“Detrás de cámaras” del periódico A sangre fría - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Por: Mauricio Bares

Me gustaría hacer unas precisiones a los comentarios del escritor J.M. Servín incluidos en la nota de Iván Farías “Negra y criminal/En el principio fue la sangre”, aparecida en este medio (07/04/2014) y de la cual apenas me enteré hace unos días.

En la nota se sitúa al periódico A sangre fría, una publicación que cofundamos el propio Servín, Delia M. y yo, como el origen de dos proyectos editoriales vigentes hoy en día. Entrevistado para la nota, Servín afirma sobre A sangre fría: “Luego de casi dos años, con el último número ya en imprenta (fueron cuatro) yo me fui de bracero a Estados Unidos, y Bares y Delia prefirieron renunciar al proyecto”.

A sangre fría no duró dos años sino apenas seis meses, como consta en los ejemplares. El primer número apareció a mediados de junio de 1993 con la intención de ser mensual. Una tarde, a principios de julio, Servín me dijo que al día siguiente se iría a Nueva York y no supimos de él mientras la publicación estuvo viva. Su libro Por amor al dólar* abre con una foto que dice “Manhattan en el verano de 1993”, en la página 15 apunta: “El bochorno paralizaba la actividad de esa tarde de julio de 1993”, y más abajo: “Llegué al Bronx un 4 de julio…”.

Al no contar con su trabajo ni su aportación económica, el segundo número salió a finales de julio. El tercero tuvo que salir “bimestral”: agosto/septiembre. El último salió en diciembre de 1993.

De tal forma que a partir del segundo número, junto con Delia M. y un puñado de amigos, saqué otros tres números hasta que el proyecto se volvió inviable, pues todos los gastos fijos así como la papelería y la documentación corrían por mi cuenta: comprábamos tres periódicos a diario y cantidad de revistas semanal y mensualmente (¿si no, de dónde sacábamos las notas y las fotos que robábamos con total impunidad?).

Todos los involucrados en cada uno de los números aparecen en los créditos y son localizables: Víctor Hugo Rivera Carro, que escribió varias notas emblemáticas y se encargó del proceso de impresión; Héctor Ballesteros, autor de la columna Arquitectura y Madrazos; Antonio García Huerta y René Soto, que junto a Héctor Rodríguez fueron el motor de la publicación; René Velázquez de León, diseñador; Alejandro Guerrero Massad, uno de nuestros mejores fotógrafos; lo mismo que colaboradores como Guillermo Fadanelli, Rogelio Villarreal, o gente con proyectos cercanos como Carlos Martínez Rentería y Bernardo Esquinca.

Por lo demás, la nota de Iván Farías es impecable.

Agradezco a Edilberto Aldán, director editorial de este diario, la posibilidad de hacer estas aclaraciones aquí mismo.



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2 thoughts on ““Detrás de cámaras” del periódico A sangre fría

  1. La Jornada Aguacalientes publica hoy esta nota aclaratoria en la que Mauricio Bares desmiente información aportada a ese medio por J. M. Servín referente a la gestión del periódico “A Sangre Fría” (1993). Gracias a mi experiencia -al lado de otros amigos- como colaborador cercano con ese proyecto, creo poder ayudar a despejar algunas dudas que persistan al respecto compartiéndoles los siguientes datos: 1) efectivamente: J.M. Servín se ausentó del país poco después de haber aparecido el primer número del tabloide (saldrían cuatro números en un periodo de siete meses); 2) por lo tanto la mayor parte de la labor editorial recayó -desde esa etapa tan temprana del proyecto- en Mauricio Bares (y en la práctica la publicación subsistiría -me consta que hasta donde fue posible- gracias a él; gracias a los miembros del consejo editorial -no ausentes- y al apoyo de los colaboradores).

  2. Efectivamente, el morboso y frívolo tabloide “A Sangre Fría” tuvo una breve existencia (apenas el segundo semestre de 1993), aunque muchos hubiéramos querido más números de aquella publicación que, como apunta el Editor y escritor Mauricio Bares, fue sostenido prácticamente por él en su improvisada oficina muy cerca del Parque Hundido donde creábamos y recreábamos las notas y crónicas, se seleccionaban las imágenes y se bebía mucho alcohol. Fue una lástima que el otro escritor (para mi gusto uno de los mejores) J. M. Servín haya abortado tan tempranamente el proyecto.

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