Es casi imposible imaginar cuál fue el proceso mental de los realizadores del remake de la cinta Más negro que la noche, original de 1975 de Carlos Enrique Taboada, para aventarse a producirla después de los tremendos fracasos de los “rechifles”, en años recientes, de El libro de piedra y Hasta el viento tiene miedo -éxitos del mismo director/guionista en 1968-, no obstante, lo hicieron, y el destino de su filme fue el mismo que el de sus modernas antecesoras.
Aquí se aplica el dicho que reza “si no está roto, no lo arregles”, y es que en mala hora se les ocurrió tratar de darle una nueva imagen a una producción considerada un clásico del cine de terror mexicano, ahora sí que ni el famoso 3D puedo salvarla de ser un fiasco.
Cuando me preguntan cuál es la película de terror que más me ha asustado en la vida, siempre menciono las tres de Taboada que les acabo de comentar, más la de Veneno para las hadas (también de él), poniéndolas por encima de otras producciones de Hollywood y hasta sobre las japonesas, pues el miedo que producen va mucho más allá del simple sobresalto de presentarte al “monstruo” de improviso y en primer plano, subirle el volumen a la música o del exceso de sangre y muertos, sino que se trata de ese desasosiego que va creciendo en tu interior motivado por el juego de luces y sombras, la música, la actuación, la edición, los efectos de sonido y/o la inteligencia del guión. Las producciones de Taboada dejaban el miedo latente en tu interior para que te asaltara mucho tiempo después y en los lugares más insospechados.
La producción de 2014 de Más negro que la noche carece de esta genialidad, intentando modernizarla el director y guionista de esta película, Henry Bedwell, la llenó de clichés y lugares comunes propios del género de terror-suspenso, pero de esos comerciales a los que acuden los directores cuando su historia es débil. Buscando originalidad terminó copiando lo que hacen las películas americanas y japonesas pero, además, haciendo una muy mala copia. ¿Porqué habrá considerado necesario aumentarle al guión para ponerle un “misterio diabólico” que no era necesario, una historia paralela que, a mi gusto, sale sobrando y que diluye la trama original?
En el Más negro que la noche de Taboada, Becker, el gato, junto con la tía Susana, eran la fuerza que impulsaba el miedo, eran los protagonistas, la razón de ser de la película. En la versión de Bedwell, la tía Ofelia -aquí la tía se llama como la protagonista de la primera versión, guiño a Taboada- tiene un oscuro pasado y Becker es sólo un personaje secundario.
Igual que en la cinta de Taboada, ésta comienza con la muerte de la tía que hereda a su sobrina Greta su mansión y sus bienes, con la condición de cuidar a su adorado gato Becker; la chica, junto con tres de sus amigas, se muda a la nueva casa, la cual es habitada por la tenebrosa presencia de Evangelina, el ama de llaves y por… algo más.
Mientras las jóvenes intentan disfrutar de su buena suerte, aprovechando la herencia lo más que pueden, cosas extrañas comienzan a pasar, sobre todo tras la repentina muerte del gato y el inicio de terribles pesadillas para Greta.
El único punto a favor de este filme es la estupenda presencia y actuación de Margarita Sanz, quien, a pesar de ser lo mejor de la producción, parece fuera de lugar al encontrarse rodeada por el resto de los actores quienes tienen un terrible desempeño, sonando falsos, sobreactuados, fuera de ritmo y, en los momentos menos adecuados, hasta chistosos, proporcionándole al largometraje tintes de parodia y no de suspenso.
Y lo mismo puede decirse de la musicalización, efectos de audio y la edición que siempre parecen ir un paso atrás de lo que está sucediendo en pantalla, y mejor ni les digo del sonido, pues la deficiencia en este sector es ya trade mark del cine nacional.
Y siendo, como les comentaba, que las actuaciones y los parlamentos a lo largo de toda la película son continuamente fuente de diversión y no de miedo, realmente me pareció el colmo de la ridiculez -aunque supongo que Bedwell lo hizo como homenaje- que se utilizara como comic relief una escena en la que las muchachas ven, en televisión, la versión original de Más negro que la noche.
Si, a pesar de todo, de verdad tienen ganas de ver esta cinta, yo de corazón les recomiendo que se esperen a que salga en DVD, o en la tele abierta, pues el único impacto que tiene el 3D con el que la “dotaron” es el que va a provocar en su bolsillo, luego no digan que no les avisé.
Productor: Marco Polo Constandse, Marcel Ferrer, Alex García y Antonia Nava; director y guionista: Henry Bedwell, basado en una historia de Carlos Enrique Taboada; Fotografía: Marc Bellver: Edición: Marc Dominici; Música: Joan Valent; Reparto: Zuria Vega, Adriana Louvier, Eréndira Ibarra, Ona Casamiquela, Margarita Sanz, Josemaría Torre Hütt, Miguel Rodarte, Hernán Vera, Lucía Guilmáin, Sara Manni y Daniel Villar. Duración: una hora 36 minutos.