La pregunta fue, ¿qué es prioritario: seguridad pública o desarrollo económico? Las respuestas fueron vastas y todo dio pie a una discusión interesantísima realizada en un aula. Aunque la libertad de cátedra es suficiente, y hay una especie de regla del río (todo lo que se ve del otro lado del río, ahí se queda) supongo que es también una pregunta constante en estos días, precisamente en que en el equipo del presidente electo Enrique Peña Nieto, están discutiendo. Más allá de las controversias electoreras, espero que los de allá, estén ya pensando en el futuro. Y bueno aquí las reflexiones.
Uno de los argumentos de los compañeros, que en aquella clase de recursos federales en que fuimos invitados (agradecemos la amabilidad de la Universidad Panamericana por facilitar sus instalaciones), fue que la prioridad debería ser la seguridad pública. El compañero se levantó exaltado y afirmó rotundamente que fortaleciendo la seguridad pública acabaríamos con la delincuencia. Un silencio, luego el profesor piensa y pregunta a la concurrencia su opinión al respecto. En una primera increpación, se le contesta que es prioritario el tema del desarrollo económico. El compañero exaltado anteriormente vuelve la réplica afirmando que es un círculo vicioso, porque entonces no hay inversiones por la inseguridad que se vive en un contexto como el que vive hoy México. Tiene razón, la inseguridad aleja a los inversionistas, pero ésa sólo es una consecuencia de un fenómeno anterior. Fin de la historia, no se llega a ningún acuerdo con el compañero exaltado.
Lo cierto de todo lo visto es que los retos de un gobierno, nuevo o no, se circundan en la administración de recursos insuficientes. Desde ese momento, es como si un empresario comprara un negocio en quiebra: tiene que utilizar todo su talento para desarrollarle un futuro más promisorio al empresariado. Si la pregunta es sobre qué tiene más prioridad, la seguridad pública o el desarrollo económico, le pongo el siguiente ejemplo: en el emprendedurismo se da mucho el caso de que la gente no invierte porque no tiene dinero y como no tiene dinero entonces vive en la precariedad, y vive en la precariedad porque no tiene para invertir en un negocio. En fin me puedo ir así varios renglones. Ese círculo vicioso de la economía o el bienestar implica que sin una visión positivista o cortoplacista, se vislumbre una meta económica. Desarrollar una economía es imprescindible para la paz. Si pudiera explicarse en letras llanas, cuando la economía crece, disminuye la seguridad pública porque la gente está trabajando, y si está trabajando es que está empleada y por lo tanto paga impuestos y entonces esos impuestos se convierten en servicios públicos de calidad para que más personas y empresas quieran invertir en ese lugar. Súmele que las familias tienen la despensa cada semana y que los hijos están en la escuela. La pregunta ¿no es acaso lógico que la economía no sólo da estabilidad nacional sino familiar y personal? Porque si insiste en exaltarse como el compañero de aquella clase, le refiero algunos datos.
Hasta junio de este año, nuestro país tuvo un déficit en su balanza comercial de al menos 267 millones de dólares. Exportó menos y eso disminuyó sus ingresos. Como siempre, el tema es el petróleo, exportó menos petróleo. En términos comunes, imagínese que un padre de familia dejó de vender 267 pesos menos en su negocio o dejó de ganar esa cantidad en su trabajo. Por lo tanto hay 267 pesos de despensa o de pago de útiles escolares o de medicinas o en esparcimiento (si es que se puede hoy en día). Ahora volteé el ejemplo, imagínese que esa familia ganó ese dinero. ¿Qué hacemos con él? ¿Nos lo gastamos en dulces? ¿Lo ahorramos? ¿Nos vamos al cine? Si ese excedente —en caso de que una familia tuviera la capacidad de ahorrar o de invertir— se malgasta, tarde o temprano alguien lo va a resentir. Cuando se acerquen las inscripciones, no habrá para los útiles, o cuando se enferme un miembro de la familia habrá que pedir prestado. En fin. El tema es que el gobierno nuevo, tiene una labor muy importante, no sé si estén contemplando seguir con la política del saliente presidente Calderón, quizás no, pero lo que sí es importante es que revisemos que la economía en nuestra sociedad le da estabilidad no sólo a los mercados, sino a la vida de cada uno de los habitantes.
Según mi punto de vista, el gobierno de Enrique Peña Nieto tiene que considerar tres elementos fundamentales: el desarrollo económico para fomentar el crecimiento individual y nacional; la seguridad pública para proteger el patrimonio y la vida de sus ciudadanos, y el desarrollo social para el bienestar social. No sé cuánto peso le pondrán a cada tema, pero lo importante es que los tres están conexos y son incluyentes, lo que le falte a uno o le sobre, le afecta a los otros dos. Yo sí le insistiría al presidente: para poder dar más, hay que generar más, el desarrollo económico es primordial para que haya consecuencias positivas en los otros dos. Ése es mi punto de vista.
@comandanteserra