Después de una serie de análisis económicos, políticos y sociales, estamos en momentos de mucha preocupación, pues se están conjuntando una serie de eventos negativos que vuelven el momento del país muy estresante y sobre todo en algunas regiones violento.
En donde ha incidido mayormente es en la economía, pues fue el primer factor que incidió de manera negativa en nuestro entorno nacional. El principal pilar de nuestra economía que es la industria petrolera PEMEX, tiene el peor comportamiento de toda su historia. Los últimos datos son que la paraestatal ha tenido una pérdida hasta el tercer trimestre de este año de 147 mil 966 millones de pesos, contra una pérdida que tuvo el año pasado de 169 mil 100 millones de pesos, o sea un 59.8 % más, lo cual nos habla de una administración desastrosa, que se debe revisar, pues aparentemente no ha podido con el paquete.
Los resultados del comercio exterior, debido a lo antes expuesto, ahora se ha tornado negativo. En nueve meses de 2014 tenemos un déficit de mil 762 millones de dólares, a pesar de que las exportaciones no petroleras subieron en 6.6%. Lo que nos arrastró al déficit han sido las exportaciones petroleras que han caído en -8.7%.
Hoy el gobierno federal tiene frente a la sociedad un compromiso de inversión muy ambicioso, sobre todo en infraestructura, con un aeropuerto en la ciudad de México de los más modernos, tres trenes de alta velocidad, carreteras y libramientos que necesitarán cerca de 3 mil 500 millones de pesos. Pero por otro lado no vemos que haya un programa para racionalizar y controlar el gasto corriente. Tanto el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, están pidiendo más recursos, inclusive por arriba de la inflación, cuando a nivel nacional el desempleo sigue siendo un problema grave y que tiende a incrementarse.
La falta de confianza, en parte por la inseguridad que campea en vastas regiones del país, es un elemento muy negativo que incide en las inversiones y en la recuperación del mercado interno. Un elemento que se comenta últimamente y arroja sombras sobre el proyecto es el tren rápido Querétaro-México, pues se dice que este 3 de noviembre se dará la resolución con respecto a la licitación de la construcción del mismo y resulta que se presentaron 17 empresas para que se les diera información y hacer sus propuestas; pero el tiempo que marcó la Secretaria de Comunicaciones y Transportes es tan corto que obligó a dieciséis de ellas a desistir de participar. Sólo un grupo se mantuvo y “curiosamente” está conformado por: una compañía china, la Railway Construction Corporation International; por GIA que es de Hipólito Gerard -hermano de Ana Paula Gerard ¡esposa del expresidente Carlos Salinas de Gortari!- ; la Constructora Tya, la cual está vinculada a la compañía Eolo, que rentó los aviones durante la campaña del presidente Enrique Peña Nieto; Prodemex, de Olegario Vásquez Raña (grupo Imagen) y GHP Infraestructura. Así que lo más seguro es que este grupo será el beneficiado por este contrato que se dice ahora está 29% arriba de las bases de la licitación. Ojalá no estemos comenzando como antes de los 12 años perdidos que dicen los que están ahora en la responsabilidad del país.
Por otra parte, el peso se encuentra muy presionado y está en su nivel más bajo en los dos últimos años. La inversión extranjera en el primer semestre de este año fue de 9 mil 733 millones de dólares, contra el mismo lapso de 2013 que fue de 28 mil 714 millones de dólares. Si bien es cierto que en ese periodo incidió la operación de la compra de la cervecería Modelo por 13 mil 249 millones de dólares, también es cierto que la tendencia es a la baja y se manifiesta que la inseguridad y la impunidad de los manifestantes está contrayendo la inversión y aún el retiro de inversiones productivas.
Según el BID la violencia le ha costado a México de 1989 a 2012 un 12% del PIB -Producto Interno Bruto-, y que en estos dos últimos años el porcentaje será más alto. México, el sexenio pasado, logró sortear con relativo éxito la crisis mundial de 2008, financiera y bancaria, así como la crisis del AH1N1.
No tenemos por qué no superar la actual crisis. Valoremos el desempeño económico deficiente, sabemos las causas y rectifiquemos y arreglemos este asunto así como las estrategias fiscales fallidas, reencausemos las medidas, pues son inequitativas y a base de represión se cree que se revertirá el proceso negativo. Impulsemos medidas para que el mercado interno se recupere y comencemos a generar empleos, busquemos solidarizarnos con el combate a la corrupción, la impunidad y sobre todo la violencia. No es tarde y tenemos, sobre todo, lo más importante: La voluntad de los mexicanos de salir adelante.