Los escaños plurinominales (Primera parte) - LJA Aguascalientes
14/11/2024

La semana pasada y por primera vez desde que llegó a la Presidencia Nacional del PRI, César Camacho hace un planteamiento que lo coloca en las primeras planas de los medios de comunicación. Plantea que el PRI iniciará una consulta nacional para saber si los ciudadanos se manifiestan a favor o en contra de sostener la figura de diputados y senadores por el principio de representación proporcional.

Este puede ser un planteamiento que aparenta una preocupación por recoger el sentir de los ciudadanos de este país, pero si hacemos una revisión un poco más cuidadosa, nos percataremos de que es una maniobra política que está muy lejos de cumplir con el objetivo que se dice tener.

Es un planteamiento demagógico que en el fondo pretende enfrentar a los ciudadanos con los representantes populares de este país. No es difícil inferir el gran desprestigio que tienen los diputados y senadores en México. Su nivel de respetabilidad y confianza está en el penúltimo lugar sólo por debajo de las corporaciones policiacas.

Los políticos y sus partidos están muy desprestigiados, por lo que es de esperarse que la consulta popular arroje resultados que ya todos conocemos. Pero independientemente de la impopularidad que tiene los diputados y senadores de este país y más aún los plurinominales, no es un asunto que se pueda adoptar con un criterio de simpatía porque detrás de esto hay una serie de elementos que hay que considerar con mayor detenimiento.

En primer lugar tenemos que decir que tomar una posición obliga a hacer un análisis con mayor detenimiento porque es un asunto que está relacionado al sistema democrático, al sistema electoral, al régimen electoral, al sistema de partidos y por consecuencia, al sistema político mexicano.

Recordemos que después de la revolución mexicana el sistema político estuvo sostenido por un partido único. La falta de libertad política y el derecho a pertenecer a un partido distinto al PRI, era un asunto impensable.

Cuando México pasa de ser un país rural a una población predominantemente urbana, se inicia una serie de cuestionamientos al régimen político imperante, principalmente por los sectores urbanos escolarizados. La demanda por libertad política tuvo su clímax en 1968, cuando el Estado mexicano respondió a estas demandas libertarias con una brutal represión a los estudiantes universitarios del país.

Como el sistema político no tenía espacio de representación política fuera del partido oficial, las demandas y los enfrentamientos con la élite gobernante llegaron a cuestionar la legitimidad del régimen, y en 1977 se incorpora al sistema electoral por primera vez desde la revolución, la posibilidad de que las minorías emergentes, o los partidos diferentes al PRI, pudieran obtener su registro y como consecuencia representación en la Cámara de Diputados.

Hasta ese momento el sistema electoral era un sistema de representación mayoritaria y en las elecciones intermedias de 1979, México asume el modelo mixto. Se mantiene la fórmula de representación mayoritaria, aunque existe la posibilidad de tener una representación que aún sin ganar la mayor cantidad de votos, se pueda acceder a la Cámara de Diputados siempre y cuando se obtenga un mínimo de 1.5% de la votación.


En ese proceso electoral se incorporaron diputados de minoría. 46 diputados del PAN (ganó 4 de mayoría y 42 plurinominales) 18 del Partido Comunista, 12 del PPS, 12 del PST, 10 del PDM y 10 diputados del PARM. De 186 diputados que conformaban la Cámara baja, se pasó a 400 para garantizar que el PRI mantuviera la mayoría absoluta.

La presión social se mantuvo y aunque el Estado seguía reprimiendo a los sectores críticos al gobierno, poco a poco y no sin resistencia de la élite priísta, se fue cambiando el marco legal electoral. Tiempo después se incorporó esta figura en el Senado, y desde entonces se ha ido consolidando el sistema de partidos y con ello el abanico de oferta política del país.

Muchos me dirán y con mucha razón, que hoy vivimos escenarios diferentes. Que la democracia y la pluralidad política en México aunque imperfecta, es una realidad. Efectivamente este es un argumento sólido y totalmente válido, y aunque la democracia en nuestro país está en proceso de consolidación, hoy la realidad política tiene otro tipo de complejidades que analizaré en la próxima semana. Describiré los elementos a favor y en contra de lo que es y lo que significa en los nuevos escenarios políticos, la representación proporcional en el Congreso de la Unión.

Mi correo: [email protected]

Twitter: @normaglezz.


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