Entrevista con Friedrich Katz
Salvador Camacho Sandoval
La Convención Revolucionaria de 1914 realizada en Aguascalientes fue, sin duda, uno de los acontecimientos más importantes en la discusión sobre el futuro de México, una vez derrotado a Victoriano Huerta. En esta convención -como ya se ha venido comentando en este espacio de La Jornada Aguascalientes– se reunieron hombres inteligentes que pretendieron terminar con la confrontación entre los mismos revolucionarios y comenzar a construir un país estable y próspero.
Sobre el nivel de participación de los intelectuales en la revolución (1910-1920) existen importantes escritos, pero el tema aún merece ser analizado y discutido. A continuación se presenta una entrevista que realicé hace ya algunos años a uno de los expertos de la Revolución Mexicana: Friedrich Katz, el cual ofrece información y opiniones novedosas y sugerentes.
Salvador Camacho Sandoval (SCS): …investigadores como Alan Knight y otros se han planteado la necesidad de estudiar con mayor profundidad a los intelectuales. ¿Por qué usted ahora se ha sumado a esta inquietud? ¿Por qué estudiar a los intelectuales que participaron en la Revolución? ¿Qué es lo que hay detrás de esta preocupación académica e intelectual?
Friedrich Katz (FK): El problema que me ha interesado aquí es el hecho de que la Revolución Mexicana es diferente, en su forma, de otras revoluciones, en el sentido de que las revoluciones del siglo XVIII (la francesa, la norteamericana) y las del siglo XX (rusa, china, vietnamita, cubana) tienen un rasgo en común: en todas hubo intelectuales que dirigieron organizaciones políticas y que de hecho hicieron la revolución. En México, excepto en la época maderista, este fenómeno no se vio, ni hubo organizaciones políticas, ni hubo intelectuales que dirigieran el movimiento revolucionario. Entonces surge naturalmente la pregunta: ¿qué papel tuvieron los intelectuales en la Revolución Mexicana? Además hay otra diferencia interesante: en todas las revoluciones del siglo XX, sin excepciones, incluso en las revoluciones recientes de Europa oriental, jugaron un papel muy importante los estudiantes. Lo mismo puede decirse de los movimientos latinoamericanos; en ellos también los estudiantes jugaron un papel de primera magnitud. Pero en México, en cambio, no. De hecho, una reciente tesis muy interesante, hecha aquí en Chicago por Javier Garciadiego, muestra que los estudiantes de la Universidad de México no sólo no jugaron un papel importante en la Revolución, sino que muchos parecen haber apoyado a Huerta. Entonces obviamente hay muchas diferencias muy profundas entre la Revolución Mexicana y otras revoluciones. Y es así que dentro de este marco me interesó saber qué papel jugaban los intelectuales.
SCS: Respecto al lugar que ocuparon los intelectuales en la Revolución, me parece que aún hay desacuerdos básicos entre los historiadores porque, por un lado, no se tiene todavía claridad en torno a lo que es un intelectual y, por otro, hay diferencias en torno a lo que se espera que un intelectual haga o deje de hacer en la Revolución. Mi pregunta, entonces, retoma una vieja inquietud en torno a cuáles deben ser los atributos de una persona para poder ser considerada como intelectual.
FK: Cuando yo hablo de intelectuales lo hago de una manera relativamente estrecha, es decir, pienso en ideólogos, en alguien que forma una ideología. No pienso en si alguien ha estudiado o no, o si tiene una carrera o no. Básicamente pienso en un ideólogo, en papel de un ideólogo. En ese sentido pienso en el papel de los intelectuales.
SCS: Tengo aquí algunas opiniones de intelectuales revolucionarios sobre la participación que ellos mismos tuvieron en la Revolución. Los testimonios son del zapatista Gildardo Magaña y de los carrancistas Félix F. Palavicini y Luis Cabrera. Este último, unos años después de la agitación revolucionaria, dijo que los intelectuales carrancistas sólo habían dado forma a las decisiones del entonces Primer Jefe. Según este intelectual, Carranza “era el maestro y ellos sus discípulos”. Por su parte, Palavicini dijo algo semejante: “Todos éramos, al lado de Carranza, simples soldados de línea. El deber de todos consistía en sujetarnos estrictamente a su criterio orientador”. Por el lado del zapatismo se decía lo mismo. Magaña, uno de los principales dirigentes, escribió: “Mucho se ha hablado acerca de que alguno o algunos de los intelectuales que sucesivamente colaboraron con Zapata fueron el cerebro del movimiento suriano. Nada más inexacto. Zapata fue el cerebro que pensaba y el brazo ejecutor”. Mi pregunta es si a los ojos de un historiador de la Revolución Mexicana se puede decir lo mismo. Y si es así, entonces ¿qué papel jugaron gente como Magaña, Montaño, Cabrera, Palavicini, Múgica, Ángeles y otros?
FK: No estaría enteramente de acuerdo con lo que dicen Cabrera y Palavicini. No es coincidencia que ellos fueron intelectuales que apoyaron los aspectos más conservadores de Carranza. Es un hecho, por ejemplo, que en los debates del Constituyente el proyecto de Carranza fue rechazado, y que dentro del grupo que lo hizo y formuló los artículos 27 y 123 no se encontraban Palavicini ni Cabrera y sí intelectuales como Jara y Múgica, que tuvieron una participación muy importante. Esto ya demuestra que una afirmación como la de Cabrera o como la de Palavicini no corresponde enteramente al papel de todos los intelectuales revolucionarios. En cuanto al zapatismo, es algo diferente. Allí sí creo que en gran parte las ideas básicas, el Plan de Ayala, provinieron de Zapata, y no sólo de Zapata personalmente, sino que eran ideas profundamente imbuidas en el campesinado, y allí los intelectuales jugaron probablemente el papel que les asigna Gildardo Magaña.
SCS: ¿Se puede decir lo mismo en el caso del villismo?
No, en el caso del villismo era diferente. Francisco Villa tenía una actitud diferente a la de Zapata y aun a la de Carranza, en el sentido de que le interesaba mucho menos el aspecto intelectual, y dejaba las formulaciones intelectuales a otros. Aunque esto no valdría para toda la época villista. En 1913, cuando Villa ocupó Chihuahua y formuló un programa de gobierno junto con el periodista Silvestre Terrazas, las ideas quizá provinieron más de Villa, porque leyendo los artículos del periodista unos seis meses antes de que el líder norteño tomara el poder, se observa que era mucho más conservador que su jefe. Entonces, en 1913 Villa mismo formuló las ideas y Silvestre Terrazas solamente les dio forma. En este programa estaba básicamente la idea de expropiar los terrenos de los grandes hacendados, de hacer la reforma agraria después de la victoria militar. Estas ideas no provenían de intelectuales sino de Villa. Pero en 1914 y 1915 Villa dejó la ideología a Ángeles y a una serie de intelectuales, que en la Convención Revolucionaria formularon ideas sociales mucho más conservadoras de la que tenía su general. Francisco Villa les había dado una amplia libertad porque, en última instancia, la ideología le interesaba menos que a Zapata o a Carranza.
SCS: Usted ha hablando de diferentes papeles de los intelectuales en la Revolución Mexicana. Ha dicho que algunos intelectuales se inclinaron más por una actividad que usted llama mediadora, otros por una tarea administrativa y otros por una tarea propagandista. ¿En qué consisten estos tipos de trabajos intelectuales? ¿Quién los realizaba?
FK: Hasta ahora había hablado de los intelectuales en un sentido muy limitado, en un sentido de ideólogos. Si ampliamos la idea y vemos a intelectuales como hombres con cierta base, con cierta instrucción, entonces la situación cambia. Primero habría toda una serie de intelectuales que los jefes revolucionarios necesitaban para efectos administrativos. Palafox, que administró la reforma agraria en la zona zapatista, es un ejemplo. Cabrera, que fue administrador de finanzas con Venustiano Carranza, es otro caso. En segundo término, los jefes revolucionarios necesitaban intelectuales para hacer propaganda, especialmente fuera del país, y cada facción mandaba a sus intelectuales más inteligentes a Estados Unidos -por mencionar uno de los países más importantes para México- a tratar de influir en la opción norteamericana. Carranza envió frecuentemente a Cabrera, Villa mandó a Ángeles y Zapata no mandó a ninguno de los intelectuales pero dio una comisión similar a Francisco Vázquez Gómez. Esta función estaba estrechamente ligada con la función propagandista en el interior de México. Intelectuales como Heriberto Barrón, que fue el editor de una serie de periódicos carrancistas, jugaron un papel muy importante en la difusión de ideas a favor de las facciones revolucionarias que representaban. Un tercer grupo de intelectuales fue el que participó como mediador entre líderes y organizaciones populares. El Dr. Atl, por ejemplo, fue mediador entre Carranza y la Casa del Obrero Mundial. También había intelectuales que mediaban entre las facciones. Magaña, por señalar un caso, fue mediador entre Villa y Zapata. Finalmente, podemos hablar de los ideólogos, de los intelectuales formuladores de ideología. Aunque esta ideología en gran parte fue inspirada por los jefes revolucionarios, como ya se dijo.
SCS: Quiero preguntarle sobre los vínculos entre los intelectuales, con esta concepción amplia que acaba de señalar, y las tres fracciones revolucionarias: villista, carrancista y zapatista. ¿Por qué ciertos intelectuales se adherían a una facción y no a otra? Por ejemplo, ¿por qué gente como Gildardo Magaña se enlistó en las filas zapatistas y no con los carrancistas, cuando por su origen social coincidía más con éstos? En otras palabras, ¿qué sostiene la lealtad de los intelectuales hacia los políticos? ¿Convicciones ideológicas, lazos corporativos, caciquiles o familiares? ¿La posibilidad de movilidad social?
FK: Todo puede influir. Pero tengo la impresión de que en los intelectuales zapatistas era más bien el radicalismo. Muchos eran excolaboradores del magonismo, veían a Zapata y a su movimiento como el más radical, como el que quería hacer los más profundos cambios en la estructura social de México. Esto les atraía muchos hacia el zapatismo. Además tengo la impresión de que otro factor jugaba un papel importante: el hecho de que Emiliano Zapata respetaba a los intelectuales, que no tenía ideas antiintelectuales como otros revolucionarios. Lo que sería interesante saber es hasta qué grado los intelectuales zapatistas conocían el campo. No estoy enteramente seguro de que Magaña haya tenido verdaderamente una idea de lo que era el campo. Pero esencialmente en su caso era la realidad de Zapata la que lo atrajo. Además, él fue haciéndose zapatista en un periodo en que Zapata constituía la única oposición radical a Madero y ya habiéndose hecho zapatista en esta época se quedó zapatista. Para los otros intelectuales era un problema muy difícil de escoger entre Villa y Carranza. Muchos preferían a Carranza porque básicamente el movimiento carrancista era mucho más urbano. Para ellos era más fácil comunicarse con dirigentes de la ciudad que fueran obreros o gente de clases medias que con dirigentes campesinos o provenientes del campo. Además, lo que trajo a muchos intelectuales al carrancismo era el nacionalismo. De las tres facciones, el carrancismo era el más nacionalista y los intelectuales que tenían un profundo sentimiento nacionalista fueron muy atraídos por ese aspecto.