Aun pese a su poca duración, el cortometraje El principito que se exhibe en el museo Descubre no tiene desperdicio: una historia alternativa en 4D que se inspira y respeta la obra más famosa del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry (1900–1944); es decir, además de divertir a los chicos, mantiene la tesitura de temas profundos para los adultos que la novela corta manejaba: amistad, soledad, relaciones humanas. Vaya, la vida misma. La rosa del Principito se ha perdido, tendrá que indagar en distintos planetas (el del relojero o el de la música) para encontrar pistas que le hagan llegar a ella, en toda esta aventura será acompañado por su amigo el zorro. El cortometraje -entiendo- es una adaptación para el 4D que la empresa NWave hizo tomando como base la serie animada El principito, una concepción moderna que en 52 episodios fue transmitida por Discovery Kids.
La sala 4D, la primera en el país de carácter público, nos ubica a la vanguardia del panorama cinematográfico nacional. Actualmente, en compañía del cortometraje del Principito, podremos de disfrutar de igual forma de otras dos historias, la primera de carácter ecologista y la segunda sobre una carrera de cerditos en moto aderezada con música country. En los tres casos las cintas están diseñadas para hacernos sentir la adrenalina de la sala 4D, movimientos de butacas, aire, agua, tercera dimensión, en suma una auténtica delicia para los que dicen que no hay qué hacer en fin de semana.
Leía en algún post de face que se afirmaba que Aguascalientes era la mejor ciudad del país para criar hijos, no encontré en la fuente parámetros fidedignos y objetivos para dicha aseveración, sin embargo si hacemos caso de otros indicadores, podremos deducir que ciertamente Aguascalientes es uno de los mejores lugares para vivir en este país. Sólo retomemos lo que dice México ¿cómo vamos? que nos ubica en primer lugar nacional de contribución al desarrollo económico, además de crear siete mil 441 empleos por trimestre (cuando la meta nacional era de cuatro mil 500) se logró reducir el porcentaje de la población que no puede adquirir con su salario la canasta básica.
Pero insisto, no se trata de pensar sólo en un pujante desarrollo industrial, la parte del bienestar humano también implica dar calidad de vida. Por eso son importantes las tareas que entre otros hacen instituciones como el Descubre (Instituto para el Desarrollo de la Sociedad del Conocimiento) o el Instituto Cultural de Aguascalientes; pensemos por ejemplo en uno de los bienes culturales más importantes de nuestro estado: la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. El viernes pasado pudimos escuchar en un abarrotado teatro una bellísima interpretación de la Quinta de Beethoven de la mano de Román Revueltas; cobró vida la intensidad que efectivamente quiso plasmar aquel músico de Bonn cuando se quedaba sordo, es hermoso ver el teatro lleno y escuchar lo prolongado de los aplausos que hicieron salir tres veces al director, como dice mi exprofesor del Mendel y compañero editorialista Rodolfo Popoca: gracias, maestro Revueltas, por esta Quinta de Beethoven, de verdad, muchas gracias. Sé que habíamos muchos villamelones y que el lleno se debe a una pieza tan clásica como esta sinfonía, pero de eso se trata, ir acercando a los grandes públicos a la música, de esta forma aunque ciertamente la mayoría acudimos a escuchar a Beethoven, pudimos a su vez conocer la obra de José Enrique González Medina o el concierto de arpa y flauta de Mozart.
Cuando uno puede vivir estos espectáculos se siente en verdad orgulloso de su estado; son aciertos que hay que aplaudir, porque ambos son accesibles, la orquesta sólo tiene boletos de 30 y 70 pesos, disfrutar de la sala 4D cuesta 60 pesos pero en domingo está al dos por uno, pensando precisamente en que más familias hidrocálidas puedan acceder a la misma. En ambos casos nos debe quedar claro que hay un enorme subsidio del estado; y qué bueno, es fundamental que más dinero público se destine a esta clase de subvenciones. Un acierto que se tiene que aplaudir en las personas del doctor Rafael Urzúa, de Dulce María Rivas y por supuesto del ingeniero Carlos Lozano de la Torre. Aún falta mucho por hacer, pero tenemos un estado modelo, un estado ideal para vivir, tan hermoso como ese pequeño planeta en que habita el Principito.