- El Premio Nacional de la Juventud, Cristóbal García Jaime, construyó el acelerador de partículas “más barato del mundo”
- La ciencia y la cultura pueden ayudar a que estados como Guerrero salgan de la crisis
- “Imagínense encontrar al próximo niño genio en la sierra de Guerrero, sería sorprendente”.
Al ser solicitado para dar una conferencia sobre la importancia de la divulgación y los museos de ciencia en el Museo Descubre, el domingo pasado el joven guerrerense Cristóbal Miguel García Jaime aseguró a La Jornada Aguascalientes que la ciencia no debe tener fronteras, pues no se trata de un asunto de izquierda o de derecha, del norte o del sur, sino de un tema humano al cual desde muy niños se debería tener acceso.
Este joven de 19 años fue ganador del Premio Nacional de Juventud 2014 al construir el acelerador de partículas “más barato del mundo”, con una inversión de tan sólo mil pesos; proyecto que nació de su interés por motivar a jóvenes de San Miguel Totolapan, Guerrero, (de donde él es originario) para acercarse a la ciencia en lugar de perderse en vicios y actividades ilícitas.
A pesar de las adversidades económicas y sociales que a su corta edad ha vivido, Cristóbal entró como estudiante de Física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, a su primer semestre decidió conformar una asociación civil titulada Ciencias Sin Fronteras, la cual tiene dos objetivos fundamentales: el primero de ellos es la divulgación de ciencia y la cultura, y la segunda, el apoyar a jóvenes con proyectos de cualquier tipo pero sin que dejen sus estudios.
“En la organización tenemos una filosofía muy clara: por cada joven que continúe estudiando, es una ganancia para México y el mundo, es un soldado menos para el narcotráfico y la violencia y es uno más para el desarrollo del país.”
A cuatro meses de trabajo oficial como asociación civil se han presentado en diversos espacios públicos y eventos de instituciones educativas como la UNAM donde se recibieron más de 500 solicitudes de apoyo a proyectos y participación en sus actividades. Tal fue el caso de la Feria de Ciencias y Humanidades de la UNAM, “no teníamos ni una semana de haber firmado, y ya teníamos dos conferencias, un stand y 257 solicitudes de ingreso a la asociación”, sobre todo de jóvenes de entre 15 y 19 años, que son los registrados como activos.
Además de físicos, Ciencia Sin Fronteras abre las puertas a biólogos, químicos, matemáticos, historiadores, sicólogos, filósofos y demás, ya que buscan crear un gran impacto de manera multidisciplinaria, “buscamos alentar a los estudiantes y encontrar talentos de origen indígena, porque estamos convencidos de que el próximos Bill Gates puede estar entre la Sierra de Guerrero”.
Parte de su estrategia es llamar la atención de los jóvenes con jóvenes, es decir, que durante las actividades de divulgación sean los propios chicos quienes expliquen los experimentos y temas de interés, ya que cuando un joven ve -por ejemplo- a otro chico de 15 años divulgando sobre la nucleosíntesis primigenia (formación de los elementos después del Big Bang), llega a retarlos y decir “si él puede, por qué yo no”.
El sábado pasado, Cristóbal junto con otros cuatro chicos de la asociación visitaron a su pueblo natal Tierra Caliente, con la primer Kermesse Científica, a la cual asistieron más de 200 personas, entre niños, jóvenes y adultos. Todos fueron partícipes de los experimentos básicos de la física como el caso del fluido no newtoniano (fluido cuya viscosidad varía con la temperatura y la tensión cortante que se le aplica), “todos se impactaban al ver cómo respondía el fluido, si lo pisabas fuerte actuaba como sólido pero si metías la mano despacio se convertía en un líquido”, de esta manera se demostró que la ciencia no necesita estar siempre en un laboratorio o con personas de muchos recursos, sino que está al alcance de todos.
Por ahora la asociación va creciendo poco a poco, por las redes sociales han tenido una respuesta inesperada no sólo de jóvenes mexicanos sino de países latinos como Perú, Chile, Argentina y Colombia. De ahí que Cristóbal gestionara una cita con el rector de la UNAM, José Narro Robles, en busca de apoyo en materia de información y espacio físico, “estamos ya por concluir los detalles para tener nuestro espacio físico en Ciudad Universitaria de la UNAM, la rectoría nos está apoyando mucho”; confesando que su objetivo es crecer no sólo en el país, sino en toda Latinoamérica.
Además de recursos económicos, la asociación necesita de más jóvenes interesados en la ciencia y en la cultura para poder lograr tales metas, que poco a poco se vayan creando ramificaciones de la asociación en cada entidad, de esta manera se pueda formar una Red de Embajadores de la Divulgación Científica.
Uno de los proyectos planteados al rector de la UNAM fue el titulado Toma mi mano y mi libro también, movimiento de jóvenes que recibe donación de la sociedad en general de libros y material para armar bibliotecas que puedan ser entregadas a los municipios de más marginación, “muchas veces las personas de las grandes urbes dicen. Ponte a leer, cultívate; pero en la sierra, donde están tan marginados, no tienen ni para comer, cómo planteas que lean”. La primera biblioteca será entregada este viernes en su municipio natal.
Un guerrerense con orgullo
“Sé que Guerrero es un lugar asolado por la violencia y la delincuencia, sé que tiene una mala imagen en el resto del país y que consideran que no hay esperanza, pero es mi estado natal y yo me siento muy contento de ser de él; lucharé hasta donde me lo permita la vida por aportarle algo que lo mejore”, razón por la cual decidió crear la asociación para motivar a los jóvenes a que continúen estudiando sin acomplejarse por ser indígenas y salir por la vía fácil del narcotráfico y la violencia.
Insistió en que Guerrero tiene mucho futuro, pues así como él salió de su tierra para prepararse en la ciencia resaltando por sus habilidades, hay cientos de Cristóbal más en medio de la sierra que esperan ser descubiertos, “yo considero que Guerreo aún tiene esperanza, confió en mi estado y en mi gente”.
Reconoció que uno de los peores obstáculos con que se presentan los jóvenes es el temor a fracasar, sobre todo en materia científica pues tienen una mala idea de lo que realmente es; se justifican que no hay becas, apoyos ni recursos, pero se olvidan que la ciencia no siempre es cara, “mírenme a mí, hice mi proyecto con sólo mil pesos, el dinero no es obstáculo”, sólo se requiere fortaleza y tenacidad para avanzar en cualquier área.
El acelerador de partículas “más barato del mundo”
Cristóbal Miguel García Jaime tardó 8 meses en construir un “acelerador de partículas de bolsillo”, el cual se compone de una fuente de partículas, un sistema de aceleración, un sistema óptico electrónico, un objetivo y una pantalla fluorescente que brilla cuando llegan los electrones.
El destacado joven compartió que su objetivo original de hacer dicho proyecto era divulgar la ciencia en el ámbito escolar, específicamente en su municipio, esperanzado a que cada escuela de nivel secundaria tuviera un ejemplar para que los jóvenes se interesaran y practicaran la ciencia al verla como algo cotidiano y no fuera de lo normal e inalcanzable.
“Muchos de nosotros nos inspiramos en la divulgación científica cuando fuimos a un museo de ciencia de chiquitos, nos quedamos con las ganas de ir más allá que ser espectadores”, dejar de estar con los brazos cruzados y actuar con lo que se tuviera al alcance: sus conocimientos, habilidades e interés por divulgar la ciencia.
Por ahora, Ciencia Sin Fronteras seguirá en su proceso de difusión e integración del equipo de jóvenes, efectuando más actividades a lo largo del país en busca de más convenios con museos e instituciones educativas. Uno de los proyectos a implementar en los próximos meses es el de Pepenador Cibernético, con el cual se estarán recibiendo partes de equipo de cómputo para armar otras computadoras y software, enseñando a niños a programar, “imagínense encontrar al próximo niño genio en la sierra de Guerrero, sería sorprendente”.