Lo de siempre: no dejarse engañar / País de maravillas - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Cuando yo era niña y me dejaban una tarea de investigar, tenía que acudir a la enciclopedia que teníamos en casa. Si no encontraba ahí lo que necesitaba, hacía una excursión a la biblioteca. Otras tareas, más fáciles, se resolvían con estampitas que se compraban en la papelería. En todo caso, las fuentes eran “confiables”, o por lo menos “oficiales”, y rara vez dudé de lo que leía. Hoy internet ha sustituido a la biblioteca y las monografías: El Rincón del Vago y Wikipedia son el nuevo Larousse Ilustrado y, en lugar de copiar a mano la información, se usan las teclas [control]+[c] y [control]+[v]: incluso utilizamos el término copipastear.

Eso no quiere decir que en mich tiempoch se aprendiera más: muchas veces copiábamos párrafos gigantescos sin ponerles ni un poquito de atención o atendíamos lo mínimo indispensable para contestar en clase pero, un par de horas después, los datos ya se habían esfumado de nuestro disco duro.

Con todo, el mayor problema de sacar toda la información de internet aparece, irónicamente, cuando sí ponemos atención y nos creemos algo que es falso. Y es que la red está llena de mentiras, fraudes, datos absurdos que no deberían extenderse, pero, como dijo Galileo: sin embargo se mueven.

Las más de las veces no pasa nada cuando caemos en un engaño de los muchos que se difunden todos los días por las redes sociales. Cuando encontramos notas desinformadas, o incluso deliberadamente falsas, publicadas en internet, el hecho puede no tener ningún efecto en nuestra vida. Rumores sobre series o películas, por ejemplo, o noticias escandalosas más o menos fabricadas, no son más que entretenimiento, información desechable para pasar el rato, y aunque no sepamos que son mentiras tampoco importa. Pero en ocasiones podemos quedar expuestos a información falsa que sí nos afecta: que terminamos utilizando (con resultados totalmente opuestos a los que esperábamos), que nos desorienta o perjudica nuestro ánimo. Y esto es mucho peor cuando quien pesca esa información es un niño o niña y la usa en una tarea. Lo primero es que cuenten con supervisión adulta a la hora de buscar información en internet, pero eso no es garantía: los adultos también caemos redonditos. Así que aquí van algunos consejos para protegernos de todo ello.

  1. Desconfía en general. Cuando nos llega enlace a algún artículo sobre un asunto que nos llama la atención, tendemos a creer que la información es cierta simplemente porque está asentada: porque alguien más la ha escrito ya. Pero no hace daño practicar un poco el escepticismo. Si algo nos llama la atención, invertir un poco de tiempo para verificar la información puede ser una buena idea.
  2. Verifica la fuente de las notas enlazadas, (a) ¿Es de un sitio de broma? Siempre es embarazoso el ser burlado: el descubrir que tal idea o noticia en la que creímos, y que incluso defendimos (o difundimos) es una mentira. Para no aparecer en las anécdotas graciosas de alguien más (“Se creyó todo, cayó redondo”), hay que recordar, primero, que en internet se publica deliberada y constantemente información falsa, simplemente para entretener, en sitios especializados como The Onion, El Deforma o El Mundo Today, entre muchos otros.
  3. Verifica la fuente de las notas enlazadas, (c) ¿Es confiable? La más difícil de verificar es aquella información que no tiene apariencia evidente de falsedad y no proviene de un sitio inmediatamente identificable como depósito de ficción o información deliberadamente falsa. Aquí hay que aplicar algunas reglas empíricas. Hay que tener cuidado con lo que diga cualquier celebridad del espectáculo o del deporte, por ejemplo, y más si se trata de un tema ajeno a su trabajo (por ejemplo, sobre medicina, ciencia o política). Hay que tener cuidado también con todo lo que tenga el aspecto de una teoría conspiratoria: de presuntas verdades “suprimidas” o “combatidas” por “autoridades”.
  4. Acércate a la enciclopedia. La diferencia entre una enciclopedia impresa y lo que te encuentras en Wikipedia o El Rincón del Vago está en que en la primera hay alguien que se hace responsable de la información. La democratización de la información es genial, pero tiene como daño colateral que cualquiera puede cambiar una entrada en Wikipedia y, aunque después ésta sea corregida, quien haya tenido la mala suerte de copiarla en ese momento, se quedará con datos erróneos. Si, para colmo, los sube como si fueran un ensayo al Rincón del Vago u otro sitio de acopio de tareas, la mentira puede durar mucho, mucho tiempo.

Es triste reconocerlo, pero en una época en la que potencialmente deberíamos tener a nuestro alcance más información fidedigna que nunca antes en la historia, estamos constantemente sujetos a lo opuesto: chismes, mentiras, tonterías. Y antes de que nuestro niño, niña o adolescente conteste en un examen que el hombre jamás llegó a la luna, que los dinosaurios siguen existiendo en una isla del Pacífico, que las vacunas son perjudiciales o que el cuerpo humano no necesita agua o alimentos para sobrevivir, será mejor que revisemos bien de dónde saca la información de sus tareas.

Encuentras a Raquel en twitter: @raxxie_ y en su sitio web: www.raxxie.com


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