- Con su libro Mar negro explora un abanico de miedos experimentados por personajes contemporáneos
- Cada historia aspira a crear una especie de hechizo y dejarlo que gire en la mente dellector
Algunas personas tienen mucho miedo a volverse locas, otras temen quedar accidentalmente encerradas en algún lugar donde nadie las encuentre. Hay también quienes terminan por ser controlados por sus propias supersticiones y quienes no pueden soportar el hecho de que la ciencia y la razón no puedan explicarlo todo. Esos son los temas que aborda el escritor mexicano Bernardo Esquinca en su nuevo libro de cuentos Mar negro, publicado por editorial Almadía.
Nacido en Guadalajara (1972), en una familia donde la poesía y la narrativa fue compartida por su hermano mayor y su padre, Bernardo Esquinca trabajó en la elaboración de 10 historias breves que empiezan con situaciones cotidianas que se enturbian con anomalías, por ejemplo, la búsqueda de un departamento para rentar en la Ciudad de México o un viaje de trabajo a Chetumal, Quintana Roo.
En estas historias aparecen situaciones perturbadoras en las que los personajes principales podrían detenerse a la mitad del camino, pero no lo hacen porque son gobernados por sus propias obsesiones.
“Este libro se apoya en el precepto de que el miedo es lo que más perturba y lo que más estimula la imaginación, principalmente el miedo a lo que desconocemos; es decir, aquello que vemos en sus manifestaciones, pero cuyo origen o significado no entendemos”, cuenta el narrador, quien pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
Para Esquinca, uno de los componentes centrales de la literatura de terror es la creencia de que existe un “más allá”. En uno de sus cuentos llamado Mar de la tranquilidad, océano de las tormentas, el narrador explora el poder de las palabras de un esquizofrénico y la manera como sacuden a su joven primo.
Hay también una misteriosa cadena de homicidios que se desarrolla en el poblado de Sozopol, Bulgaria, y que hace necesario recurrir a un exorcismo de vampiros, en El encorvado, o donde se cuenta un misterioso encuentro en los pasillos de un edificio vacío en Torre Latino.
“El miedo es el hilo conductor de Mar negro. Como apuntaba el escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft, la emoción humana más antigua que existe es el miedo a lo desconocido. En ese sentido, me interesó explorar los miedos de toda la vida, los más arraigados en la especie humana, principalmente el miedo a lo desconocido que data desde que nos metimos a las cavernas para buscar refugio. Es lo que nos provocan aquellas cosas que se manifiestan, pero no sabemos ni qué nos quieren decir ni qué significan”, afirmó el escritor quien anteriormente ha explorado los géneros policiaco, fantástico y de terror con libros como Los niños de paja (2008) y Demonia (2012).
Durante su infancia, Esquinca creció rodeado de niños y casas en construcción en la colonia Providencia, de Guadalajara. En su casa nunca faltaron libros, pero su verdadera iniciación como lector llegó en la adolescencia, de la mano de La isla del tesoro, del escritor escocés Robert Louis Stevenson, quien por cierto también escribió El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde. Posteriormente encontró atracción hacia la literatura de terror a través de las obras del estadounidense Edgar Allan Poe.
“Una de las ideas de la literatura de terror es compartir miedos, del autor con el lector y que este último se dé cuenta que puede encontrar un espejo donde sus miedos, terrores y angustias, tienen un interlocutor y no es que esté loco o necesite ir a un manicomio, sino que los miedos muchas veces son compartidos por toda la especie humana”, comentó el escritor, protegido del frío por una barba oscura y un sombrero, en un café de la colonia Roma, desde el cual se miran decenas de casas de principios del siglo XX.
Esquinca señaló que técnicamente es difícil trabajar con el misterio, pues cuando éste se revela del todo puede provocar decepción. Añadió que una de las aspiraciones de los escritores de terror es generar en los lectores una especie de hechizo y lograr que su historia deje girando ese hechizo, mucho tiempo, en la mente de los lectores.
“Es difícil pensar qué efecto puede tener un cuento de terror en un lector, pero supongo que este tipo de historias pueden confrontar al lector con sus propios miedos y no puede quedar indiferente. Creo que la literatura más poderosa es la que cuestiona la realidad. La literatura que deja al lector indiferente no es buena”, añadió el autor de las novelas Belleza roja (2005), Los escritores invisibles (2009) y La octava plaga (2011).
Con información de Conaculta
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Nacido en Guadalajara (1972), en una familia donde la poesía y la narrativa fue compartida por su hermano mayor y su padre, Bernardo Esquinca presenta en Mar negro 10 historias breves que empiezan con situaciones cotidianas que se enturbian con anomalías, por ejemplo, la búsqueda de un departamento para rentar en la Ciudad de México o un viaje de trabajo a Chetumal, Quintana Roo
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“Mar negro se apoya en el precepto de que el miedo es lo que más perturba y lo que más estimula la imaginación, principalmente el miedo a lo que desconocemos; es decir, aquello que vemos en sus manifestaciones, pero cuyo origen o significado no entendemos”
Fotografías de Jorge Vargas/Conaculta