Los programas de lectura no están funcionando / Discere - LJA Aguascalientes
21/11/2024

La lectura es como el alimento, el provecho no está en proporción de lo que se come sino de lo que se digiere

Jaime Balmes

 

El tema de la lectura siempre estará vigente y cualquiera que lo aborde realizará una gran labor por la importancia que reviste. Se publican lemas y frases hermosas que hablan de la lectura; se difunden a bombo y platillo las ferias del libro y demás eventos en los que éste sea protagonista; los gobiernos desarrollan programas de motivación a la lectura; los maestros y padres de familia coinciden en el valor que tiene y los medios de comunicación se suman a este esfuerzo con campañas publicitarias y programas que hacen apología del tema.

Leer lo hacemos todos, todos los días y a todas horas, por lo menos los que tenemos la fortuna de no ser analfabetas. Leemos letreros, etiquetas, calles, informes, mensajes de texto y demás cuestiones cotidianas. La lectura es una herramienta que utilizamos, nos guste o no, así que quedarnos en que “hay que leer más” resulta simplista. Hay que empezar a hablar de leer buenos libros y todas las energías deben ir encaminadas a esa lectura de calidad.

Recuerdo que hace algunos años asistí a una serie de capacitaciones para maestros sobre uno de los muchos programas que se han desarrollado ex profeso. En dicha capacitación, la instructora hablaba de que lo ideal era iniciar a los niños con temas cercanos a ellos y a su entorno. La tesis me resultó atractiva, pero cuando amplió la idea no pude evitar sentirme escandalizada. Ella abogaba por motivar al niño a leer las etiquetas e ingredientes de la comida chatarra, los libros vaqueros que seguramente leía su papá y cuestiones similares. Con esta estrategia nunca dudé que el niño llenaría su mente de ideas y pensamientos que en absoluto le convenían a su buen desarrollo. Espero que las capacitaciones actuales la hayan dejado atrás.

El hábito de la lectura, como casi todos los hábitos, se adquiere mejor desde la infancia y desperdiciar el momento con las sugerencias de la instructora me parecía absurdo. Los niños deben desarrollar el hábito con lecturas adecuadas a su edad, porque son libros cercanos a ellos y a sus intereses. Son historias bien escritas y con mensajes positivos. La gran mayoría de los niños las tienen en los libros de texto gratuitos o en las bibliotecas escolares y es con eso con lo que hay que llenar su mente y no con ingredientes de comida chatarra o con temas sórdidos. Aquí cobra sentido la frase de Mark Twain: “Quien no lee buenos libros, no tiene ventaja sobre quien no sabe leer”.

Leer debe ser un acto placentero para el niño y para que se convierta en un hábito tiene que hacerlo todos los días y con buenas lecturas, bien seleccionadas para que disfrute con lo que lee. Es recomendable también que, tanto el maestro como los padres de familia, creen un ambiente propicio que pasa necesariamente por un espacio grato y una introducción que los emocione sobre aquello que van a leer, así que deben leerlo previamente. Un buen programa de lectura tiene que considerar todos esos elementos y en especial los maestros.

México no está teniendo éxito con sus campañas para fomentar la lectura, ni con los programas que se han desarrollado con la misma finalidad y a las cifras me remito. En 2006, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) realizó una encuesta sobre los hábitos lectores de los mexicanos, ahí se supo que leían un promedio de 2. 9 libros al año. En 2012 la Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura (FunLectura) realizó otra encuesta y el resultado fue de 2.94, un aumento insignificante en seis años. Por si fuera poco, la UNESCO catalogó a Japón en primer lugar a nivel mundial, con un 91% de la población que adquirió el hábito de la lectura, en cambio México se encuentra en último lugar con tan solo un 2% de población lectora. La OCDE por su parte, también tienen a México en último lugar en competencias lectoras.


Creo firmemente que si enfocaran los muchos programas de lectura que se han desarrollado en nuestro país, a lograr que a los niños les guste leer, los resultados serían muy buenos; pero lamentablemente son programas que mezclan la motivación a la lectura con el desarrollo de habilidades de comunicación, las introducción de las nuevas tecnologías, el equipamiento de bibliotecas escolares y la capacitación a maestros, entre otros asuntos y, aunque están muy relacionados, son tan importantes que le restan protagonismo al tema de la lectura y por tanto, los objetivos y las acciones se distribuyen en un sinfín de cuestiones, perdiendo de vista que el objetivo principal de un programa de lectura es que el niño adquiera el hábito y le guste leer.

Hay que elaborar programas que se centren completamente en el tema y lo desarrollen sin perder de vista el objetivo y, dado que la lectura es una actividad asignada a la escuela, deben ser programas que pongan a leer primero a los maestros en las diferentes capacitaciones y que se implementen también en las Normales para que egresen maestros lectores. Pretender que alguien que no lee eduque en la lectura es como pedirle peras al olmo.

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@petrallamas


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1 thought on “Los programas de lectura no están funcionando / Discere

  1. Mi nieto ha tenido problemas de aprendizaje y un día le pregunté porque no quería leer? Y me contesto que el libro le daba miedo porque tenia dibujos muy feos. Y que abro su libro de texto de primer año y le dí la razón que feos oscuros y tenebroso dibujos vi. Y pensé a quien se le ocurrió diseñar esto para niños de 6-7 años? Lo único que logran es alejarlos más de la lectura.

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