Negra y criminal - LJA Aguascalientes
22/11/2024

En el principio fue la sangre

Me parece curioso que dos sellos editoriales tengan un mismo origen, la recientemente desaparecida revista Alarma! Bueno, no precisamente, pero sí un sucedáneo que se llamó A Sangre Fría, que recuperaba de ella su “amarillismo de fondo” y del Semanario de lo insólito, sus enfebrecidos encabezados.

En la primera mitad de los noventas, el medio intelectual estaba lleno de pedantería y verticalidad. Los suplementos culturales estaban dedicados expresamente a lo que se conoce como “Gran Cultura” y de ninguna manera estaba permitido el humor, sino que había que ir impostando la voz. Es por eso que comenzaron a circular revistas que como ácido comenzaron a desgarrar este corsé literario: La PusModerna, Moho y Generación. Cada una a su modo rompía ese duro molde de lo que se entendía por cultura. Detrás ellas estaban tres personajes que hoy, a más de veinte años, siguen trabajando: Rogelio Villarreal, Guillermo Fadanelli y Carlos Martínez Rentería.

“En aquellos años los medios impresos convencionales (periódicos sobre todo) eran muy cerrados, clasistas y reaccionarios, y era muy complicado que publicaran nuestros textos sin pasar por un tamiz de censura o menosprecio. Nos animaba el espíritu del Do it yourself punk. Formábamos parte del terrorismo literario y editorial de aquellos años”. Cuenta J.M. Servín en entrevista para quien esto escribe.

Pero sería el tabloide A Sangre Fría, quien verdaderamente vendría a cimbrar y demostrar que la alta cultura estaba momificada y anquilosada. Con apenas cuatro números armados con un humor corrosivo e imparable y con la inmediatez de la cultura popular (esa que se gesta entre los que están vivos), propondría cosas que ahora, muchos años después, intentan vendernos como nuevos.

A Sangre Fría, nacida y asesinada en 1993, fue una respuesta inmediata, punk, casi un fanzine. Tras la idea de J.M. Servín y de Delia M. de publicar periódicamente cuatro paginitas fotocopiadas en tamaño doble-carta que se regalaran y que contuvieran algo de nota roja y rock, se me ocurrió proponer un tabloide de 16 páginas que homenajeara a tan respetables publicaciones como el Alarma! y el Insólito!, así como a las clásicas secciones de otros medios, como “la 3” del Ovaciones, todas las secciones de horóscopos, y los rincones sentimentales del Contenido”, cuenta Mauricio Bares.

“La captura de textos y las bacanales con los colaboradores se hacían en el depa de Bares en la colonia Nochebuena, era céntrico y a Bares le encantaba tener visitas en su casa. Luego de casi dos años, con el último número ya en imprenta (fueron cuatro) yo me fui de bracero a Estados Unidos, y Bares y Delia prefirieron renunciar al proyecto”, remata Servín.

Curiosamente, Bares también haría un viaje como mojado, pero a Holanda. Ambos escribirían textos autobiográficos de estas experiencias. Por Amor al dólar, de Servín, y Ya no quiero ser mexicano, de Bares. Años después, ya maduros como escritores y personas, ambos creadores comenzarían una nueva faceta, esta vez como editores. Los dos comparten la búsqueda de nuevas voces, de legar obras propositivas a la literatura mexicana. El policiaco o cuando menos la crónica criminal, esta búsqueda por lo oscuro, lo sórdido, está metido hasta los hueso dentro de ellos.

Producciones El Salario del Miedo es el sello que Servín, al lado de Bibiana Camacho, dirige. “Pronto publicaremos el Cuaderno de Periodismo Gonzo I, Nadie es inocente, que es un homenaje a la época de oro de la crónica policiaca mexicana. Vendrán textos de José Revueltas, Elena Garro, José Ramón Garmabella y Luis Spota, entre otros destacados cronistas y escritores. Conjuntamente publicaremos como un solo libro un diccionario del hampa y uno ‘Canero’, es decir, del habla del presidio y de los bajos fondos chilangos de antaño”, cuenta Servín.


Por su parte, aunque Bares es ya un editor veterano, fue hasta hace pocos años que se dedicó en exclusiva a su editorial Nitro/Press, al lado de Lilia Barajas. En este sello se han publicado las antologías Lados B, que dan paridad tanto a hombres como a mujeres y por donde han pasado una variopinta cantidad de plumas. Además ha rescatado del olvido libros tremendos como Gumaro de Dios, el caníbal o Matar y Mujeres que matan.


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