusia con China y Turquía, respectivamente, denotan una estrategia geopolítica y geoenergética sofisticada.

Para emparejar los cartones, hay que decir que Estados Unidos también utiliza la guerra híbrida contra Rusia: las sanciones económicas, la caída doble del rublo y el precio del petróleo y la fuga de capitales; el envío de ayuda “no letal” al gobierno fascista de Kiev; y la denigración del presidente Vladimir Putin en diversos medios angloamericanos.

El creador del Ejército Rojo, Lev Davídovich Bronstein -mejor conocido como Trotski-, decía que la guerra es “un arte práctico, una habilidad que requiere una cierta enseñanza”. En el uso de la guerra híbrida, Rusia, hasta el momento, le  gana la partida a los EUA.

Aide-Mémoire.- El Mexican Moment, la “noche mexicana” de los Premios Óscar, y la “mexicanización” de Argentina (Papa Francisco dixit) revelan que existen, para bien o para mal, diversos México.

 

Soren de Velasco Galván

Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.

 


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