2015, un año de omisiones presidenciales / Un cuarto propio - LJA Aguascalientes
22/11/2024

El mundo de juguete en que el presidente Enrique Peña Nieto vive se tambalea, cada vez que los reflectores se colocan sobre su imagen luce sin color, sin fuerza y menos aún, sin palabra de convencimiento.

Quienes se dedican al estudio de las estadísticas señalan que la popularidad del presidente ya rebasó no sólo es la opinión del grueso de la población quienes le dan una calificación reprobatoria -por debajo del 40%-, sino que a esta opinión se han unido varios empresarios que ante el estancamiento económico y la falta de certeza en los precios de combustibles, específicamente el petróleo, se han lanzado con todo contra las reformas fiscales y energéticas.

Las promesas hechas por Enrique Peña Nieto, que en este 2015 al fin los mexicanos sentirán los beneficios de las reformas estructurales que su gobierno realizara a principios de sexenio, se van desmoronando cuando nos preguntamos ¿y cómo logrará eso?, ¿cómo logrará asegurar que ya no habrá más aumentos a la gasolina y que los costos de la luz disminuirán?, si el mismo secretario de hacienda y crédito público Luis Videgaray sale de inmediato a decir que eso no se puede asegurar, pues el precio del crudo depende de la volatilidad global y en caso de ser necesario se tendría que incrementar dicho precio.

El espaldarazo que hoy dan los empresarios, quienes de seguro aportaron recursos para su campaña, son la mejor prueba del desconcierto en que está el país. Mientras el presidente dice que muy pronto veremos las bondades de sus reformas, un juez concede a dos grupos empresariales muy fuertes la primera suspensión definitiva en contra de la reforma energética otorgada a Altos Hornos de México y Minera del Norte.

En fin, en aprietos está el discurso del presidente Peña Nieto, pues sus promesas muy pronto se desenmascaran incluso por su mismo gabinete. Por lo demás, lo expresado durante el mensaje de inicio de año deja tantos cabos sueltos, pues sólo realizó algunas menciones generales, los lamentables y dolorosos hechos que hemos vivido, la exigencia cada vez más grande de cumplir con transparencia son un vivo ejemplo del desatino de quienes asesoran al presidente y, desde luego, en sí de la misma presidencia.

Omitir la mención de la desaparición forzada de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa es un acto doloroso e injusto para todas sus familias, para los mismos desaparecidos, para los miles de personas en las calles que exigen se esclarezcan estos hechos, para los millones de personas que hacen su trabajo cotidianamente y que dan lo mejor y esperan que el país cambie y que creen que el gobierno tiene un papel fundamental en este cambio.

Tampoco funcionó esa alusión a la transparencia, refiriéndose a la exigencia desbordada de la ciudadanía sobre los recursos de la llamada casa blanca, propiedad de la esposa del presidente Angélica Rivera, una mala actriz que no pudo ni supo y mucho menos convenció a la ciudadanía pese a su explicación de la supuesta procedencia de los millones adquiridos para su compra.

Respecto al desarrollo anunciado de distintos estados del sur del país -por cierto los de mayor desventaja económica-, habrá que decir que no hay administración que no haya hecho eso, abrir corredores turísticos, industriales, económicos y bueno todo lo que se les ha ocurrido pero ninguno ha dado resultado, porque a final de cuentas más que la pobreza y  la desigualdad social, es la falta de justicia y la indignante impunidad en que esta zona del país sobrevive y muere. Eso es lo único que cambiaría la realidad en este país. Desde luego que ningún gobierno ha planteado eso.

Y esta breve imagen que describe las palabras del primer mandatario ha sido el tono de cada uno de sus mensajes, cadena nacional, silencio que la presidencia va a hablar y al final un vacío, una desilusión por tantas omisiones y sinceramente sin ton ni son se mira la estrategia de la presidencia para al menos controlar la violencia desatada del crimen organizado que vive el país.


No vemos incluso cómo va a lograr lo evidente a lo que está obligado, por ejemplo, a seguir trabajando por el progreso de la nación. Eso tan discursivo, no se ve la forma en que lo logrará, vaya crisis que hay en la presidencia.

Estos días de celebración desde luego que no son suficientes para mandar al olvido la desaparición forzada de los normalistas de Ayotzinapa, tampoco son suficientes para dejar de pensar y exigir el esclarecimiento del fusilamiento de los 22 jóvenes en Tlatlaya, Estado de México. Así que ya veremos cómo sale de esta el presidente, porque sería muy peligroso para la paz social que ya pende de un hilo, que este fuera el año de las omisiones presidenciales.

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@Chuytinoco

 


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