Compartir información en tiempo de crisis / Piel curtida - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

No indignarse por la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa, no cuestionarse sobre la actuación de los cuerpos policiacos y embozados durante las marchas del 20 de noviembre con relación a la integridad y seguridad de los manifestantes, así como no contrastar información sobre los avances de la investigación respecto al caso de Iguala puede molestar a más de uno. La indolencia ante este suceso, aún amorfo con excepción de los responsables, produce extrañeza debido a las múltiples omisiones e incongruencias discursivas (en un sentido amplio); sin embargo, la información que permite discutir y analizar dichas incoherencias en ocasiones se queda en los mismos círculos, lo cual deja una consigna pendiente para quienes se asuman como activistas, ya sea de manera formal o informal: socializar la información.

En los momentos de crisis, ante la ansiedad, la población está a la espera de información a comparación de otros momentos, ya sea que la busque por sí misma o simplemente esté a la expectativa de lo que se comenta; esta necesidad de nutrirse es una gran oportunidad para la formación política de la ciudadanía, si no fuera por la existencia de la monopolización de datos. Al respecto, la primera imagen que relacionamos con la idea de acaparar la información es la de los medios de comunicación tradicionales al servicio de la agenda de la administración que maneja al Estado; pero también se genera una endogamia cuando quienes tienen acceso a internet, competencias y conocimiento para rastrear narraciones, no comparten esas habilidades.

Para cerca del 50% de la población en México que tiene acceso a internet, y 40% de los mismos que usan al menos un medio social (de acuerdo a datos de la Asociación Mexicana de Internet) es necesario involucrar a más personas en la localización, lectura y reflexión de mensajes mediáticos, para que a través de este consumo digital, acompañado de una socialización, se reduzca la brecha de acceso a la información y se abone de forma colectiva al reforzamiento de la ciudadanía para consolidar una democracia participativa.

También se debe reconocer que las posibilidades de crear contenidos en Internet es amplia, lo cual produce una inmensidad de datos y visiones, eso es lo rico de este tipo de mediaciones: la pluralidad. Por ejemplo, durante el 20 de noviembre se publicaron fotografías en medios sociales en los cuales se alertaba de camionetas militares cargadas con civiles, por lo que se especuló que se trataba del ejército disfrazado, preparado para causar disturbios planificados y así deslegitimar la protesta o al menos amedrentar a manifestantes; otros tantos sólo preguntaron la opinión de las y los demás; esto fue una muestra de la posibilidad de compartir información, de poder generar el debate.

Otro momento de urgencia por hacer fluir la comunicación, como proceso continuo y no sólo unidireccional, se suscitó cuando el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, ofreció una extensa conferencia de prensa sobre supuestos restos humanos en la zona del basurero de Cocula y los comentarios de tres presuntos integrantes de un grupo delictivo que expresaron haber recibido a un grupo amplio de personas para asesinarlas, cuya entrega fue realizada por policías, de acuerdo a lo expuesto. En principio, como lo plasmó Roberto Fuentes Vivar en un texto de “Al momento. Noticias”, dicha conferencia sólo se transmitió en vivo por algunos canales de televisión de paga, aunque por la coyuntura del tema se esperaría su difusión en cadenas de televisión abierta; además, la transmisión en línea por el canal en YouTube del Gobierno de la República tenía sólo entre 40 y 30 mil espectadores; lo cual nos dice que quienes tuvieron acceso a esta información, al momento, fue un sector de la población muy particular. Aunque ya por la noche se replicó parte del anuncio en múltiples noticieros, tanto de televisión abierta como privada, lo emitido fue un resumen y se destacó lo que cada programa consideró importante según su línea editorial, lo que también implica ofrecer un mensaje sesgado, lo cual transformó las formas de interpretar lo emitido.

Tras la conferencia de prensa del procurador, algunos simplemente pensaron que esto ya era parte de la resolución del caso y dieron por hecho que los restos encontrados correspondían a los de los normalistas; otros negaron rotundamente la versión al considerarla oficialista y una salida fácil para apaciguar la protesta social; mientras que otros pocos cuestionaron a profundidad las declaraciones de los imputados (mismas que algunas personas asumieron erróneamente como declaraciones de Karam) y reconocieron como sensato el manifestar que no se podría asegurar que se trataba de los desaparecidos. Sin embargo, éste último análisis más cauto y puntual sólo fue generado por grupos muy pequeños y no fue hasta que lo retomaron medios tradicionales que se insertaron estas reflexiones en la sociedad. Es necesario compartir, contrastar más allá de nuestros círculos directos, practicar el Data love.

Esta propuesta surgió desde los usuarios de internet y pugna por liberar la información, la democratización del conocimiento, pues a pesar de que la producción e innovación tecnológica es cada vez mayor, estos desarrollos no han sido apropiados en lo social, es decir, aún existe una amplia ciudadanía que sólo es espectadora, a pesar del potencial con el que cuentan las plataformas virtuales y dispositivos móviles.

Si bien, esta brecha digital es un fenómeno multifactorial, en el que se encuentran procesos históricos, económicos y educativos, el común denominador es la desigualdad, en particular, las habilidades y competencias para el consumo mediático, la manipulación y adquisición de tecnología y servicios de comunicación, así como el analfabetismo mediático. En la llama “era de la información”, quienes contamos con algún tipo de aprendizaje, conocimiento y destreza para el uso de medios digitales, tenemos la responsabilidad de socializar los datos, de practicar el data love. Asimismo, no debemos considerar a quienes se encuentran en desventaja digital como ignorantes, pues, de forma irónica, también incurriríamos en una privatización del conocimiento en pequeña escala.


Una iniciativa que podemos tomar es la generación de espacios de intercambio de información multisoporte, es decir: al momento de sucesos coyunturales, sentarse en familia, observar lo que se dice en medios tradicionales, en las televisoras y radiodifusoras de mayor alcance; después, consultar en compañía la información vertida en medios sociales y así mantener viva la comunicación, ofrecer una pluralidad mediática desde abajo y de forma horizontal, para así abonar a la construcción de una ciudadanía más integral y con mayor potencial.

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Twitter: @m_acevez


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