- Se discutió sobre los retos que tienen los medios de comunicación en la difusión de los procesos históricos y su vinculación con el presente
- Representantes de diversos medios locales enfatizaron la falta de interés del lector por hacerse de información menos llamativa pero con mayor sustento periodístico
Durante las actividades del primer día de la Quinta Semana de Historia de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), el Auditorio Ignacio T. Chávez se convirtió en el escenario de una importante discusión acerca de los retos que tienen los medios de comunicación en torno a la difusión de los procesos históricos. Mediante un modelo de debate, comunicadores del estado deliberaron sobre las deficiencias existentes en dicho sistema de difusión.
Edilberto Aldán, director editorial de La Jornada Aguascalientes, se remontó al 27 de octubre de 1914, cuando durante la celebración de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, llevada a cabo en el Teatro Morelos, Antonio Díaz Soto y Gama, representante de la facción zapatista, rechazó el proceso mediante el cual llegarían a un acuerdo el resto de las facciones con la firma de la bandera de México, recordando que el mismo Soto y Gama, según cuentan algunas versiones, llegó a mofarse del hecho y orinó la bandera, provocando semejante conflicto entre los representantes revolucionarios.
Edilberto Aldán hizo mención de dicho pasaje para volver al presente y ejemplificarlo con la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, principalmente las redes sociales, y aseveró que los medios no han sabido enfrentar el reto de llevar el aquí y el ahora a los lectores, argumentando que ya no se piensa en transmitir historia, sino en “apantallar”.
Joel Grijalva, académico y colaborador de La Jornada Aguascalientes, puso énfasis en establecer el proceso de desvinculación al que se enfrenta la sociedad que no logra hilar la historia con el presente, donde dijo, los medios cuentan con una importante responsabilidad, teniendo “una aberrante postura ante la historia”. Se basó en una anécdota de una ciudadana israelí conmovida por los sucesos del holocausto nazi, pero que se mostraba a favor de la desaparición de la Franja de Gaza, motivo del conflicto entre Palestina e Israel.
Advirtió que el presente toma a la historia desde una perspectiva pasadista, que genera realidades ajenas, “se convierte en decoración de la televisión, lujo de los periódicos y capricho de los viejitos”.
Por su parte, Librado Jiménez, productor independiente, basó su crítica en la pérdida de la importancia a la que se ha sometido a los documentales, y tomó varios pasajes de la historia y los conflictos revolucionarios tanto en México como en otros países, para hablar de la necesidad de volver a esa forma de manifestación.
Concluyendo con la primera etapa del debate, Matías Lozano, columnista de diversos medios locales, afirmó: “Los empíricos hacemos lo que los académicos han dejado de hacer”, y subrayó la importancia que tiene combinar los análisis del presente con los estudios del pasado, característica con la que, dijo, no cuentan los actuales reporteros de los diferentes medios.
Víctor González Esparza, quien fungiría como moderador de la discusión, replanteó las diferentes posturas, que continuaron siendo vertidas, encabezadas nuevamente por el director editorial de La Jornada Aguascalientes, quien una vez más habló de la posición que han adoptado los medios en torno a dejar de lado la información para generar notas que llamen la atención, criticando también la postura de los lectores acerca de su poco interés por la información importante.
Joel Grijalva habló sobre el papel del proceso lingüístico en la comunicación, relacionado con la referencia pasado-presente. Mientras que Matías Lozano cuestionó la falta de una cultura en la lectura, sobre todo entre los estudiantes, y Librado Jiménez enfatizó en la importancia de dar un vuelco a la promoción de las experiencias pasadas.
Como corolario de la discusión, el moderador cuestionó cómo hacer para solventar las deficiencias, a lo que Joel Grijalva respondió con el problema de la comercialización y propuso generar contenidos donde se refleje el presente sustentado en el pasado.
Edilberto Aldán propuso que la información no debe ser obligadamente divertida o entretenida, sino que cumpla con su función comunicadora con base en el análisis, además de llamar el interés de los lectores, quienes, por su abandono, han obligado a los medios a depender de las subvenciones de los gobiernos.
Matías Lozano expuso que los medios cada vez más limitan el espacio de la creatividad, lo que los ha orillado a generar contenidos banales, que se han traducido en la pérdida de su rumbo. Y Librado Jiménez agregó la importancia de los documentales como herramienta de contextualización sobre los pasajes de la historia.
Durante la sesión de preguntas y respuestas, Andrés Reyes Rodríguez, jefe del Departamento de Historia, aceptó la deficiencia en torno a la cultura de la lectura y subrayó que ésta debería ser un acto placentero y no una obligación; culpó al sistema educativo de dicho fenómeno y al desinterés de la población misma. Asimismo, añadió: “Hace falta agregar crítica a lo que existe sin derrumbar la historia y mitos de las naciones”.
Alfredo Ávila, académico de la UNAM, cuestionó acerca de los contenidos de los medios y la desvinculación existente, obteniendo respuesta por Aldán Ahedo, quien reflexionó acerca de la obligación que tienen los historiadores y académicos de hacer de sus estudios algo interesante, sin que ello signifique que sean banales.