Kaisariani, Grecia. 26 de enero de 2015. En su primer acto como primer ministro, Alexis Tsipras deposita un ramo de rosas rojas sobre el monumento que conmemora la ejecución de doscientos patriotas griegos a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Un grupo de veteranos de aquella conflagración derrama lágrimas al presenciar la emotiva escena.
El portavoz de Syriza, Panos Skourletis, explica la acción en los siguientes términos: “Representa la resistencia nacional a la ocupación alemana. Pero también el deseo de los griegos de libertad de la ocupación germana”.
La escena arriba descrita sirve como introducción al presente artículo, el cual pretende explicar la ofensiva diplomática lanzada por Grecia y la cual tiene dos vectores: las sanciones económicas a Rusia por la crisis de Ucrania y la renegociación de su deuda de 321 mil millones de euros.
Syriza (Acrónimo griego que significa “Coalición de la Izquierda Radical”) es un conglomerado de socialdemócratas, populistas de izquierdas, ecologistas, comunistas y euroescépticos que tienen sus orígenes en la oposición a la guerra en Kosovo, las privatizaciones y su preocupación por los derechos civiles y sociales.
El 25 de enero próximo pasado logró la victoria en las elecciones y su líder, Alexis Tsipras, se convirtió en primer ministro, cuyo primer encuentro con el representante de un gobierno extranjero se realizó con el embajador ruso en Atenas, Andrei Maslof, quien le entregó una carta de felicitación del presidente Vladimir Putin.
A continuación, Tsipras nombró ministro de Asuntos Exteriores a Nikos Kotzias, quien tiene estrechas relaciones con el segmento nacionalista-religioso ruso. Kotzias tuvo su primera prueba de fuego cuando el jueves 29 de enero los ministros de Exteriores de la Unión Europea se reunieron para analizar la situación en Ucrania y la posibilidad de incrementar las sanciones a Rusia.
El enviado heleno luchó como gato panza arriba para evitar que la frase “medidas restrictivas adicionales” fuera incluida en el texto que condenaba a Moscú por su apoyo a los novo-rusos de Ucrania.
¿Por qué Atenas apoya a Moscú? Los izquierdistas griegos y sus aliados del derechista ANEL ven en Rusia y en el Kremlin no sólo los líderes de su ideología sino a la Tercera Roma que, desde la caída del Imperio Bizantino en 1453, ha “actuado como protectora de las naciones orientales ortodoxas contra los turcos” (Kaplan, Fantasmas balcánicos, B, 1998, pp. 332).
En el plano de las finanzas, Tsipras designó a Yanis Varoufakis -economista entrenado en las universidades de Essex y Cambridge- como ministro de Finanzas, quien tiene ante sí una tarea digna de Hércules: renegociar la deuda griega, semejante al 170 por ciento del Producto Interno Bruto, y de la imposibilidad del país de financiarse en el mercado en solitario.
En el campo económico el principal escollo es la canciller de Alemania, Angela Merkel, quien ha impuesto a rajatabla una receta económica basada en deudas públicas más bajas y la liberalización de los mercados. Frau Merkel declaró que “ella no preveía una nueva cancelación de la deuda griega”.
Tsipras encontró oídos más receptores en el presidente del Banco Europeo Central, el italiano Mari Draghi, y en el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien declaró, el primero de febrero, en el programa GPS de la cadena televisiva CNN que “no puedes exprimir a los países que están en medio de una depresión”.
El día de ayer, Varoufakis visitó Londres, donde se entrevistó con el ministro de Hacienda, George Osborne, quien urgió a Grecia “actuar con responsabilidad” pero también dijo que “la eurozona debe tener un mejor plan” para la creación de empleos y el crecimiento económico. Por su parte, el funcionario heleno describió la reunión como “una bocanada de aire fresco”.
Tras su periplo londinense, Varoufakis viajó a París para entrevistarse con su contraparte francesa, Michel Sapin. Los galos, a diferencias de los germanos y los españoles, quieren darle al gobierno griego “tiempo para respirar”, pero advirtieron que “la deuda no puede ser anulada”.
Al mismo tiempo, desde la capital chipriota, Alexis Tsipras descartó la salida de Grecia de la Unión Europea, pues “la eurozona sin Chipre y Grecia sería una amputación del sudeste de Europa”.
¿Logrará Grecia reestructurar su deuda? Es difícil saberlo, lo que si posible anticipar es que, de no haber arreglo, el forcejeo entre Grecia y su acreedores internacionales sería “la mayor amenaza a la economía global” (George Osborne dixit).
Al vaticinio del ministro de Hacienda británico, el escribano agregaría que la posible confrontación entre los Estados Unidos y Rusia por la guerra civil en Ucrania es una amenaza aún mayor a la paz mundial.
Aide-Mémoire.- “José Martí supo despertar de su letargo histórico al fiero siboney para conducirlo a la lucha por la independencia”. Extracto del discurso pronunciado por el escribano en el 162 Aniversario del Natalicio del prócer cubano, evento organizado por el Comité Estatal de Solidaridad con Cuba y el IMAC.
Soren De Velasco Galván
Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.