Para Julia,
sangre de mi sangre.
Llegó enero, el primer mes del año. Aparecieron los propósitos de 2015. Algunos se cumplirán y la mayoría se abandonarán. La cuesta se mira tan cercana como su aterradora pendiente. De la alegría se pasa a la preocupación. El consumo vivió momentos de gloria terrenal. El gasto de tarjeta de crédito subió de peso y de talla. El aguinaldo se esfumó en un dos por tres. El acto escapista estableció nuevo récord, al son de la rebelde inflación.
En las finanzas caseras la desgracia no es para todos. La diferencia estriba en la actividad laboral, que nada se parece en friega, productividad e ingresos obtenidos. Mientras los diputados federales Paquín González, Rubén Camarillo, Tere Jiménez, Pilar Moreno y Raudel López recibieron 140 mil pesos 504 pesos, los senadores Martín Orozco, Fernando Herrera y Miguel Romo obtuvieron 234 mil 330 pesos y la alcaldesa de San Francisco de los Romo, Margarita Gallegos, se endilgó 110 mil pesos de respectivo aguinaldo, el 46 por ciento de trabajadores mexicanos se quedaron sin recibir la ansiada prestación laboral, según una encuesta del portal de empleo trabajando.com, aplicada a dos mil 500 personas del 5 al 22 de diciembre de 2014.
A los mexicanos que no recibieron aguinaldo el año reciente les queda la posibilidad de que Siempre vendrán tiempos mejores, cantada por Yuri desde el escenario de la esperanza, hoy maltratado por la inseguridad, corrupción, impunidad y los micro ingresos de los asalariados de cuello negro, tan lejanos a los sueldos y demás percepciones de los gobernantes, legisladores, magistrados y jueces de cuello blanco.
Porque alguien debe de escribirlo: El ocaso se asoma. A dos distinguidos Lozano Boys el recorrido del sexenio les empieza a causar estragos. Alucinan. Pierden el sentido de la proporción. También la sensatez. Las chispeantes declaraciones invocan a los dioses de la comicidad.
Para Luis Salazar Mora, delegado de Prospera, en la entidad no hay pobreza extrema porque, afirma, “nunca he visto personas desnudas tiradas en el piso en el centro de Aguascalientes…”. Seguramente el perturbado burócrata obtendrá la presea Ópticas Matute, por su potente salud visual.
Y Esaú Garza de Vega, titular de la Sedec, informó a los diputados locales que al Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), producido por el INEGI de Eduardo Sojo, se le agregará una variable para conocer y dar seguimiento a la evolución real del Pequeño Gigante de México: “Es algo que vemos todos los días en Aguascalientes, si nos damos una vuelta por (la avenida) Colosio, por decirlo de una manera, vemos un gran número de restaurantes nuevos, abiertos, centros comerciales nuevos, abiertos, no sólo están abiertos, están llenos, con gente consumiendo…”.
Es muy probable que el regiomontano, en otra nerdesiana contribución, proponga el color de la ropa interior (rojo y amarillo) comprada a fin de año, como una cábala para medir los signos vitales de la entidad.
Quizá encuentre en su camino profesional una merecida vicepresidencia del INEGI, por el maravilloso invento entregado al país, pero por lo pronto está nominado al Premio Nacional de Actuaría El Chupómetro Antrero.
El acantilado discursivo de los Lozano Boys dista mucho de los datos mostrados por el INEGI en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente al mes de noviembre, donde se observa que el desempleo en Aguascalientes fue del 6.21%, superior a la media nacional de 5.22 por ciento.
O del informe Indicadores de Desarrollo Humano y de Género en México: nueva metodología, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde se demuestra la desigualdad en Aguascalientes, superior a la media nacional, que aumentó 17.3 por ciento, al pasar de 0.404 a 0.474, en el período 2008 a 2012. La brecha estatal es similar a la de países como Bolivia y Burundi.
A los taxidermistas del Progreso para Todos se les pasó la mano en la burda disecación. Ni duda cabe.
Coda: El gobernador Carlos Lozano de la Torre, en su calidad de jefe priista aguascalentense, propuso a la alta jerarquía de su partido a los aspirantes: Paco Chávez Rangel (I Distrito), María de los Ángeles La China Aguilera (II), José de Jesús Ríos Alba (III) y José Carlos Lozano Rivera Río (plurinominal), su hijo primogénito, para las diputaciones federales en juego.
Héctor Hugo Olivares Ventura le disputa al joven Lozano Rivera Río la candidatura por la vía de la representación proporcional. El encuentro bien pudiera parecerse al escenificado por el Atlante y el Real Madrid.
El jueves 22 concluye el jaloneo, piquete de ojos, zancadillas y demás, al registrarse los suspirantes para los distritos I y II. Después vendrá el veredicto de la “Comisión de Derechos Humanos” (sic) del PRI, a decir del torpe boletín redactado por Mario Luis Ramos Rocha, el padre tonto de la comunicación política posmoderna tricolor. Finalmente, la elección primaria concluirá en la segunda quincena de febrero con el funcionamiento del potente dedazo y registro de candidatos ante el INE.
El autodestape estudiantil de Añayeli Muñoz Moreno (PVEM) y la designación de Roberto Tavarez Medina (PRI) como su coordinador de campaña para diputada federal, quedó reducido al vodevil en que se encuentra sumida la política carpera del PRI y su verde monaguillo, condenada a la tercera derrota electoral consecutiva en Aguascalientes.
En el PRI habrá muertos y heridos de gran calado, de imperar la regla absolutista en las decisiones finales: Todo para uno y nada para todos.