Como en la canción mixteca, la administración de Enrique Peña Nieto está lejos del suelo desde donde pensaba presumir que (una vez más) ya estamos en el paraíso, si hace unos meses nos sorprendía el consentimiento cómplice con que Gustavo Madero Muñoz, Jesús Zambrano Grijalva y César Camacho Quiroz aplaudían las reformas y se envanecían de ser los arquitectos del Pacto por México (ese “acuerdo para realizar grandes acciones y reformas específicas que proyecten a México hacia un futuro más próspero”… ajúa), hoy no deja de llamar la atención cómo escurren el bulto para dejar chiflando en la loma al de Los Pinos con sus diez medidas para mejorar la Seguridad, Justicia y Estado de Derecho en México.
Lo obvio es que las razones de los tres partidos para dejar solo y su alma a Peña Nieto es que no quieren embarcarse en el descrédito de la administración federal, pero lo cierto es que la ausencia de las dirigencias partidistas responde más a intereses personales que a cuestiones políticas, en el PAN Ricardo Anaya se quedó sin script cuando Gustavo Madero le encargó el changarro para irse a buscar una plurinominal; en el PRD, Carlos Navarrete tiene muchas cosas más que reclamarle a Zambrano Grijalva por la pedacería que le dejó como partido que por embarcarlo en la aventura pactista, eso sin contar la profunda crisis de credibilidad que tiene el perredismo por sus vergonzosos métodos de selección; y en el PRI, bueno, aunque quien firmó el Pacto por México fue Cristina Díaz Salazar cuando era presidenta interina, Camacho Quiroz no ha hecho más que intentar seguir el son que le tocan desde Los Pinos, y en el caso de las iniciativas presidenciales, todo estuvo tan armado sobre las rodillas, que ni tiempo le han dado a los priistas de reaccionar.
Ciega, sordomuda como canción de Shakira, la administración peñista va de traspié en traspié en el intento por resolver una crisis de confianza y credibilidad mediante la necia difusión de las reformas y, peor todavía, los mensajes insensibles de superación personal; es tal la desesperación que Peña Nieto y su gabinete no han sido capaces de recoger las señales que le envían quienes desean ser sus aliados y en Los Pinos se les trata como a los enemigos; un ejemplo, de muchos, apenas ayer el gobernador Carlos Lozano de la Torre, sin necesidad alguna, ligó el desarrollo de Aguascalientes a que “estamos instrumentando y fortaleciendo con más acierto las reformas estructurales promovidas por el presidente Enrique Peña Nieto”, les dijo a José Esquivias Romero, rector de la Universidad Panamericana, Pedro Gutiérrez Romo, presidente del Consejo Consultivo de Endeavor y a todos los asistente a la conferencia Perspectivas Económicas de Aguascalientes: ayer, hoy y mañana… Desde otras entidades federativas, incluso aquellas no gobernadas por el PRI, se multiplican los espaldarazos, la aceptación de medidas como la creación de las policías únicas estatales y el Gobierno Federal… nada, nomás no se da por enterado.
¿La chancla que yo tiro? Cierto que el desdén mostrado por Peña Nieto a la Conago y sus integrantes ha marcado la relación de la Federación con las entidades federativas, pero todo indica que los gobernadores no son rencorosos, pero se han quedado con la mano tendida y el de Los Pinos se obstina en ir solito al despeñadero; ya le hará falta ese respaldo, sobre todo el año siguiente en las elecciones federales… si hasta Antonio Martín del Campo lo sabe y ayer lo dijo como salida de su mensaje en el marco del Informe de Gobierno municipal, el alcalde capitalino caracterizó el escenario nacional como complejo, “después de una oleada de reformas parecía que las condiciones se habían acomodado para que llegara la hora de capitalizar las transformaciones estructurales que por mucho tiempo estuvieron detenidas. El próximo año, que es electoral, debemos verlo como una cita festiva de nuestra democracia, no debe ser un año de ataques. Que los partidos hagan su papel, el gobierno el suyo y la ciudadanía decida, con la madurez que le ha caracterizado”… Ouch, porque si bien pareciera que Martín del Campo se refiere a la guerra sucia que se avecina, no se puede soslayar la indignación que priva en las manifestaciones y tomas de calle por parte de la sociedad civil, desorganizada para un propósito político pero ordenada por motivos solidarios.
Éramos muchos y parió la abuela, porque si al escenario anterior le suma que siguen corriendo los 180 días que el Congreso de la Unión tiene para decidir sobre las iniciativas presidenciales, se pone color de hormiga el asunto, más cuando ya desde los partidos (no las dirigencias) se levantan voces en contra de sus propuestas, como la del senador Martín Orozco Sandoval, quien ayer le dio un raspón severo a Peña Nieto indicando que el decálogo presidencial no solucionará el problema de corrupción: “Ninguna iniciativa por lo que vemos resuelve el grave problema que tiene el país en este tema, vemos que no es recomendable llevar el tema a un periodo extraordinario como está previsto, el tema no es sencillo, podemos mandarlo a enero o febrero y es lo que propondré a mi grupo, no es recomendable sacarlo al vapor”, ahí nomás, agravado con la conciencia de que el PRI necesita a los otros partidos para sacar adelante la legislación en la materia, porque “no puede irse solo porque no es un tema fuerte y de gran interés de ellos, ¿esta ley soluciona el tema de la Casa Blanca o del tren Querétaro-México?, el PRI no está acostumbrado a estos temas”, de hecho, Orozco Sandoval estableció que los huecos en las propuestas presidenciales, nomás no van a pasar y que eso lo deberán entender el perredista Miguel Barbosa y Emilio Gamboa Patrón del PRI si quieren echar para adelante la Fiscalía Anticorrupción, y que no importa que el lunes haya empezado la pasarela de 33 aspirantes a ocupar ese cargo ante las comisiones de Justicia, y la de Participación Ciudadana y Anticorrupción del Senado, pues lo único que se ha evidenciado son las omisiones peñistas, como intentar encabezar un consejo de ética y no otorgarle autonomía a ese órgano, así pues cómo, o que se haya dejado afuera al Poder Judicial, al mismo Legislativo, a los sindicatos… básicamente a todos.
Ni tanto que queme al santo… Ahora bien, que Martín Orozco o Martín del Campo parezcan que tienen muy claro de qué lado masca la iguana no necesariamente implica que el panismo vaya en bloque contra Peña Nieto, no al menos desde Aguascalientes, donde una decisión administrativa se transforma en una oportunidad para agarrarse del chongo y evidenciar que nada alborota tanto a los panistas como un cargo, ¿o de veras alguien cree que Martha Márquez fue impuesta por Paulo Martínez para ordenar a los diputados locales? Y lo de la imposición no lo decimos nosotros, son los propios azules, que a diferencia de cuando Jorge López designó a Adolfo Suárez, ahora sí saltaron al unísono de su asiento para tundirle con tubo a su compañera de bancada, todos, Sylvia Garfias se quejó que no se hizo consulta previa y estableció (sin nombrarla) que a la coordinadora le falta entereza, congruencia y sensibilidad… Adolfo Suárez fue el único que dijo que a él sí le habían preguntado sobre la designación, porque Leonardo Montañez acusó a su dirigencia estatal de no respetar la normatividad al no haber consultado a nadie, en lo que coincidió con Ulises Ruiz Esparza, quien reconoció que Paulo Martínez tiene la facultad de nombrar, pero que como no les preguntó a los diputados, pues faltó a las formas y también se fue a la yugular de Martha Márquez al decir, de menos, si no le faltará prudencia a la diputada para ejercer el cargo; ya con menos saña, Mario Álvarez Michaus, remató estableciendo que la designación está en el limbo porque fue irregular… Las patadas están a la orden del día en el PAN.
La del estribo. El miedo no anda en burro. Francisco Chávez Rangel, ante el pago del aguinaldo a los más de 7 mil burócratas de la nómina estatal, pronto salió a declarar que no habrá problema alguno para pagar 45 días de aguinaldo a más de 18 mil docentes, subrayó que se cumplirá en tiempo y forma con el pago de dicha prestación, ya que Carlos Lozano de la Torre instruyó al secretario de Finanzas estatal para que, independientemente de la fecha en que llegara el recurso de la Federación, el estado absorbiera el pago para que no se incumpliera. Y mejor que así sea. La tradicionalmente sumisa fuerza laboral del instituto ya hizo pruebas sobre la efectividad de la protesta. Hay que recordar que el 6 de enero, Día de Reyes, tanto al sindicato como al instituto les estalló un paro indefinido que, a la postre, se extendería por una semana entera. El motivo es claro, a los docentes se les debía la segunda parte del aguinaldo y un bono de rezonificación. Encendida la llama, los profesores en huelga desconocieron a un sindicato entreguista y exigieron una auditoría a su propio patrón, pues no se tragaron el cuento de que los adeudos se habían originado por errores en el Gobierno Federal. Hoy por hoy las autoridades se ven obligadas a publicitar cómo cumplen con un procedimiento financiero que debería cubrirse así, sin más. Para qué moverle, ¿verdad?
@PurisimaGrilla